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Así maniobró Francisco para que Prevost le sucediera en la silla de San Pedro

Así maniobró Francisco para que Prevost le sucediera en la silla de San Pedro
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Dos vaticanistas reconstruyen los pasos que llevaron a la elección de León XIV en menos de 24 horas

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Imagen de archivo del cónclave en el que se decidió la elección de Robert Prevost como nuevo Sumo Pontífice. Afp Así maniobró Francisco para que Prevost le sucediera en la silla de San Pedro

Dos vaticanistas reconstruyen los pasos que llevaron a la elección de León XIV en menos de 24 horas

Pedro Ontoso

Lunes, 15 de diciembre 2025, 00:20

... cónclave. Cuando Piers Morgan, el polémico periodista adorado por el movimiento MAGA, le preguntó quien era su favorito, contestó sin titubeos: «Creo que será uno de los 'outsiders', uno de los más progresistas, que es el cardenal Prevost. Ciertamente está en la 'lista corta' (un tapado)». El ex estratega jefe de la Casa Blanca acertó de pleno.

La información que manejaba el líder ultraderechista, con amigos en servicios de inteligencia, también circuló por los sacros palacios, porque enseguida se conformó un lobby hostil, que intentó debilitar la candidatura de Prevost torpedeando su credibilidad con acusaciones de haber encubierto algún caso de abuso eclesiástico. Siete meses después de su elección, todavía se insiste en ese supuesto escándalo. Dos veteranos vaticanistas, Gerard O'Connell y Elisabetta Piqué, han reconstruido aquellas horas de vértigo en el libro 'El último cónclave' (arpa).

Orden en la confusión

Los lobbies actuaron en un intento de controlar el cónclave. También hubo movimientos en algunas sedes diplomáticas. A solo tres días de entrar en la Capilla Sixtina, las negociaciones y reuniones reservadas para urdir alianzas continuaron a un ritmo frenético. Daba la sensación de que el sector conservador estaba mejor organizado para mover sus fichas. Promovían un perfil ortodoxo que «ponga orden en la confusión que ha creado Francisco». Se vendió la candidatura del cardenal húngaro Peter Erdö. Un grupo de cardenales presionaron en favor de la candidatura del secretario de Estado, Pietro Parolín, una figura diplomática e institucional. Pero Parolín no era el delfín de Francisco.

Fue en la novena congregación cuando saltó el nombre de Robert Prevost, un prelado de 69 años que fue prior general de los agustinos y trabajó casi veinte años en Perú, ocho de ellos como obispo de Chiclayo tras ser designado en 2014 por Francisco. En 2023, el Papa argentino quiso traerlo a la Curia romana para ponerlo al frente de uno de los 'ministerios' más importantes, el Dicasterio para los Obispos, y de la Pontificia Comisión para América Latina.

Tenía puesta la mira sobre él. En 2019 le nombró miembro de la entonces Congregación para el Clero. En 2020 le designó para investigar un 'marrón' interno en Perú, que resolvió con éxito. En 2022 le pidió que fuera prefecto (ministro) del Dicasterio para los Obispos, designación que llegó el 30 de enero de 2023. Ya participaba en otros seis. En septiembre de ese mismo año lo creó cardenal. Se reunieron más de 54 veces, convirtiéndose en una de las personas de su mayor confianza. Incluso, le invitó a acompañarle en sus dos últimos viajes al extranjero, a Luxemburgo y a Córcega. Apenas dos meses antes de morir le promovió al orden de los cardenales-obispos, el rango más alto del colegio. Francisco estaba dejando señales.

«Es de los nuestros»

Los corresponsales de América Magazine y de La Nación aseguran que algunos de los primeros sostenedores de Prevost para el papado provenían del grupo de 23 cardenales electores que forman parte de los treinta miembros del Dicasterio para los Obispos. Arrancó el arzobispo de Chicago, Blase Cupich, pero fue el alemán Reinhard Marx quien tomó el timón y organizó reuniones privadas para hablar de la candidatura. El arzobispo de Lima, Carlos Castillo, la vendió entre los purpurados latinoamericanos: «Aunque 'gringo', es de los nuestros», publicitó.

De manera silenciosa se fue construyendo una red de partidarios de Prevost. En una porra entre periodistas cualificados, el exdirector de la Sala de Prensa del Vaticano, Greg Burke, apostó por el cardenal agustino. Un influyente purpurado predijo que el nuevo pontífice «hablará inglés». Otra fuente 'socializa' que se necesita un Papa «antiTrump». Entre los cardenales electores, además, hay un grupo importante que provienen de órdenes religiosas, lo que le favorece.

Se da por hecho que el cardenal misionero entrará en el cónclave con más de una veintena de votos asegurados en la primera vuelta. Su posibilidad de elección dependerá de cuántos votos reciba en las dos primeras votaciones, porque al húngaro Erdö se le suponen al menos 30 apoyos. Los electores están divididos entre quienes quieren seguir las huellas de apertura y reforma de Francisco y quienes persiguen ponerles un freno. Nadie cuenta con los 89 votos (de 133) para ser elegido.

La primera votación arroja sorpresas. Más de 30 candidatos han obtenido votos, pero sólo tres superan la veintena, y por este orden: Erdö, Prevost y Parolín. En la segunda votación, Prevost escala a la primera posición, seguido de Parolín y Erdö. El cardenal de Marsella, Aveline, se cuela como cuarto. En la tercera ronda se cae Erdö en favor de Aveline, pero Prevost sigue sumando. En el cuarto escrutinio estallan los aplausos: Robert Prevost ha recibido 108 votos. Parolín le hace la pregunta de rigor. ¿Cómo quieres ser llamado?: «Leone».

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Fuente original: Leer en Diario Sur - Ultima hora
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