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Economía

Final de año agitado para la geopolítica del petróleo

Final de año agitado para la geopolítica del petróleo
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La combinación de un colapso de las exportaciones venezolanas con sanciones estrictas sobre Rusia (y quizás Irán) sí podría suponer tensiones de suministro que corrijan al alza el consenso existente de precios moderados para el petróleo en el próximo año. Leer
AnálisisFinal de año agitado para la geopolítica del petróleo
  • GONZALO ESCRIBANO
26 DIC. 2025 - 01:14Pese a la agitación geopolítica que ha caracterizado 2025, hasta principios de diciembre el año estaba siendo relativamente plácido para los precios del petróleo.DREAMSTIMEEXPANSION

La combinación de un colapso de las exportaciones venezolanas con sanciones estrictas sobre Rusia (y quizás Irán) sí podría suponer tensiones de suministro que corrijan al alza el consenso existente de precios moderados para el petróleo en el próximo año.

El bloqueo de las exportaciones venezolanas está teniendo un impacto limitado en un mercado bien abastecido, pero preocupa el riesgo de nuevas sanciones a Rusia. Pese a la agitación geopolítica que ha caracterizado 2025, hasta principios de diciembre el año estaba siendo relativamente plácido para los precios del petróleo, y el consenso de los analistas descontaba precios aún más moderados para 2026. Desde el máximo de 81,5$ alcanzado a mediados de enero, el barril de Brent de referencia en Europa cayó hasta los 60$ a principios de mayo. Los precios empezaron a subir con fuerza al acumularse las señales de que Israel preparaba un nuevo ataque aéreo contra Irán tras la destrucción de buena parte de sus defensas antiaéreas en octubre de 2024. Poco después de iniciarse los bombardeos del 13 de junio, el barril de Brent superó los 77$, pero el precio retrocedió rápidamente cerca de los niveles previos cuando se evidenció que Israel no había incluido entre sus objetivos las infraestructuras petroleras clave de Irán, ni éste materializaba sus amenazas de cerrar el Estrecho de Ormuz. Los mercados del petróleo se siguieron relajando con el anuncio de la OPEP+ de ir retirando gradualmente las restricciones de suministro que había aplicado en años anteriores.

Así se llegó a diciembre, con los precios del Brent por debajo de los 60$, en mínimos de cinco años tras acumular una caída del 20% en 2025 pese a que las tensiones geopolíticas volvían a aumentar. La presión estadounidense sobre Venezuela seguía creciendo y su despliegue naval en el Caribe sugería que los objetivos podían ir más allá de la lucha contra el narcotráfico. El 10 de diciembre, fuerzas estadounidenses confiscaron frente a las costas de Venezuela el petrolero Skipper, ya sancionado por Estados Unidos en 2022 bajo otro nombre por pertenecer a la denominada "flota fantasma", un conjunto de viejos petroleros utilizados por Venezuela, Rusia e Irán para eludir las sanciones internacionales. Estos buques usan falsas banderas, empresas pantalla y seguros ficticios, e incurren en prácticas marítimas de alto riesgo como navegar con los sistemas de identificación automática obligatorios desactivados para ocultar su posición e itinerario y realizar trasbordos barco a barco, con el consiguiente riesgo de accidentes y vertidos. En el caso de Venezuela, más del 80% de sus exportaciones de petróleo se destinan a China mediante esta flota, aunque una cantidad marginal se destina a Cuba recurriendo a los trasbordos en alta mar. Cuba, ya inmersa en una prolongada crisis energética, es otro de los países afectados

Mientras tanto, el panorama geopolítico también empeoraba para el petróleo ruso. Ucrania aumentaba sus ataques de largo alcance (deep strikes) contra objetivos estratégicos del sector petrolero ruso, mostrando su capacidad para mantener una campaña sostenida en el tiempo y ampliada en el espacio que se ha intensificado en los últimos días. En paralelo, las perspectivas estadounidenses de alcanzar un acuerdo de paz entre Rusia y Ucrania antes de Navidad chocaban con la estrategia de dilación y las exigencias del Kremlin. La administración Trump había aprobado a finales de octubre las primeras sanciones a Rusia, en concreto a sus dos mayores exportadores de crudo ruso, Rosneft y Lukoil, afectando a las importaciones de la India. No obstante, las expectativas de una paz rápida mantenían distendidos los mercados al esperarse una relajación de las sanciones y la reducción de la prima de riesgo que pesa sobre las exportaciones de crudo ruso.

Momento

Pese al empeoramiento del momento geopolítico, los precios del Brent se situaron por debajo de los 59$ el 16 de diciembre, pero esa noche las dinámicas venezolana y rusa convergieron abruptamente. Mediante un post en su red social Truth Social, el presidente Trump ordenaba "un bloqueo total y completo de todos los petroleros sancionados" (en mayúsculas en el original) que entren y salgan de Venezuela. La decisión coincidió con un ciberataque a la compañía petrolera nacional venezolana PdVSA, paralizando sus operaciones. El bloqueo también afecta a las importaciones de nafta rusa, usada como diluyente del crudo superpesado Merey del país para poder ser exportado. En los días posteriores a la confiscación del Skipper y antes de que se anunciase el bloqueo, un buque que transportaba nafta rusa a Venezuela viró en el Atlántico para regresar a Europa. Las dificultades para procesar el crudo y exportarlo casi han agotado la capacidad de almacenamiento de Venezuela, lo que puede obligar a seguir reduciendo su producción. Sencillamente, Estados Unidos no necesita atacar físicamente las infraestructuras petroleras venezolanas para colapsar la producción del país y su economía.

El 17 de diciembre se filtraba que Estados Unidos estaba planeando nuevas sanciones contra las exportaciones de crudo ruso si Putin rechazaba el plan de paz para Ucrania: la inclusión de nuevos petroleros de la flota fantasma en la lista de buques sancionados y extender las sanciones a los intermediarios que hayan intervenido en transacciones de petróleo ruso. Se estima que aproximadamente el 40% de los petroleros que transportan petróleo venezolano y el 30% de los que transportan petróleo ruso están sancionados. Hay por tanto margen para sancionar a nuevos buques e intermediarios y afectar de manera mucho más severa a las exportaciones venezolanas y, sobre todo, rusas. De hecho, la guardia costera estadounidense confiscó el 20 de diciembre un segundo petrolero destinado a Asia, el Centuries, perteneciente a la flota fantasma pero no incluido en la lista de buques sancionados; y al día siguiente informó de ir tras un tercero, el Bella 1, este sí sancionado. Desde una perspectiva global, el impacto más relevante sobre los mercados probablemente no sean los efectos sobre la producción venezolana. Ésta se situaba en octubre cerca del millón de barriles diarios, menos del 1% de la producción mundial de petróleo, se estima que en noviembre había caído a unos 850.000 barriles diarios y se prevé que en diciembre seguirá reduciéndose.

Son cifras importantes, pero no parecen bastar para desatar una crisis de precios en el contexto actual de mercado. Se suele estimar que la pérdida de un millón de barriles diarios se traduce en una subida de precios de unos 10$ por barril, por lo que el impacto en los precios estaría entre los 5$ y los 8$ en función de si la producción venezolana colapsa parcial o totalmente. Sin embargo, la mañana siguiente al anuncio del bloqueo los mercados reaccionaron con subidas modestas en el entorno del 2,5%, que incluso se moderaron durante la jornada y los días posteriores. La abrumadora presencial naval estadounidense y la confiscación del Skipper ya descontaban una fuerte reducción de las exportaciones venezolanas, con la excepción de las de la compañía estadounidense Chevron, única exenta de las sanciones, hacia Estados Unidos. Los precios del Brent volvieron a subir por encima del 2% el 22 de diciembre, tras incautar Estados Unidos el segundo petrolero, notificarse la persecución del tercero durante el último fin de semana, nuevos ataques ucranianos al sector petrolero ruso y, como colofón, la filtración de advertencias israelíes a Estados Unidos sobre ejercicios iraníes con misiles que podrían preludiar una nueva escalada en Oriente Medio.

La principal explicación de este impacto limitado en los precios es que el mercado global de petróleo sigue bien abastecido. Las últimas previsiones de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) apuntan a que el exceso de producción sobre la demanda, aunque minorado en el último trimestre del año, se prolongará en 2026 pese a la caída de las exportaciones venezolanas y rusas. El mayor riesgo estriba en que la actitud estadounidense hacia Venezuela manda señales preocupantes para Rusia si ésta no acepta el plan de paz para Ucrania. Si Estados Unidos pasara de sanciones casi simbólicas a la flota fantasma a una aplicación rigurosa que incluya confiscaciones, rechazo de acceso a puertos y sanciones secundarias efectivas, Rusia se vería muy afectada. A diferencia de lo que puede pasar en Venezuela, ello no implicaría un colapso de las exportaciones rusas, pero sí una mayor dificultad para evadir las sanciones y un descenso gradual de exportaciones e ingresos. Según la AIE, las exportaciones rusas cayeron en más de 400.000 barriles en noviembre por las nuevas sanciones estadounidenses. Junto con la caída de precios, esto redujo los ingresos rusos por exportaciones de petróleo en 3.600 millones de dólares respecto al mismo mes de 2024. La combinación de un colapso de las exportaciones venezolanas con sanciones estrictas sobre Rusia (y quizás Irán) sí podría suponer tensiones de suministro que corrijan al alza el consenso de precios moderados para el petróleo en el próximo año, pero no parece probable que se tradujera en una crisis de suministro ni de precios mientras los mercados sigan holgadamente abastecidos.

Gonzalo Escribano | Investigador principal del Real Instituto Elcano

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Fuente original: Leer en Expansión
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