La OCDE revela una fractura en la política tributaria global: mientras las economías avanzadas buscan reconstruir sus reservas fiscales, las naciones más modestas recurren a exenciones y deducciones para atraer inversión.
En un entorno económico global que aún busca estabilizarse tras los choques inflacionarios de los últimos años, los países de ingresos bajos y medios han tomado un camino distinto al de los desarrollados. Según el último Policy Brief publicado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), estas jurisdicciones han optado en 2024 por implementar beneficios fiscales y reducciones dirigidas, en lugar de aumentos generales de impuestos, con el objetivo de estimular el crecimiento y aliviar la presión sobre los hogares.
El informe, que analiza las reformas de 31 jurisdicciones -incluyendo a México, Brasil, Colombia, Perú, Argentina y Sudáfrica-, destaca que la prioridad para estos gobiernos sigue siendo la reactivación económica y la formalización, a diferencia de las economías de altos ingresos, que han comenzado a retirar los apoyos de la era Covid para aumentar su recaudación.
La receta corporativa: zanahoria en lugar de palo
Uno de los hallazgos del documento es la gestión del Impuesto sobre Sociedades. Lejos de la tendencia global hacia la armonización de tasas mínimas, las economías emergentes han recurrido a la expansión de incentivos fiscales para atraer capital a sectores estratégicos. "Las medidas de reforma del Impuesto sobre Sociedades consistieron generalmente en incentivos fiscales nuevos o ampliados para fomentar la inversión", señala el informe.
Entre los casos destacados se encuentra México, que otorgó una deducción inmediata del 100% para inversiones en ciertas zonas industriales durante sus primeros seis años de operación, una maniobra para capitalizar el fenómeno del nearshoring (estrategia de externalización empresarial que consiste en trasladar procesos de producción o servicios a países vecinos o cercanos, en lugar de a destinos lejanos como en el offshoring). Del mismo modo, Perú extendió la depreciación acelerada para inversiones en energías renovables y créditos fiscales para proyectos de restauración.
Incluso en África, la tendencia es similar. Namibia, por ejemplo, anunció una reducción gradual de su tasa corporativa del 32% al 30% con el objetivo explícito de atraer inversión extranjera.
Aunque algunos países aplicaron impuestos a las ganancias extraordinarias (como los bancos en Ucrania o sectores extractivos en otras latitudes), la norma general fue el alivio fiscal para fomentar la industria.
El consumo y el bolsillo de los ciudadanos
La estrategia de "alivio antes que recaudación" también se reflejó en los impuestos al consumo (IVA). Dado que los países de ingresos medios dependen en gran medida de estos impuestos (que representan cerca del 50% de sus ingresos tributarios), cualquier modificación tiene un alto impacto social.
El informe detalla que la mayoría de las reformas al IVA en 2024 buscaron fomentar el consumo mediante tasas reducidas o la ampliación de listas de exenciones.
- Nigeria y Azerbaiyán introdujeron exenciones de IVA para apoyar la infraestructura de energías limpias y vehículos eléctricos.
- Turquía mantuvo alivios fiscales temporales para la reconstrucción tras los terremotos de 2023.
- Mauricio eliminó el IVA en una amplia gama de bienes esenciales, desde semillas agrícolas hasta productos para bebés.
Estas medidas contrastan con las naciones ricas, que en 2024 comenzaron a revertir las bajadas de IVA implementadas durante la crisis energética para volver a llenar las arcas públicas.
El riesgo de la baja recaudación
Si bien esta estrategia busca dinamizar la economía, la OCDE advierte implícitamente sobre el desafío de la sostenibilidad fiscal. La brecha de recaudación sigue siendo abismal: mientras que los países de altos ingresos recaudan en promedio más del 31% de su PIB, los países de ingresos bajos apenas alcanzan el 13,5% y los medios el 19%.
Al renunciar a ingresos mediante incentivos y deducciones, estos países dependen cada vez más de la modernización de la administración tributaria y la lucha contra la informalidad para mantener sus cuentas en orden.
En el ámbito del IRPF, las reformas se centraron casi exclusivamente en elevar deducciones y umbrales exentos para proteger el poder adquisitivo de los trabajadores ante la inflación. Belice y Namibia aumentaron significativamente sus umbrales libres de impuestos, y Kenia introdujo deducciones para fomentar el ahorro y la protección social.
Dos velocidades, dos estrategias
El informe de 2025 deja clara una realidad bifurcada. Mientras el "norte global" utiliza la política fiscal para financiar la transición climática y la salud (aumentando impuestos ambientales y al consumo nocivo), el "sur global" utiliza sus códigos tributarios como herramientas de supervivencia económica y atracción de inversiones.
La pregunta que queda en el aire es si estas economías podrán mantener los incentivos fiscales a largo plazo sin comprometer su capacidad para financiar servicios públicos esenciales, en un mundo donde la deuda y las necesidades sociales siguen en aumento.
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