Los trenes bala japoneses son conocidos por su extrema puntualidad. Sin embargo, cuando la nieve asoma, ni el sistema ferroviario más puntero del mundo se salva. Y es que para combatirla, las instituciones ferroviarias del país desarrollaron una solución tan simple como ingeniosa: aspersores instalados a lo largo de las vías que pulverizan agua durante las nevadas. Esto se hace para evitar que la nieve se acumule y cause estragos en los trenes. Te explicamos en detalle cómo funcionan estos sistemas.
Por qué es importante. La nieve no solo es la causante de que el sistema pueda dejar de ser tan puntual como acostumbra, sino que puede causar daños graves en los trenes de alta velocidad. Y es que a velocidades superiores a los 200 km/h, la nieve del suelo se eleva por la corriente de aire generada por el tren, lo que puede hacer que se compacte bajo los vagones formando bolas de hielo que al impactar contra el suelo lanzan grava al aire. Esto puede acabar rompiendo ventanas y dañando componentes del tren si no se trata.
Japón lleva décadas perfeccionando sistemas para eliminar este problema sin sacrificar la velocidad ni la puntualidad.
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El origen del problema. Cuando el Shinkansen comenzó sus operaciones regulares en 1964, según explica JR Tokai (la compañía operadora del Tokaido Shinkansen), la construcción se realizó con prisas y "no hubo tiempo suficiente para considerar" rutas alternativas que evitaran zonas de intensa nevada.
En enero de 1965, apenas tres meses después del lanzamiento, las nevadas en la región de Sekigahara provocaron incidentes graves, entre ellos ventanas rotas y tanques de agua destrozados. La investigación reveló que el verdadero culpable era la velocidad, ya que el viento generado levantaba la nieve, que se acababa convirtiendo en proyectiles de hielo bajo los vagones.
La solución: aspersores. Para evitar que la nieve se levante y forme esas peligrosas bolas de hielo, se instaló un sistema de aspersores a lo largo de las vías que rocía agua durante las nevadas. Actualmente hay aspersores desplegados en un tramo de más de 70 kilómetros, cubriendo las líneas más afectadas por la nieve. En 2009 se mejoraron las boquillas para que el agua alcanzara zonas a las que antes no se llegaba, logrando derretir la nieve de forma más efectiva.
El sistema no elimina completamente la nieve, pero cambia su consistencia para evitar que se compacte y vuele, reduciendo así el riesgo de daños.
No es la única solución. El sistema de agua se complementa con otros recursos. Durante las horas sin servicio, quitanieves trabajan de madrugada para retirar la nieve acumulada. Desde 2003 se emplean quitanieves rotativos que utilizan cepillos giratorios capaces de limpiar hasta cinco centímetros por debajo de la superficie de los raíles. Además, desde 2013 se utilizan dispositivos con sensores ópticos para monitorizar las condiciones meteorológicas, y hay cámaras instaladas bajo los vagones para detectar acumulaciones de nieve.
Cuando un tren cubierto de nieve llega a estaciones como Nagoya u Osaka, también hay equipos especializados que esperan bajo los andenes con lavadoras de alta presión para eliminar rápidamente la nieve adherida.
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Los resultados hablan. Toda esta operativa ha transformado radicalmente las defensas del Shinkansen cuando llega la nieve. Según JR Tokai, en 1976 se registraron 635 cancelaciones de trenes por nieve, una cifra que se ha reducido a cero desde 1994. El retraso medio por nevadas también ha mejorado drásticamente, pasando a unos pocos minutos.
Más allá de los trenes. En las regiones del norte de Japón, donde las nevadas pueden superar los tres metros, muchas carreteras tienen aspersores integrados en el asfalto. El sistema, conocido como 'shosetsu' (nieve que desaparece) o 'yuusetsu' (nieve que se derrite), fue desarrollado en 1961 en la ciudad de Nagaoka por Yosaburo Imai, fundador de una centenaria confitería.
Imai se inspiró al observar que la nieve no se acumulaba donde brotaba agua termal del subsuelo. Desde entonces, tuberías subterráneas transportan agua geotérmica (a unos 13-14°C) hasta aspersores en el pavimento que derriten la nieve durante las tormentas invernales, evitando el uso de sal o quitanieves.
Imagen de portada | KUA YUE
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La noticia
La nieve es de las pocas cosas que puede retrasar al Shinkansen en Japón. Para combatirla hay una solución tan simple como eficaz
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Antonio Vallejo
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La nieve es de las pocas cosas que puede retrasar al Shinkansen en Japón. Para combatirla hay una solución tan simple como eficaz
La temporada invernal en algunos puntos del norte de Japón puede causar estragos en los trenes de alta velocidad si no se trata
Como no cabía esperar otra cosa, el país lleva perfeccionando una solución durante décadas que involucra un sistema de aspersores de agua
Los trenes bala japoneses son conocidos por su extrema puntualidad. Sin embargo, cuando la nieve asoma, ni el sistema ferroviario más puntero del mundo se salva. Y es que para combatirla, las instituciones ferroviarias del país desarrollaron una solución tan simple como ingeniosa: aspersores instalados a lo largo de las vías que pulverizan agua durante las nevadas. Esto se hace para evitar que la nieve se acumule y cause estragos en los trenes. Te explicamos en detalle cómo funcionan estos sistemas.
Por qué es importante. La nieve no solo es la causante de que el sistema pueda dejar de ser tan puntual como acostumbra, sino que puede causar daños graves en los trenes de alta velocidad. Y es que a velocidades superiores a los 200 km/h, la nieve del suelo se eleva por la corriente de aire generada por el tren, lo que puede hacer que se compacte bajo los vagones formando bolas de hielo que al impactar contra el suelo lanzan grava al aire. Esto puede acabar rompiendo ventanas y dañando componentes del tren si no se trata.
Japón lleva décadas perfeccionando sistemas para eliminar este problema sin sacrificar la velocidad ni la puntualidad.
El origen del problema. Cuando el Shinkansen comenzó sus operaciones regulares en 1964, según explica JR Tokai (la compañía operadora del Tokaido Shinkansen), la construcción se realizó con prisas y "no hubo tiempo suficiente para considerar" rutas alternativas que evitaran zonas de intensa nevada.
En enero de 1965, apenas tres meses después del lanzamiento, las nevadas en la región de Sekigahara provocaron incidentes graves, entre ellos ventanas rotas y tanques de agua destrozados. La investigación reveló que el verdadero culpable era la velocidad, ya que el viento generado levantaba la nieve, que se acababa convirtiendo en proyectiles de hielo bajo los vagones.
La solución: aspersores. Para evitar que la nieve se levante y forme esas peligrosas bolas de hielo, se instaló un sistema de aspersores a lo largo de las vías que rocía agua durante las nevadas. Actualmente hay aspersores desplegados en un tramo de más de 70 kilómetros, cubriendo las líneas más afectadas por la nieve. En 2009 se mejoraron las boquillas para que el agua alcanzara zonas a las que antes no se llegaba, logrando derretir la nieve de forma más efectiva.
El sistema no elimina completamente la nieve, pero cambia su consistencia para evitar que se compacte y vuele, reduciendo así el riesgo de daños.
No es la única solución. El sistema de agua se complementa con otros recursos. Durante las horas sin servicio, quitanieves trabajan de madrugada para retirar la nieve acumulada. Desde 2003 se emplean quitanieves rotativos que utilizan cepillos giratorios capaces de limpiar hasta cinco centímetros por debajo de la superficie de los raíles. Además, desde 2013 se utilizan dispositivos con sensores ópticos para monitorizar las condiciones meteorológicas, y hay cámaras instaladas bajo los vagones para detectar acumulaciones de nieve.
Cuando un tren cubierto de nieve llega a estaciones como Nagoya u Osaka, también hay equipos especializados que esperan bajo los andenes con lavadoras de alta presión para eliminar rápidamente la nieve adherida.
Los resultados hablan. Toda esta operativa ha transformado radicalmente las defensas del Shinkansen cuando llega la nieve. Según JR Tokai, en 1976 se registraron 635 cancelaciones de trenes por nieve, una cifra que se ha reducido a cero desde 1994. El retraso medio por nevadas también ha mejorado drásticamente, pasando a unos pocos minutos.
Más allá de los trenes. En las regiones del norte de Japón, donde las nevadas pueden superar los tres metros, muchas carreteras tienen aspersores integrados en el asfalto. El sistema, conocido como 'shosetsu' (nieve que desaparece) o 'yuusetsu' (nieve que se derrite), fue desarrollado en 1961 en la ciudad de Nagaoka por Yosaburo Imai, fundador de una centenaria confitería.
Imai se inspiró al observar que la nieve no se acumulaba donde brotaba agua termal del subsuelo. Desde entonces, tuberías subterráneas transportan agua geotérmica (a unos 13-14°C) hasta aspersores en el pavimento que derriten la nieve durante las tormentas invernales, evitando el uso de sal o quitanieves.