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De fotógrafo del pueblo a 'voluntario ejemplar' para los enfermos oncológicos de Estepona

De fotógrafo del pueblo a 'voluntario ejemplar' para los enfermos oncológicos de Estepona
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Juan Ordóñez Bazán, elegido por sus propios compañeros de la AECC

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Juan Ordóñez Bazán recibe de manos de la presidenta de la AECC en Estepona, Julia Crespo, el reconocimiento de 'Voluntario Ejemplar 2025'. SUR. De fotógrafo del pueblo a 'voluntario ejemplar' para los enfermos oncológicos de Estepona

Juan Ordóñez Bazán, elegido por sus propios compañeros de la AECC

Emma Pérez-Romera

Estepona

Miércoles, 24 de diciembre 2025, 13:43

... más de diez años, acaba de ser reconocido en la III Edición Provincial de los Premios Voluntarios del Año de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), un galardón que distingue a un voluntario de cada sede de Málaga con una peculiaridad: son los propios voluntarios de las distintas sedes los que otorgan este galardón. «Eso es lo que más me emociona», reconoce. «Pero en esta asociación hay personas incluso mejores que yo».

La AECC en Estepona, con apenas dos años de vida, ha experimentado un crecimiento vertiginoso. De los 50 voluntarios iniciales han pasado a 227 personas implicadas, una cifra que refleja el compromiso social de la ciudad y el impulso de una presidencia muy activa. «Ese ha sido el punto clave para que haya tantos voluntarios aquí», señala.

«Actualmente, el equipo de voluntariado organiza turnos para mantener la sede abierta», explica Ordóñez, «atender la recepción y el teléfono y ofrecer la primera acogida a las personas que llegan buscando ayuda. Somos una piña, un equipo buenísimo». A él le corresponde el turno de los jueves, aunque se apunta a cualquier actividad o evento que haga falta sin dudarlo un instante.

En la sede, además de atender la recepción, realiza la primera acogida a pacientes oncológicos que llegan en situaciones muy delicadas, desbordados y necesitados, sobre todo, de apoyo psicológico. Para ello todos los voluntarios de la AECC reciben formación específica impartida por profesionales de Málaga. «Para nosotros lo principal es siempre el paciente oncológico. Aquí hay alegría, aunque pueda parecer lo contrario, y esa alegría se contagia».

Del Banco de Alimentos a la AECC

El compromiso de Juan con esta tarea no comenzó en la AECC. Recién jubilado, en 2015, se incorporó a la Plataforma del Voluntariado de Estepona y al Banco de Alimentos, donde llegó a ser nombrado coordinador local y desempeñó esa labor durante casi una década, en condiciones muchas veces precarias y con pocos recursos humanos, ya que no era fácil encontrar personas voluntarias para esa actividad.

En 2018 empezó en la AECC de Marbella y cuando se creó la sede de Estepona, decidió volcarse por completo en su ciudad. Hoy sigue colaborando puntualmente con el Banco de Alimentos, tras haber cedido el testigo hace tres años a Mari Luz Pérez Pérez, coincidiendo con su recuperación de una operación por cáncer de próstata.

«Mi doctora me recomendó evitar el estrés», recuerda. «En ese momento, mi carácter perfeccionista hacía incompatible seguir coordinando campañas tan exigentes, pero nunca he dejado por completo mi actividad voluntaria en el Banco de Alimentos de Estepona», confiesa.

El fotógrafo del pueblo

Durante 50 años, Juan Ordóñez ha sido «el fotógrafo del pueblo». Empezó con solo 13 años en el conocido estudio Foto Domingo de Estepona y desarrolló una intensa carrera en la fotografía social y documental, retratando la vida cotidiana y los grandes acontecimientos de la ciudad. Uno de sus trabajos fue incluso elegido para un cartel de Semana Santa, lo que le valió un premio a nivel nacional.

Los últimos tres años de su vida laboral los empleó en un estudio propio, que tuvo que cerrar a la edad de 63 tras una operación urgente por su diagnóstico de cáncer de próstata. «Mi trabajo era muy creativo, pero también muy esclavo, mucho tiempo fuera de casa», afirma. Aun así, guarda un profundo cariño por una profesión que le permitió conocer a mucha gente. A día de hoy su enfermedad está controlada y la vivió con una perspectiva agradecida. «Ahora estoy viendo casos durísimos y me siento un afortunado».

Juan Ordóñez insiste en que no llegó a la AECC por haber pasado por un cáncer. «Desde joven decía que tenía que hacer algo por la comunidad, no sólo por mi familia». Hoy, el voluntariado es su oxígeno. «Recibimos mucho más de lo que damos».

Porque, como él mismo resume, nunca se vio «sentado en el paseo marítimo viendo la vida pasar». Prefiere seguir enfocando su tiempo, su energía y su experiencia hacia quienes más lo necesitan. Y ahí, asegura, «es donde soy verdaderamente feliz».

«No tengo metas», dice con serenidad. «He tenido hijos, he escrito un libro y he plantado un árbol». Pero sí tiene una convicción firme: no piensa jubilarse del voluntariado. «Hasta que mi cuerpo haga sombra, estaré ayudando a los demás».

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Fuente original: Leer en Diario Sur - Ultima hora
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