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El atestado sobre la violación a una paciente en un quirófano de Murcia: "Vieron cómo se subía el doctor los pantalones"

El atestado sobre la violación a una paciente en un quirófano de Murcia: "Vieron cómo se subía el doctor los pantalones"
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"Pude ver que llevaba unos calzoncillos, de color rojo, y que se le marcaban los genitales más de lo normal”, afirma la auxiliar de clínica que grabó al doctor David durante la presunta agresión sexual. "Tenía la cara desencajada". Más información: Las imágenes que incriminan al cirujano plástico acusado de violar a una paciente: "Se ponía en medio de las piernas"

Una imagen del atestado de la Policía Nacional con el doctor Javier durante la operación estética que se investiga.

Reportajes El atestado sobre la violación a una paciente en un quirófano de Murcia: "Vieron cómo se subía el doctor los pantalones"

"Pude ver que llevaba unos calzoncillos, de color rojo, y que se le marcaban los genitales más de lo normal”, afirma la auxiliar de clínica que grabó al doctor David durante la presunta agresión sexual. "Tenía la cara desencajada".

Más información:Las imágenes que incriminan al cirujano plástico acusado de violar a una paciente: "Se ponía en medio de las piernas"

Publicada 18 diciembre 2025 02:44h

A falta de uno fueron dos los vídeos que inmortalizaron el episodio más triste y turbio que ha tenido lugar dentro de un quirófano en este país: la presunta violación de una paciente que estaba siendo sometida a un aumento de pecho, a manos de un prestigioso cirujano plástico. Así lo recoge el atestado de la Policía Nacional al que ha accedido EL ESPAÑOL.

“Durante una intervención quirúrgica, por parte del doctor David G. S. a la paciente ‘X’, observan un comportamiento sospechoso con movimientos extraños sobre la paciente mientras se encontraba sedada y que podrían ser interpretados como de carácter sexual, llegando a grabar dos vídeos de los hechos mencionados”.

Tales afirmaciones las realizan la enfermera y la auxiliar de enfermería, empleadas en un hospital privado de Murcia, cuyo cometido era asistir al doctor Javier (México, 1979) que había alquilado un quirófano en ese centro, el jueves 4 de diciembre, para someter a una paciente a un aumento de pecho, con extracción de grasa corporal, mediante lipofiling.

De no ser por esas imágenes y por los testimonios de estas dos sanitarias no habría caso. La supuesta víctima de esta violación no recuerda nada de lo sucedido porque estaba anestesiada, sobre la mesa de operaciones, tras pagar al Doctor Javier, de 46 años, por la precisión de su bisturí y depositar su confianza en su profesionalidad.

“En el atestado inicial, la perjudicada es oída en declaración, manifestando queno es consciente de nada, pero que desea que se investiguen los hechos”. Prueba de ello es que la víctima de esta presunta violación ha contratado al afamado penalista Raúl Pardo-Geijo.

El abogado Raúl Pardo-Geijo representa a la víctima de la supuesta agresión sexual.

En la investigación judicial de esta agresión sexual, con penetración, van a tener mucha relevancia los resultados de la evaluación médica de la víctima. Todo ello, para buscar en su cuerpo vestigios de fluidos y restos biológicos de su presunto agresor: el doctor Javier, cirujano plástico, estético y corporal, con quince años de experiencia y clínicas privadas en Alicante y Madrid.

Además, el atestado de la Unidad de Atención a la Familia y Mujer (UFAM) revela que la Policía Científica está buscando “muestras biológicas” hasta en las bolsas de basura con el material desechable que se usó en esta intervención quirúrgica. La dirección de este centro sanitario privado decidió no tirarlas a un contenedor, tras escuchar lo que habían vivido las dos sanitarias en el quirófano.

La enfermera, como encargada de facilitar el instrumental al doctor Javier, y una auxiliar de enfermería, como personal circulante que se movía fuera del campo esterilizado. Este terremoto sanitario -con tintes penales- se desencadenó el jueves 4 de diciembre, a las 14.30 horas, nada más finalizar la operación, cuando las dos sanitarias fueron directas a reunirse con la supervisora de quirófanos y la directora de enfermería para mostrarles las imágenes de marras.

De esta forma transcribe la UFAM el contenido de esa reunión, tras escuchar las afirmaciones que estas cuatro profesionales realizan en Comisaría: “Acababan de salir de una intervención quirúrgica con el doctor David G. S. y habían visto algo que no les había gustado, diciendo la auxiliar que había grabado un vídeo, y que pese a saber que no podía hacerlo, era la única forma de poder explicar lo que habían visto”.

“Posteriormente, la directora de enfermería se dispuso a ver el vídeo, y aunque en un primer visionado no pudo o no quiso interpretar lo que estaba viendo, posiblemente por incredulidad, en un segundo visionado, fue consciente de que algo estaba pasando ahí, y no era lo habitual, sobre todo por ese movimiento de caderas que el médico estaba teniendo”.

Los investigadores se fijan en una prenda que ha caído al suelo del quirófano.

Ese movimiento se producía con el doctor Javier situado entre las piernas de la paciente, ya que se trataba de un aumento de pecho mediante lipofiling: una técnica de cirugía estética que extrae grasa de los muslos o del abdomen que luego se inyecta en las mamas para rejuvenecerlas. Para ello, la paciente fue colocada en posición de litotomía: tumbada sobre la cama, desnuda, tapada con paños, y con las piernas abiertas sobre las perneras, situándose el cirujano frente a sus genitales.

La supervisora de quirófano y la directora de enfermería estaban ojipláticas ante la aparente atrocidad sexual que recogía un vídeo de 1 minuto y 54 segundos. Por lo que preguntaron a la enfermera y a la auxiliar “qué habían visto dentro del quirófano” durante la intervención. Y esta fue su respuesta: “Llama la atención el movimiento del doctor y como cada vez que entraba el anestesista al quirófano, se recolocaba, y vieron cómo se subía el doctor los pantalones”.

“También comentan que cuando la enfermera y la auxiliar se disponían a sondar a la paciente, el doctor dijo que no, insistiendo en ello, y que lo haría él posteriormente, siendo esa parte extraña, ya que los doctores no sondan a las pacientes, correspondiendo hacerlo a enfermería”.

“Cuando el doctor acabó con la liposucción de la paciente, y se disponía a sondar a la paciente, la auxiliar de enfermería se situó cerca del doctor, pudiendo ver cómo los genitales de la paciente se encontraban dilatados y con un poco de sangre, sorprendiéndoles esa parte”.

Los policías ponen el acento en otro detalle llamativo: el cirujano investigado cambió la posición del mobiliario de quirófano. “El doctor David, según dicen la enfermera y la auxiliar, es el único cirujano que cambia la posición de la camilla”.

El atestado recoge un análisis de la distribución que presentaba esa sala de operaciones, aquel 4 de diciembre, tras analizar el vídeo que realizó la auxiliar de enfermería captando la presunta violación. La UFAM sostiene que algunos equipos entorpecían la visión del cirujano con la paciente en posición ginecológica: “Máquina que entorpece la visión directa del cuerpo del doctor al que entre por la puerta, cuando cambia la camilla de posición”.

La imagen que analiza la UFAM apuntando a que el doctor David colocó algunas máquinas para que no se viera su cuerpo.

“Además, en el quirófano en cuestión, el número ‘X’, hay una torre que sale desde el techo, en la que hay maquinaria para distintas intervenciones, quedando situada con el cambio de mobiliario a la izquierda del doctor, permitiendo con ello camuflar al doctor en su posición entre las piernas de la paciente”.

A ello se suma la indicación que le dio el cirujano a la enfermera, en su papel de instrumentista, llegando incluso a ofrecerle que “saliera a almorzar” en plena operación. “A la enfermera le da directrices de donde tiene que situarse, siendo concretamente a una cierta distancia del doctor, en el lado derecho de la paciente e izquierdo del doctor”.

“La enfermera le comenta que dado que el doctor dispuso las mesas de tal forma que cuando estuviera llenando los viales de grasa, le diera la espalda, es por lo que la enfermera no fue consciente de nada hasta que la auxiliar le hizo gestos, sirviéndole de espejo una pantalla de televisión apagada para ser consciente de los movimientos extraños que hacía”.

Estas profesionales recalcan que solo los otorrinos suelen modificar la distribución del quirófano y la posición de la camilla, para poder acceder a la zona a intervenir del paciente. “Lo que le resulta extraño a la dicente es el cambio de mobiliario dentro de quirófano, como esos elementos fijos que camuflan la posición del quirófano, y esa mirada expectante y nerviosa hacia la puerta”. “El único que lleva a cabo este cambio de camilla en este tipo de intervención es el doctor David”.

La Unidad de Atención a la Familia y Mujer (UFAM) llega a exponer algunas conclusiones de calado tras visionar repetidamente las imágenes que filmó con su móvil la auxiliar en la sala de operaciones:

“Se significa que en el vídeo de duración 1 minuto y 54 segundos, se puede observar en los últimos segundos como el ahora detenido tiene movimientos descompasados y descoordinados, entre el movimiento con la cánula y el movimiento de la pelvis hacia las partes genitales de la paciente”.

“Llegando incluso, por unos momentos, a cesar el movimiento del brazo y seguir con el movimiento pélvico, parando estos movimientos pélvicos, cuando el detenido levanta la cabeza y mirada en dirección hacia la puerta de entrada”. “Durante los vídeos, se observa el movimiento de la pelvis de la paciente y elevación del pubis, cuando el doctor empuja contra la paciente”.

Parte del instrumental que se empleó durante la operación de aumento de pecho.

A tales consideraciones policiales, se suman las afirmaciones lapidarias de la principal testigo de esta terrible historia: la auxiliar de enfermería que grabó al presunto agresor sexual, su superior jerárquico en el quirófano.

“Durante la liposucción, el doctor llevaba a cabo movimientos continuos con la pelvis, como un balanceo, le pregunté si era normal ese movimiento, contestando que sí, que era normal situarse así en esas intervenciones”.

“No me parecían normales esos movimientos, así como que el doctor insistía mucho en que la puerta del quirófano estuviera cerrada, controlando él mismo desde la posición en la que se encontraba quién entraba y salía”, tal y como recalca la auxiliar.

"Decidí sacar mi teléfono móvil y grabar la escena en la que se ve cómo el doctor hace movimientos extraños, con la mascarilla colocada por debajo de la nariz”. “El doctor paraba los movimientos de pelvis, cuando entra tanto el anestesista como cualquier otro personal médico”. “Cuando la paciente fue sondada por el doctor, éste hizo un comentario: ‘Lluvia dorada’ […]”.

Esta testigo clave relata a la Policía Nacional que hasta llegó a verle la ropa interior al cirujano: “Durante la intervención, el doctor tenía la cara desencajada, escondiéndose tras la liposucción detrás de una columna, y vi cómo hacía el gesto de subirse los pantalones del pijama. Pude ver que llevaba unos calzoncillos, de color rojo, y que se le marcaban los genitales más de lo normal”.

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