- ANDRÉS STUMPF Bruselas
El bloque comunitario fracasa en su intento de utilizar los activos rusos para dar un préstamo que mantenga solvente a Ucrania, pero logra asegurar con bonos la financiación necesaria.
¡El préstamo sobre los activos rusos ha muerto, larga vida a la emisión de deuda! Esa podría ser la frase que resumiera el desenlace de la última cumbre del Consejo Europeo, una cita en la que los veintisiete líderes de la Unión Europea trabajaron durante más de doce horas para tratar de llegar a un acuerdo con el que cubrir las necesidades que afrontará Ucrania en los próximos dos años.
Los máximos representantes de los Estados Miembros optaron finalmente por la opción de emitir deuda conjunta en un giro inesperado de los acontecimientos que se tomó en las últimas horas de la jornada. La Comisión Europea acudirá a los mercados para captar 90.000 millones de euros en nombre de los países y, con ese dinero, entregará a Ucrania un préstamo sin intereses que podrá utilizar para reparaciones y usos militares con los que seguir soportando la invasión de Rusia.
Estos bonos estarán garantizados por el margen de maniobra del actual Marco Financiero Plurianual (MFF), vigente hasta 2028. Además, en última instancia, los países apuntan a que los activos rusos congelados ejercerían de colateral, aunque los últimos detalles sobre cómo podría articularse esta última salvaguarda no están definidos.
"El préstamo será reembolsado por Ucrania únicamente una vez que Rusia haya asumido el coste de las reparaciones. Hasta entonces, los activos permanecerán inmovilizados y la Unión se reserva el derecho a utilizarlos para reembolsar el préstamo, en plena conformidad con el derecho de la UE y el derecho internacional", indicaron los líderes en el documento de conclusiones de la cumbre del Consejo Europeo.
Será la segunda vez que la Unión Europea recurra a la emisión de deuda conjunta. Los eurobonos vuelven a ser una realidad después de que se cruzó por primera vez esa línea roja para los fondos NextGenerationEU, lanzados para paliar los efectos económicos de la pandemia del coronavirus.
Exenciones
Pero no todos los países miembros aunarán sus esfuerzos. Para sacar adelante la decisión de utilizar el margen de maniobra de los presupuestos comunitarios es necesaria la unanimidad de los Estados Miembros, algo a lo que Hungría, la República Checa y Eslovaquia sólo estaban dispuestos si lograban que se les dejara completamente fuera del proyecto, tanto en lo que se refiere a la financiación como a su parte proporcional de las garantías a través del MFF.
Para articular este régimen especial, la Comisión Europea acordó activar el artículo 20 de los tratados de funcionamiento de la UE para poner en marcha la cooperación reforzada, una estructura que permite crear equipos y alianzas entre Estados Miembros sin que sea necesario que todos participen de ello.
"Hungría está completamente fuera del acuerdo. Creemos que es una mala decisión que acerca a Europa a la guerra. Hay una cláusula de exclusión para nosotros y somos inocentes", indicó ayer Viktor Orbán, primer ministro de Hungría y posiblemente el representante de la UE más cercano a la Rusia de Putin.
El resto de líderes de la UE, a excepción de los tres excluidos del acuerdo, celebró haber logrado cerrar una opción para financiar a Ucrania en una jornada de alto voltaje en la que la situación estuvo al borde de descarrilar. La tensión negociadora fue máxima en la sala, aparcando el debate sobre Ucrania al último punto del día de la cumbre para dar más tiempo a los equipos técnicos hasta el punto en el que la emisión de deuda conjunta se vio como la única salida factible incluso para el canciller de Alemania, Friedrich Merz, que se había cerrado de forma categórica la puerta a unos eurobonos que acabaría aceptando.
Préstamo con activos rusos
Porque la deuda conjunta nunca fue la primera opción para financiar las necesidades de Ucrania para los próximos dos años. La necesidad de unanimidad se veía como una muralla demasiado elevada y, a diferencia de lo que ocurría con la inmovilización de activos rusos, en los que se recurrió a la excepcionalidad del artículo 122 para sortearla, en esta ocasión se consideraba un movimiento imposible.
En su lugar, la Comisión Europea y la mayoría de los países habían apostado de forma decidida por conceder el préstamo a Ucrania utilizando los activos rusos que se encuentran paralizados por las sanciones en territorio europeo. Fuentes comunitarias habían llegado a expresar que el préstamo con activos rusos era realmente la única opción viable para financiar a Ucrania, una narrativa sobre la que tuvieron después que dar marcha atrás.
La oposición belga impidió sacar adelante esta opción. Bart de Wever, primer ministro de Bélgica, mantiene, a través de Euroclear, el depósito de unos 185.000 millones de euros de los 210.000 millones de euros en activos rusos congelados. El mandatario consideraba que existían serios riesgos legales de que el uso de esos activos para el préstamo a Ucrania se considerase una confiscación, por lo que había pedido salvaguardas para enfrentarse a potenciales sustos.
La Comisión Europea ya había accedido a algunas de las exigencias de Bélgica, como que los Estados miembros pusieran garantías nacionales para avalar el uso de los activos rusos en caso de que hubiera que reponer ese dinero ante un potencial fallo en contra en un arbitraje internacional, pero no había sido suficiente para torcer el brazo de De Wever. Así, la jornada en el Consejo Europeo se desarrolló en dos salas paralelas: una en la que los líderes mantenían el debate oficial y otra en la que los técnicos de la Comisión debatían con los de Bélgica para tratar de encontrar un punto de acuerdo.
Y lo hicieron. De Wever exigió un cheque en blanco con garantías nacionales ilimitadas para cualquier mal que Bélgica pudiera sufrir a consecuencia del uso de los activos rusos en el préstamo a Ucrania y el Ejecutivo comunitario lo puso sobre la mesa. Sin embargo, fuentes comunitarias señalan que cuando el documento con las nuevas exigencias llegó al resto de los líderes, muchos países consideraron que el riesgo era excesivo y la opción de la emisión de deuda se convirtió en la vía de escape más sencilla.
"Europa ha ganado, y la estabilidad financiera sin duda ha ganado. Evitamos el caos, evitamos la división. Europa se mantiene unida. La unidad hoy significa que Europa sigue siendo relevante en la mesa geopolítica", declaró De Wever al final de la reunión.
En teoría, los países y la Comisión Europea seguirán estudiando en los próximos meses los detalles del préstamo a Ucrania basado en los activos rusos para ver si, bajo las nuevas condiciones que satisfacen a Bélgica, se puede recurrir a esta opción. Sin embargo, fuentes diplomáticas aseguran que esta opción está muerta y que simplemente se añade como un complemento a la declaración para evitar esa sensación de fracaso.
"Tengo plena confianza en que encontrarán una solución. Al estilo europeo: dando vueltas, perdiendo el tiempo y dando tiempo a especular sobre si funcionará o no... pero encontrarán una solución porque es demasiado importante", aseguró Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE) el jueves a mediodía en lo que se convertiría en una cita casi clarividente.
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