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Los agentes económicos exigen poner fin al retraso endémico en infraestructuras, mantener la nuclear y mejorar la red eléctrica. Otros retos son el paro (13,6%) y el desbloqueo de inversiones empresariales.
Extremadura celebra este domingo las primeras elecciones anticipadas de su historia y su economía vive un momento decisivo. Hay desafíos que vienen de lejos, como la demografía, el desarrollo rural, la reforma de la financiación autonómica y la puesta al día de sus infraestructuras. Otros retos son más recientes, como los planes del Gobierno para cerrar la central nuclear de Almaraz (Cáceres) y el potencial de sus recursos naturales. Entre ellos, el litio, que puede convertirse en una palanca para atraer inversiones de alto valor.
"Lo primero que necesitamos es un Gobierno estable y que tenga los apoyos parlamentarios que necesita, para que Extremadura aproveche la coyuntura de crecimiento", expone a EXPANSIÓN Javier Peinado, secretario general de la Confederación Regional Empresarial Extremeña (Creex).
Según destaca, en la nueva legislatura se debe "fomentar inversiones productivas", especialmente industriales, con el objetivo de diversificar un tejido económico donde predominan el sector primario y los servicios.
El reto demográfico
El debate sobre el modelo territorial está muy vivo en una comunidad que abarca las dos provincias más extensas de España: Badajoz y Cáceres. Esta última se situó en 2016 por debajo de los 400.000 habitantes, algo que no ocurría desde 1910. Por su parte, la de Badajoz no alcanza la barrera de los 700.000 habitantes.
Las dos provincias abarcan 24 comarcas y 388 municipios, de los que 341 han perdido población en los últimos diez años, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Hay 125 localidades con menos de 500 habitantes y sólo 13 sobrepasan los 10.000. Entre ellas, Badajoz (150.209 habitantes en 2025), Cáceres (95.651), y la capital autonómica, Mérida (60.132).
En total, en Extremadura residen poco más de un millón de personas, el 2,1% del total a nivel nacional. Es la quinta en superficie (8,2%), lo que la convierte en la autonomía con menor densidad de población, con 25 habitantes por kilómetro cuadrado.
Un futuro complicado a nivel demográfico
Las prospecciones del INE son desalentadoras. Augura la pérdida de 36.000 habitantes en los próximos 15 años, el 3,4% del total. Si a día de hoy en torno al 20% de la población tiene más de 65 años, este dato estará por encima del 30% en 2039.
A diferencia de décadas pasadas, "ahora no hay un éxodo masivo, pero por desgracia la población va a la baja", destaca Peinado.
Y pese a los efectos que tiene esta tendencia en el mercado laboral, las empresas tienen dificultades crecientes para cubrir vacantes, a pesar de ser "la comunidad con una de las tasas más altas de desempleo", el 13,6%, según la última Encuesta de Población Activa (EPA). Por delante, únicamente están Canarias, Andalucía, Ceuta y Melilla. "No somos un foco de atracción de población migrante y sufrimos la lacra del absentismo laboral, un reto compartido a nivel nacional", destaca.
Crecimiento
Según Airef, hasta septiembre, la economía extremeña creció un 2,5% interanual, tres décimas por debajo de la media española (2,8%). El PIB por habitante es de 25.224 euros, un 77,3% respecto a la media (32.633). De cara a 2026, la previsión es que la tasa de crecimiento se modere al 1,6%, dos décimas menos que la media española, según Unicaja.
El centro de estudios de la entidad andaluza destaca en su último informe de coyuntura el alza de las exportaciones, que en valor repuntaron un 9,1% en el primer semestre por la mayor demanda de conservas de fruta y verdura y el encarecimiento del caucho y sus derivados: neumáticos y cámaras.
Por sectores, según Unicaja, la agroalimentación genera el 13% del empleo y el 11% de la riqueza. Extremadura es la principal productora de tomates de España y lidera las cabezas de ovino, con una cuarta parte del total nacional.
Conexiones
El ferrocarril es la gran asignatura pendiente. En cuanto a la muy esperada línea de alta velocidad entre Madrid y Lisboa, el empresariado recela del último compromiso del Gobierno, esto es, que el trazado español esté listo en 2030 y el luso, en 2034. "Cómo no vamos a tener desconfianza, si lo prometió el expresidente José María Aznar", dice el dirigente patronal.
"La plataforma sólo discurre entre Mérida y Plasencia con material rodante que no es de alta velocidad; hasta Badajoz, es de vía única, y a partir de Plasencia, ni siquiera está claro el itinerario", lamenta. En la red viaria se están invirtiendo 80 millones de euros en la A-58, la conexión directa por autovía entre Cáceres y Badajoz. Las obras arrancaron en 2023.
Históricamente, las malas comunicaciones han dificultado la captación de inversiones. Navalmoral de la Mata (Cáceres) espera la planta de baterías del grupo chino Envision AESC. La corporación "sigue teniendo la fábrica entre sus objetivos prioritarios, pero se está ralentizando por la incertidumbre en torno al vehículo eléctrico y otros factores", dice el secretario general de Creex.
La minería está llamada a ser otro revulsivo. Extremadura tiene yacimientos de litio, de los que tres se han incluido en el nuevo plan de autonomía estratégica de la UE. Una de las minas que cerró está en el término municipal de Cáceres, San José de Valdeflores, y la firma australiana Infinity Metals propuso su reapertura. Sin embargo, "lo último que sabemos es que está paralizado", lamenta Serrano.
El debate energético
Desde la Cámara de Comercio de Badajoz, Mariano García cree que "Extremadura está en un momento decisivo para su desarrollo económico". "La disponibilidad, estabilidad y precio de la energía constituyen un factor crítico para la instalación y crecimiento" de los proyectos de biometano, hidrógeno verde y plantas de cátodos que están en marcha.
Uno de los asuntos que genera más división entre los partidos es el cierre de dos reactores nucleares de Almaraz, programado para 2027 y 2028. Ambos generan 3.800 empleos directos e indirectos y más del 5% del PIB extremeño. Es la "primera industria" de la comunidad, según un manifiesto en el que 80 entidades piden su continuidad.
"La opción que habría que valorar de manera seria sería instalar en la zona microreactores modernos, con grados de seguridad mayores", y que garantizarían el mantenimiento de la actividad en toda la comarca del Campo Arañuelo, concluye Peinado, que reclama también mejoras en la red ante el déficit de potencia que viven muchos polígonos, lo que dificulta atraer nuevos proyectos empresariales.
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