Los pájaros también sufrieron las consecuencias de la covid
3 comentariosFacebookTwitterFlipboardE-mail 2025-12-31T09:01:00ZJosé A. Lizana
ColaboradorJosé A. Lizana
Colaborador Linkedintwitter253 publicaciones de José A. LizanaDurante la pandemia de COVID-19 el mundo se detuvo por completo. Algo que los científicos han bautizado como 'antropausa': un silencio repentino de la actividad humana que nos dejó a muchos confinados en casa y que afectó incluso a la naturaleza. Fue tan extremo este efecto que hasta una especie de pájaro cambió su pico como ha visto ahora la ciencia.
El estudio. Pese a que en el pasado vimos algunos desórdenes en la naturaleza, como por ejemplo la aparición de jabalíes en Barcelona o delfines en los puertos venecianos, ahora un equipo de la UCLA ha ido más allá. Un estudio publicado en PNAS apunta a que una población de aves urbanas modificó su anatomía física en tiempo récord.
El objetivo que tenían era sobrevivir a la ausencia de los humanos en aquella época. Pero lo más sorprendente es que cuando todo volvió a la normalidad y comenzamos los humanos a salir a la calle, los pájaros volvieron a tener su pico original.
En XatakaLa curva de la gripe se ha vuelto vertical: Cataluña rompe récords de 15 años y el pico aún no ha llegadoEl dilema. Para entender el hallazgo, primero hay que conocer a los protagonistas: los juncos de ojos oscuros. Unas pequeñas aves que son muy comunes en el campo de la Universidad de California en Los Ángeles.
Antes del 2020, estos pájaros contaban con unos picos cortos y anchos. Algo que tiene todo el sentido, ya que estaban en un entorno lleno de estudiantes y, por tanto, su dieta se basaba en los restos de comida que se dejaban. Es por ello que necesitaba tener un pico robusto para manipular estos alimentos 'artificiales'. Por el contrario, sus parientes que viven en bosques salvajes tienen picos más largos y finos, diseñados como pinzas de precisión para buscar insectos y semillas ocultas en la vegetación.
La pandemia. Cuando la UCLA cerró sus puertas en 2020 y los estudiantes desaparecieron, también lo hizo la comida fácil. Y aquí fue donde las investigadoras de la universidad vieron una oportunidad única para estudiar qué pasa cuando eliminas al ser humano de la ecuación ecológica.
Los resultados. Lo que se vio en este caso es las nuevas generaciones de juncos que nacían justamente en esta época de 'soledad' desarrollaron picos más largos y delgados. Todo ello porque al no haber basura humana, tuvieron que volver a comportarse como pájaros salvajes, forrajeando en la tierra y buscando alternativas alimentarias.
Pero lo que más fascinante ocurrió tras la reapertura. En cuanto los estudiantes (y sus bocadillos) volvieron al campus en 2022, la morfología de los picos revirtió rápidamente a la forma urbana con una forma corta y gruesa. Esto es al final un cambio evolutivo sumamente rápido que es muy raro de ver.
Un cambio de idea. Lo que hace que este estudio sea tan relevante para la comunidad científica es la velocidad del campo. Generalmente, pensamos la evolución como un proceso que tarda miles de años. Sin embargo, lo observado aquí sugiere que las especies urbanas tienen una capacidad de adaptación mucho más elástica de lo que creíamos.
Puesto que no es solo el pico. Estudios anteriores del mismo equipo ya habían notado cambios de comportamiento: durante la pandemia, estas aves perdieron el miedo a los humanos, volviéndose menos agresivas y más curiosas, aunque ese comportamiento también se reajustó con nuestra vuelta.
En XatakaLa Tierra no está en calma, solo lo parece: una geóloga nos explica por qué los desastres naturales siguen sorprendiéndonosSu importancia. Este caso es un recordatorio brutal de nuestra huella ecológica. No solo alteramos el clima o el paisaje; nuestra mera presencia y nuestros desechos actúan como una fuerza evolutiva que moldea la biología de los animales que nos rodean como estos pájaros.
Los juncos de la UCLA nos han enseñado que la naturaleza no es estática; es un sistema dinámico que reacciona a nuestros hábitos casi en tiempo real. La pregunta que queda en el aire es: si un par de años de silencio cambiaron la forma de un pájaro, ¿qué otros cambios invisibles estamos provocando sin darnos cuenta?
Imágenes | Vincent van Zalinge David Mitran