El Genesis G90 sufre un fallo insólito que ha obligado a frenar su producción en una configuración muy concreta

El G90 es una superberlina que cuesta más de 100.000 euros y roza la perfección coreana.Genesis Es uno de los modelos más lujosos del mundo, y ahora se enfrenta a un importante retiro de producción por algo realmente inimaginable. Ha ocurrido en Estados Unidos, pero podría ocurrir también en Europa al soberbio Genesis G90, en el que se ha detectado un curioso fallo en un ADAS. La tecnología, en muchos casos, ha demostrado no ser perfecta. Proveedores y marcas de coches trabajan duramente para pulir el funcionamiento de ellas y asegurarse de que no surjan problemas, pero no siempre es posible evitar que se produzcan fallos. Falsos positivos se suelen llamar a determinadas fallas que, como consecuencia, se producen retiradas de producción hasta que se logra subsanar el problema. Como el que está sufriendo Genesis en Estados Unidos y en uno de los modelos más lujosos de su catálogo. El Genesis G90 es, para muchos, un gran desconocido, pero para los que no lo sepan es uno de los modelos más lujosos e impresionantes de la gama de la tercera firma del grupo Hyundai. Es una alternativa al lujoso y exclusivo Mercedes Clase S, presumiendo de espacio y de los sistemas de confort y seguridad más avanzados del mundo. Y tan elevada dosis de tecnología siempre acaba dando algún tipo de fallo, aunque el que afecta a este modelo de lujo un «fenómeno extraño». El Genesis G90 está considerado uno de los modelos más seguros en USA. El Genesis G90 es una lujosa berlina y también tiene fallos El primer caso del que se tuvo constancia en la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras (NHTSA) tuvo lugar en febrero de este año, cuando el organismo recibió el aviso de que la lujosa berlina activaba el sistema de frenado de emergencia del asistente de conducción en carretera sin previo aviso de la correspondiente detección de objetos en la parte delantera. Una función que puede poner en peligro tanto a los pasajeros de este modelo de Genesis, como a los de los vehículos que les siguen. En estos casos, un mal funcionamiento de los sensores de radar instalados en el paragolpes delantero son más que suficientes para que enviar una orden incorrecta al corazón electrónico del sistema, pero incluso sustituyendo esos sensores, el problema no cesaba. Genesis, que se ha visto obligada a paralizar la producción de unidades durante unos meses, ha logrado averiguar que el fallo del sistema no se daba en unidades con una pintura de carrocería distinta a la «Plata Savile». Los ensayos han determinado que esta es la causa del fallo que provoca que este asistente, que permite la conducción semiautónoma en autopistas bajo la supervisión directa y continua del conductor, no funcione correctamente. El problema radica en que la pintura contiene importante concentración de partículas de aluminio que interfieren en las señales de los sensores de radar situados en las esquinas delanteras, de manera que estas se reflejan en la propia pintura. La detección de los sensores de radar no es perfecta La NHTSA ha determinado que el fallo ocurre en dos situaciones. Una se da cuando los sensores están sometidos a la potente luz solar, siendo entonces cuando mayor reflejo se produce y el sistema cree detectar un objeto en el carril contrario, por lo que activa los frenos para evitar una posible colisión. La otra situación cuando se conecta el asistente de conducción en autopista y se circula a una velocidad de hasta 20 km/h o también cuando se conecta el asistente de cambio de carril y se conecta el intermitente para producir la maniobra. Dado el precio de este Genesis G90, que en Alemania ronda los 112.000 euros, no son muchos los ejemplares afectados. El organismo que vela por la seguridad al otro lado del Atlántico ha cifrado en 483 los ejemplares afectados, y ya han sido retirados del mercado o se le ha pedido a los dueños que no utilicen el mencionado asistente de conducción en autopista. La solución pasa por aplicar un sellante a la viga delantera sobre la que se asienta el paragolpes para evitar la transmisión de radar a través de la estructura. Como ves, una pintura puede «volver loca» la electrónica.