«Al despedirnos, él insistió en acompañarme al metro. Yo le dije que no hacía falta. Se puso muy pesado y me acompañó acercándose más de la cuenta, agarrándome, tocándome con ánimo sexual y libidinoso, sin mi consentimiento. Me hizo sentir muy incómodo. Y antes de separarnos me preguntó si podía darme un beso en la boca. Le dije que no». El entonces menor describe así la presunta agresión sexual que ha denunciado a la Policía contra J. E. community manager de Vox.
Tenía 16 años recién cumplidos cuando ocurrieron los hechos, a finales de 2023.
En la denuncia, a la que ha accedido EL MUNDO, este joven, que editaba vídeos para el partido y para la organización Revuelta, adjunta 16 hojas con los pantallazos de las conversaciones que tenía con el denunciado, en las que éste le preguntaba lo primero por la edad (16 años y 25 días) si le gustaban «chicos o chicas», si «carne o pescado», o «¿y tienes pareja?». Y le repetía insistentemente cuándo quedaban ellos dos solos. Si el denunciante se ceñía a verse en actos de Vox, J. E. le contestaba «pero podemos hacer otros planes».
En un momento dado, el joven le pide unas pulseras para los niños de su clase y le pregunta si al día siguiente se verán «en la sede, en la calle... lo que digas». «¿Tienes miedo de no [sic] verme directamente en casa?», le contesta el adulto. «No, te lo digo por lo de las pulseras», evade el menor.
«Abusó de su situación de superioridad en Vox y Revuelta para acabar quedando a solas conmigo, siendo yo menor de edad, y hacerme tocamientos contra mi voluntad», resume en la denuncia, que ha decidido poner cuando J. E. ha dejado de ser dirigente de Revuelta y, por tanto, su jefe como militante y colaborador de la organización juvenil.
Los hechos principales que puso en conocimiento de la Policía Nacional, en la comisaría de Madrid-Chamartín, ocurrieron en diciembre de 2023, tras un mes y medio de mensajes insistentes: «Por ejemplo, el 26 de noviembre volvió a insistir: "¿Y tú y yo cuándo quedamos?", con un emoticono de risa impaciente. El 28 de noviembre volvió a preguntarme: "El miércoles, entonces, tampoco, ¿verdad?". Y el 3 de diciembre, de nuevo: "Al final, nada de quedar, ¿no?"».
Después de casi dos meses de evasivas y preguntas muy incómodas para él, finalmente quedó con el trabajador de Vox. «Él me citó en su casa. Como no sabía cómo salir de la estación de metro (Chamartín estaba en obras), vino a buscarme. Gracias a eso, no fuimos a su casa, sino a la sede de Vox (muy próxima a su domicilio) y después a tomar algo. Durante el encuentro, hablamos de la actualidad política (que era lo que a mí realmente me importaba) y me volvió a preguntar si me gustaban los chicos o las chicas y yo le contesté que me gustaban las chicas de mi edad (destacando lo de mi edad)».
Después, ocurrieron los hechos narrados en el primer párrafo de esta información y los tocamientos «con ánimo sexual y libidinoso», según la denuncia.
«Una vez ya separados, y tras rechazar darle un beso, en la estación de metro, empezó a escribirme por WhatsApp por lo que se conoce como "foto bomba" (fotos de una única visualización). En esas fotos, que por sus características no puedo aportar, me dijo que no había nadie como él para probar cosas nuevas, animándome a tener relaciones homosexuales», añade el relato de los hechos, que se prolonga durante cuatro páginas.
El joven se alejó de los actos de Revuelta y de Vox para no coincidir con su presunto agresor. Se sentía mal, amenazado. Un año y medio después, el 11 de junio de 2025, el gestor de las redes de la formación de Santiago Abascal citó de nuevo al joven (que en ese momento tenía 17 años) «en la sede de Vox para grabar unos vídeos». «Por ese motivo, accedí a ir», prosigue el relato de la víctima de la presunta agresión sexual. «Estando en la sede, me propuso ir a una sala de reuniones al lado de los baños de la primera planta (en la que está el departamento de Comunicación de Vox). En esa sala grabamos unos vídeos que en teoría eran para el proyecto Bipartidismo Stream (una nueva plataforma de streaming de la que J. E. es director)».
Y añade que, en ese momento, el denunciado volvió a la carga: «Esos vídeos nunca se subieron a Bipartidismo Stream. Me dijo que podía subirlos a mis redes sociales personales y así lo hice. Al acabar de grabar esos vídeos, dentro de la sala de reuniones, me propuso, de nuevo, ir a su casa, con clara intención sexual, a lo que me negué».
Para el denunciante, los hechos son «constitutivos de un delito tipificado en el artículo 178.1 y 2 del Código Penal con las agravantes del artículo 180.1 3ª y 5ª del Código Penal». Es decir, una «agresión sexual» agravado por «una situación de especial vulnerabilidad por razón de su edad» y por prevalerse, presuntamente, «de una relación de superioridad con respecto a la víctima».
Por último, el joven -que acaba de cumplir 18- añade que le «consta» que hay «otros chicos menores de edad en el momento de los primeros contactos que han sufrido estas mismas prácticas por parte» del denunciado. Y cita a dos: un militante madrileño de Vox y un becario de la formación política.