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El secuestro que se volvió el mayor misterio de Malasia y la inesperada confesión que permitió resolverlo

El secuestro que se volvió el mayor misterio de Malasia y la inesperada confesión que permitió resolverlo
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Nueve años después de la desaparición de su marido, Susanna Liew obtuvo una sorprendente victoria legal en uno de los mayores misterios de Malasia.
El secuestro que se volvió el mayor misterio de Malasia y la inesperada confesión que permitió resolverloPie de foto, Información del artículo
    • Autor, Tessa Wong
    • Título del autor, BBC News
  • 18 minutos
  • El mes pasado, cuando Susanna Liew se presentó ante las cámaras del Tribunal Superior de Kuala Lumpur, calificó el momento como un "hito histórico y profundamente emotivo".

    "Hoy… el Tribunal Superior ha dictado sentencia sobre lo que siempre hemos creído: que el pastor Raymond Koh fue víctima de una grave injusticia", dijo esa noche la mujer de 69 años, con la voz temblorosa.

    Fue una victoria legal lograda tras mucho esfuerzo y de gran relevancia en un caso que se convirtió en uno de los mayores misterios de Malasia.

    Casi nueve años antes, su esposo había sido secuestrado por hombres enmascarados a plena luz del día. El secuestro fue grabado por cámaras de seguridad y conmocionó al país durante años.

    El Tribunal Superior determinó que una brigada especial de élite de la policía secuestró a Raymond Koh y responsabilizó tanto a la policía como al gobierno de Malasia por el primer caso de desaparición forzada en la historia del país que ha sido examinado por un tribunal.

    Durante años, Liew luchó por averiguar qué le había ocurrido a su esposo, pasando de ser la esposa de un pastor poco conocido a una férrea activista.

    Quizás nunca sepa con certeza por qué se lo llevaron, pero dos investigaciones oficiales independientes concluyeron que la policía consideraba al pastor una amenaza para el islam, la religión mayoritaria de Malasia.

    En declaraciones a la BBC poco después de su victoria judicial, Liew aseguró que su impulso por buscar justicia venía de su interior.

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    "Una voz dentro de mí me decía: 'Se lo llevaron en secreto, pero yo haré que todo el mundo lo sepa'".

    Fuente de la imagen, Familia de Raymond Koh

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    El 13 de febrero de 2017, poco después de las 10 de la mañana, Koh se dirigía a reunirse con unos amigos.

    Cuando el hombre de 63 años salía de su casa en un tranquilo suburbio de Kuala Lumpur, una caravana de todoterrenos y motocicletas se acercó a su vehículo.

    Hombres enmascarados vestidos de negro salieron corriendo de los vehículos.

    Sacaron a Koh a la fuerza por una ventana del auto mientras los fragmentos de vidrio volaban por todas partes. Lo empujaron dentro de uno de sus vehículos y se marcharon, llevándose también el auto del pastor.

    El secuestro se produjo en segundos. Fue tan dramático que un testigo que conducía detrás de Koh declaró posteriormente que pensó que se trataba del rodaje de una película.

    En los días siguientes, los hijos de Koh fueron puerta por puerta buscando pistas sobre la desaparición de su padre y descubrieron que las cámaras de seguridad de dos viviendas habían grabado todo el incidente.

    Al ver las imágenes, la familia se dio cuenta de que no se trataba de un secuestro cualquiera. Fue meticuloso y bien coordinado. Tampoco habían recibido ninguna nota de rescate ni habían sido contactados por secuestradores.

    Otro secuestro idéntico

    Unos meses antes, en noviembre de 2016, un activista llamado Amri Che Mat, del estado norteño de Perlis, había sido secuestrado de forma casi idéntica.

    La familia de Koh acudió a los medios de comunicación, y las imágenes de las cámaras de seguridad se hicieron virales al instante tras ser publicadas online por un periódico local.

    La ciudadanía exigió respuestas, y la comisión de derechos humanos de Malasia, un organismo independiente creado por el Parlamento, inició una investigación. Posteriormente, el gobierno también realizó una investigación independiente.

    Muchos especularon que la brigada especial era responsable. Pero la policía negó su implicación, y su jefe pidió al público que "por favor, se callara" para poder investigar la desaparición con tranquilidad.

    Meses después, tras realizar sus investigaciones, la policía afirmó que una red de narcotráfico había secuestrado al pastor.

    Además, arrestaron a un conductor de Uber acusado de participar en el secuestro, aunque el cargo finalmente fue retirado.

    Ambas pistas fueron luego consideradas poco creíbles por la Comisión de Derechos Humanos en el informe final de su investigación.

    Fuente de la imagen, Familia de Raymond Koh

    Pie de foto,

    Mientras tanto, la desaparición afectó gravemente a su familia.

    Liew vendía joyería artesanal para llegar a fin de mes, mientras dependía de sus ahorros y donaciones para pagar los estudios universitarios de su hija menor.

    Dijo que esperaba compasión de la policía. En cambio, la noche que denunció la desaparición de su esposo, la interrogaron durante cinco horas sobre si Koh había intentado convertir musulmanes al cristianismo.

    "Quedé muy traumatizada", contó.

    Su interrogador testificó posteriormente durante la audiencia de investigación de la comisión de derechos humanos que sus supervisores le habían ordenado que siguiera esta línea de investigación porque Koh era pastor.

    En 2011, Koh fue acusado de apostasía (un delito en Malasia, país de mayoría musulmana) por organizar una fiesta en una iglesia a la que también asistían algunos musulmanes.

    Fue investigado por las autoridades islámicas, pero no se tomaron medidas en su contra.

    Él y su familia siempre han negado que intentara convertir musulmanes.

    En los años posteriores a su desaparición, Liew comentó que sentía que "la policía no fue transparente con su investigación e incluso, en ocasiones, nos impedía descubrir la verdad y nos daba pistas falsas".

    La familia ha mantenido durante mucho tiempo que las teorías de la policía eran intentos de encubrir su papel en el secuestro.

    La BBC ha solicitado a la policía malasia una respuesta a estas acusaciones. Aún no han respondido.

    A medida que la búsqueda de respuestas se prolongaba, todos en la familia comenzaron a experimentar depresión, cuenta Liew. Ella todavía sufre ataques de pánico y trastorno de estrés postraumático.

    Pero entonces, se produjo un gran avance.

    El coche y la confesión

    Una noche de mayo de 2018, un hombre se presentó en casa de Norhayati, esposa de Amri Che Mat, el activista secuestrado en 2016.

    Se identificó como sargento de policía y proporcionó información impactante: la brigada especial había secuestrado a su esposo y a Raymond Koh.

    La policía creía que Koh intentaba convertir musulmanes al cristianismo, afirmó, y que Amri Che Mat difundía el chiismo, prohibido en Malasia, país de mayoría sunita.

    El sargento de policía dijo que quería contarle a Norhayati lo sucedido, ya que consideraba que la actuación de la brigada especial estaba mal.

    El relato de Norhayati sobre esta confesión fue investigado por la Comisión de Derechos Humanos y finalmente se consideró creíble. Aunque el sargento negó más tarde haber hecho la confesión.

    La comisión determinó que su versión estaba llena de inconsistencias.

    Luego estaba el auto dorado. Un testigo del secuestro de Koh recuerda haber visto un Toyota Vios dorado, y un vehículo similar fue visto cerca de la casa de Amri Che Mat antes de su desaparición.

    El sargento de policía también mencionó la presencia de un auto dorado en ambos secuestros.

    Investigadores de la comisión de derechos humanos rastrearon ese coche hasta un hombre en Kuala Lumpur que trabajaba para la brigada especial.

    En abril de 2019, la comisión concluyó que la brigada especial era responsable de los secuestros de Raymond Koh y Amri Che Mat.

    Afirmó que ambos hombres fueron perseguidos por las autoridades religiosas y la policía por acusaciones de estar involucrados en asuntos contra el islam en Malasia.

    Fuente de la imagen, Getty Images

    Pie de foto,

    El informe conmocionó a la opinión pública malasia, y algunos exigieron rendición de cuentas. Meses después, el gobierno inició su propia investigación, que se hizo pública solo después de que Liew y Norhayati solicitaran acceso a los documentos.

    La investigación del gobierno llegó a una conclusión similar, culpando a "policías corruptos irresponsables". Su informe también nombró a una "persona de interés principal": un alto funcionario de la brigada especial, Awaludin bin Jadid, quien dirigía la unidad que luchaba contra el extremismo social.

    Señaló que tenía "opiniones extremas" contra el chiismo y el cristianismo, y que, en discursos públicos, los presentó como amenazas al islam.

    La BBC ha intentado contactar a Awaludin, quien ya está jubilado, para obtener su respuesta a estos hallazgos. Aún no hemos recibido respuesta.

    Awaludin ya negó en el pasado tener algo que ver con la desaparición de Amri Che Mat y también alegó que el grupo de trabajo gubernamental que elaboró ​​el informe estaba "parcializado" en su contra.

    Fuente de la imagen, Departamento de Estado de los Estados Unidos

    Pie de foto,

    En 2020, Liew interpuso una demanda civil en nombre propio y de su esposo desaparecido contra varios altos mandos policiales, la Real Policía de Malasia y el gobierno malasio.

    Los responsabilizó de la desaparición forzada de Koh (que consiste en el secuestro y ocultación de su paradero) y exigió que revelaran su paradero.

    El mes pasado, un juez del Tribunal Superior determinó que, entre los agentes de policía nombrados y la Real Policía de Malasia, "uno o más" eran responsables del secuestro de Raymond Koh y de una "conspiración que causó daños".

    Dado que se trataba de funcionarios públicos que actuaban bajo la autoridad del Estado, "el gobierno debe responder por los daños resultantes" y, por lo tanto, era "responsable indirectamente", declaró el juez.

    Además de indemnizar con varios millones de ringgits a Liew por la angustia emocional, el juez ordenó el pago de unos US$2.385 a un fideicomiso por cada día de desaparición de Koh hasta que se divulgue su paradero.

    Hasta la fecha, esta suma ha superado los US$7 millones, y se espera que la cifra final sea el mayor pago en la historia de Malasia. El dinero del fideicomiso, que se pagará solo una vez que se revele el paradero de Koh, probablemente se destinará a Liew y sus hijos.

    Norhayati, quien también presentó una demanda, ganó el caso y recibió varios millones en concepto de indemnización.

    Sin embargo, el gobierno está apelando estos veredictos, argumentando que existen "problemas relacionados con las obligaciones financieras" y que debe "defender el principio de justicia universal".

    También ha declarado que la policía continúa investigando los secuestros.

    La BBC ha solicitado a la policía sus comentarios sobre el veredicto. Aún no han respondido.

    "Estamos congelados en el duelo"

    La señora Liew espera que el gobierno retire la apelación.

    "Me sentiría muy cansada si tuviera que pasar por todo esto otra vez", le dijo a la BBC.

    La familia ya está agotada por "la incertidumbre de no saber dónde está el pastor Raymond… es como si estuviéramos congelados en el duelo y no pudiéramos seguir adelante".

    "Si supiéramos que está muerto y tuviéramos su cuerpo, al menos podríamos enterrarlo y seguir con nuestras vidas. Pero ahora mismo estamos en un limbo. No sabemos si está muerto o vivo, y eso nos pasa una factura enorme", explicó.

    No quiere pensar que su esposo podría estar muerto. "Va a ser muy difícil aceptarlo", señaló, y agregó que "quiere mantener la esperanza" de que su marido siga con vida.

    Pie de foto,

    Pero el tiempo está ayudando a la familia a sanar. Inspirada por quienes la ayudaron a superar su depresión, Liew se ha estado formando para convertirse en una consejera.

    Contar su historia también ha sido una "catarsis", dijo. Con los años, mientras viajaba por el mundo para dar a conocer el caso de su esposo, se convirtió en una crítica abierta de las desapariciones forzadas. En 2020, Estados Unidos le otorgó la Medalla Internacional de Mujeres Valientes.

    "Nunca imaginé que llegaría a esta situación. Hace ocho años, solo era ama de casa y una persona tranquila", dijo.

    Liew también ha llegado a un punto de inflexión a nivel más personal: ha perdonado a los hombres que, según cree, se llevaron a su esposo.

    Durante el juicio, mientras observaba a los acusados ​​declarar, al principio "sentí ganas de apretarles el cuello. Estaba enojada. Pero me di cuenta de que cuando me encontré cara a cara con el principal sospechoso, no sentí odio... Quiero ser verdaderamente justa y pura ante Dios, y no tener ninguna sombra ni oscuridad en mi vida", dijo.

    Sin embargo, el perdón no significa que deje de buscar justicia.

    Ahora pide a las autoridades que establezcan un organismo disciplinario para supervisar la conducta policial, así como una comisión de investigación y un grupo de trabajo para localizar a todas las personas involucradas en el secuestro de su esposo.

    Hasta ahora, ninguno de los agentes de policía mencionados en su demanda ha sido arrestado ni castigado. Uno de ellos ha sido ascendido.

    "Lo que realmente queremos es que prevalezca la verdad y la justicia, que los responsables sean llevados ante la justicia y que podamos cerrar este caso", dijo.

    "Queremos saber dónde está el pastor Raymond".

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Fuente original: Leer en BBC Mundo
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