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La viuda de Charlie Kirk interviene en la primera cumbre de Turning Point desde la muerte de su esposo. Reuters La viuda de Charlie Kirk promete aupar a JD Vance hasta la presidencia de EE UUEl número 2 de Donald Trump es uno de los miembros del gabinete que apuntan a sucederle en el puesto, junto al secretario de Estado, Marco Rubio
Corresponsal. Nueva York
Viernes, 19 de diciembre 2025, 19:49
... les observaba competir y luego decidía quién seguía y quién era expulsado. Como jefe absoluto de la Casa Blanca, a donde ha trasladado este estilo, el presidente tiene ya finalistas para su sucesión: «Podrían ser un par de personas sentadas en esta mesa», dijo hace dos semanas en una reunión de gabinete transmitida en directo.Noticias relacionadas
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Vance era la estrella que siguió sus pasos en ese escenario del Centro de Convenciones de Phoenix, pero a juzgar por las preguntas, de las que excluyó abiertamente a la prensa tradicional para escuchar sólo a «periodistas locales creíbles», hay nubes en el horizonte: todas y cada una de las cuestiones estuvieron relacionadas con la economía.
Desconfianza de los votantes
A diez meses de la elección de Trump, el bolsillo de los estadounidenses no ha experimentado el milagro económico prometido. El presidente sabe que la «asequibilidad» se ha convertido en la palabra del momento y ha empezado a erosionar la confianza de sus votantes. Por eso el miércoles aseguró en un discurso televisado que el país está viviendo «un bum sin precedentes», que llegará en breve a sus bolsillos.
Según él, hay «más gente trabajando que en cualquier otro momento de la historia de Estados Unidos», los precios están descendiendo «rápidamente», ha conseguido personalmente inversiones extranjeras récord por valor de 18 billones de dólares y el precio de la gasolina ha caído por debajo de 2,5 dólares por galón. Pero cada vez que un estadounidense para en la gasolinera, el cartel más barato marca 2,9. En efectivo. En el mejor de los casos.
Ampliar Una persona lleva una camiseta con la imagen de Charlie Kirk durante una intervención del vicepresidente JD Vance en Pensilvania. ReutersVance, por su parte, parece haber adoptado la fórmula ganadora de la campaña: culpar al extranjero. Según él, el Gobierno de Joe Biden restó 3.000 dólares de capacidad adquisitiva al bolsillo de los estadounidenses, mientras que el de Trump les ha devuelto mil dólares en diez meses, contó esta semana en Fénix. «¡Pues claro que la gente sigue pasando dificultades! Pero el pueblo es inteligente y sabe que Roma no se gana en una hora». Para él, la economía «es simple», todo está a punto de mejorar: «Si tienes menos inmigrantes ilegales comprando casas, eso significa que los ciudadanos estadounidenses finalmente van a poder permitirse de nuevo comprarse una casa». Los tiempos de espera de los hospitales bajarán, sostiene, cuando no haya indocumentados saturando los servicios médicos. Los salarios subirán cuando estos dejen de hundir el mercado con tarifas inaceptables.
Hasta el antisemitismo «está siendo provocado por la llegada de personas nacidas en el extranjero que traen consigo altos niveles de agravio étnico», aseguró el miércoles en Pensilvania. Con ello tocaba otro de los cismas recién abiertos en el mundo MAGA: la entrevista del presentador Tucker Carlson al supremacista Nick Fuentes, que puso de manifiesto el conflicto inevitable entre los defensores de Israel y sus contrarios. Carlson legitimó el discurso de Fuentes, abriendo así un debate incestuoso que se manifestó esta semana sobre el escenario de la conferencia America Fest 2025, la primera sin Charlie Kirk.
Vance parece haber adoptado en sus discursos la fórmula ganadora de la campaña que llevó a Trump por segunda vez a la Casa Blanca: culpar al inmigrante
El jueves, el influyente comentarista conservador judío Ben Shapiro acusó a Carlson y a otros «timadores y charlatanes» de su propia esfera MAGA, de darle alas a Fuentes y amplificar su antisemitismo, que califica de «inmoral». Como heredero natural del movimiento, Vance tendrá que mantener unida esa coalición, si quiere suceder a Trump como presidente. Y a juzgar por la airada intervención del magnate el miércoles en su discurso a la nación, esta debe ser la única parte del concurso que no disfruta. Rubio, sin embargo, es ahora quien se reclina en el asiento y espera a que se disipe el polvo.
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