Los contribuyentes más ricos buscan aprovechar las deducciones actuales antes de que entre en vigor la reforma impulsada por el Partido Republicano, que limitará los beneficios fiscales por caridad a partir del 1 de enero.
La recta final del año ha desatado una carrera contrarreloj entre los contribuyentes más adinerados de Estados Unidos. Ante la inminente entrada en vigor de la nueva ley fiscal del Partido Republicano, las grandes fortunas están acelerando masivamente sus donaciones benéficas para asegurar las deducciones bajo las reglas actuales, mucho más favorables que las que regirán a partir del próximo año.
Expertos en planificación patrimonial coinciden en que 2025 podría convertirse en un año récord para las donaciones caritativas, tanto individuales como corporativas, impulsado por el deseo de maximizar la eficiencia fiscal antes del cambio de normativa.
Las nuevas reglas del juego
La reforma fiscal introduce cambios técnicos que impactan directamente en el bolsillo de los grandes donantes. A partir del próximo año, los contribuyentes que detallen sus deducciones (itemize) no podrán recibir beneficios fiscales por donaciones que representen el 0,5% o menos de su ingreso bruto ajustado. La ley también establece un suelo similar para las donaciones corporativas, fijado en el 1% de la renta imponible de la empresa.
Además, para aquellos situados en el tramo impositivo federal más alto (37%), la nueva legislación limita el valor de las deducciones detalladas al 35%. Estos cambios afectan desproporcionadamente a las personas de alto patrimonio, quienes históricamente han sido el sostén de muchas organizaciones benéficas.
Estrategias para blindar el patrimonio
Ante este escenario, los asesores fiscales están recomendando adelantar a 2025 cualquier donación importante que se tuviera planeada para los próximos cinco años. Esta estrategia, conocida como bunching o agrupamiento, busca maximizar la deducción actual ante la incertidumbre de cómo se aplicarán los remanentes de deducciones bajo la nueva ley.
Una de las herramientas más utilizadas en esta oleada de donaciones son los Fondos Asesorados por Donantes (Donor-Advised Funds o DAF). Estos funcionan esencialmente como cuentas de inversión caritativa. El contribuyente puede donar activos al fondo ahora, obteniendo una deducción fiscal inmediata este año, y dejar que el capital crezca libre de impuestos hasta que decida otorgar los fondos a una organización benéfica específica en el futuro. Además de la ventaja fiscal, los DAF ofrecen un nivel de anonimato superior al de las fundaciones privadas, lo que ha disparado su creación en las últimas semanas.
El papel del mercado de valores
El auge de las donaciones también se ve alimentado por la situación actual de los mercados financieros. Muchos contribuyentes están optando por donar acciones revalorizadas en lugar de efectivo. Esta maniobra ofrece un doble beneficio. Evita el pago del impuesto sobre las ganancias de capital por la venta de las acciones y permite obtener la deducción caritativa por el valor total de mercado.
Con las valoraciones bursátiles en niveles altos y la perspectiva de que las deducciones fiscales sean menos beneficiosas el próximo año, la transferencia de acciones se ha convertido en la vía más eficiente para que los grandes patrimonios reduzcan su factura fiscal antes de que suene la campana de fin de año.
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