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«Los centros históricos se han convertido en Disneylandia»

«Los centros históricos se han convertido en Disneylandia»
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«Es trágico que se estén despoblando las pequeñas capitales de provincia», denuncia esta especialista, que fue la primera rectora de la Universidad Autónoma de Madrid

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Josefina Gómez Mendoza,en la plaza de Castilla de Madrid,donde tuvo lugar la entrevista. Virginia Carrasco

Josefina Gómez Mendoza | Geógrafa y escritora

«Los centros históricos se han convertido en Disneylandia»

La entrevista ·

«Es trágico que se estén despoblando las pequeñas capitales de provincia», denuncia esta especialista, que fue la primera rectora de la Universidad Autónoma de Madrid

César Coca

Sábado, 20 de diciembre 2025, 12:44

... cargo. Además es miembro de las reales academias de Ingeniería e Historia, doctora honoris causa por la Universidad Carlos III de Madrid y la Escuela Normal Superior de Lyon y fue consejera de Estado entre 2003 y 2013 y presidenta de la Asociación de Geógrafos Españoles. Entre sus publicaciones destacan las dedicadas a paisajes y bosques españoles, geógrafos, naturalistas y viajeros e incluso la crisis territorial. Su larga trayectoria la avala para hablar del crecimiento desatado de unas ciudades cuyo centro se desertiza, un ámbito rural envejecido y abandonado y unas pequeñas capitales de provincia cada vez menos pobladas.

- Me va a permitir que haga un apunte histórico: en el siglo XIX las ciudades cambiaron, se crearon los ensanches y se ampliaron muchos distritos gracias a que mejoró la movilidad. Fue un ejemplo de cómo se resitúan las zonas residenciales y cambia el uso de los terrenos. Pero la cohesión social de las ciudades históricas se fue rompiendo a medida que se creaban los grandes ejes viarios, las grandes avenidas. Ildefonso Cerdá, creador del plan del Ensanche de Barcelona, decía que derribar casas era una obligación por razones higiénicas. En una etapa posterior, se planteó una ciudad en forma de bloques abiertos que reciben el sol. Eso es lo que se impone en el siglo XX y se mezcla con el patrimonio histórico. Y llegamos a la gran expansión metropolitana y la ciudad dispersa, basada en grandes urbanizaciones, un fenómeno que vino de EE UU y que ellos mismos reconocieron que fue un error.

Romper la cohesión social

- Y así hasta la gentrificación.

- Se da cuando en las ciudades se plantean actividades que requieren de grandes superficies. Eso expulsa a los residentes tradicionales en beneficio de esas entidades (sector financiero, sedes de grandes empresas, etc.) y de otros residentes de alto nivel de renta. Se rompe la cohesión social y se fragmentan las poblaciones porque nadie con renta media puede acceder a una vivienda en el centro. En realidad, casi ni siquiera hay vivienda. Desaparece el comercio tradicional, llegan grandes negocios, pisos turísticos… Las ciudades se tematizan y los centros históricos se convierten en Disneylandia.

- ¿Ese proceso es irreversible?

- Mucho tendrían que cambiar las cosas. Pero puede llegar un momento en que se dé un colapso. En el centro de Madrid, por ejemplo, ya casi no vive nadie ni hay comercio tradicional. Eso supone la destrucción del patrimonio y han desaparecido las calles laberínticas de los casos históricos. Aunque, en realidad, las tramas urbanas ya se las cargaron Haussmann y los grandes diseñadores de urbes en el siglo XIX. Otro ejemplo de Madrid: en Ciudad Lineal no queda nada de lo que se construyó cuando se creó el distrito: las casas que había han sido sustituidas por 'edificios cebra'.

Inicio de la despoblación

«Cuando en los 80 se cerraron líneas férreas se dio el primer paso para el abandono de grandes zonas»

- ¿Algunos de esos cambios no han sido promovidos dentro de una filosofía muy positiva? Los planteamientos higienistas o la racionalización de la circulación tanto de personas como de vehículos, por ejemplo.

- En muchos casos se ha tratado de buenas intervenciones que han tenido efectos perversos, por supuesto. Hemos visto cómo se hacen reformas interiores en un barrio para sanearlo y se convierte en un barrio de moda, de manera que atrae a los ricos y expulsa a sus habitantes tradicionales. Son actuaciones que no miden las consecuencias sociales. Porque también hay una desigualdad espacial.

- ¿Lo diferente respecto de actuaciones del pasado es que ahora están detrás fondos de inversión extranjeros?

- En el pasado sucedió algo de eso pero de una forma más lenta. A finales del siglo XIX las grandes construcciones eran de propietarios rurales. Mire lo que sucede ahora. Algunos de esos palacetes se han convertido en hoteles que solo han conservado las fachadas. Vivimos la época del 'fachadismo'.

- ¿Qué responsabilidad tiene en todo esto el turismo?

- El turismo ha cambiado mucho. En el caso español, se ha desplazado hacia el interior y se ha masificado. ¡Cómo se transforma todo! Cuando hace unos cuantos años vi el primer anuncio de Airbnb pensé que eso era progreso. Ahora solo quiero que no me pongan uno en mi edificio.

- ¿Y hasta qué punto hay diferencias en la gestión de las ciudades en este aspecto concreto en función de la ideología de sus responsables?

- Hay matices. En Madrid todo se ha desbocado. Un edificio como el Bernabéu no cabe en otras ciudades en un lugar como ese en el que está. Madrid crece en todos los sentidos, menos en residentes. Ya hay casos de estudiantes alojados en garajes, ante la falta de vivienda. Y luego está ese fenómeno de sacar a la venta las casas de las promociones que se hicieron en el franquismo, una vez que han muerto sus propietarios, y que es pura especulación. ¿Cómo reviertes eso? Hay que hacer muchas cosas en todos los ámbitos y una de ellas es expulsar los automóviles de las ciudades. Antes eran liberación, ahora son atasco.

- ¿Qué relación existe entre lo que está pasando en las ciudades y el debate sobre si es preciso construir nuevas viviendas o ya hay muchas desocupadas y no es bueno construir más?

- Hay que manejar buena información. Se dijo que eso iba a cambiar a raíz de la pandemia pero no fue así. El desajuste entre oferta y demanda en muchas zonas es absoluto. El ejemplo está en proyectos masivos de construcción como el de Seseña. Ese desajuste ha generado ruinas en muchos lugares, edificios que quedaron a medio hacer, o incluso acabados, y están ahí, abandonados porque a nadie le interesa vivir en ese lugar.

Desequilibrios

«Alta velocidad y autopistas comunican las grandes ciudades y desconectan el resto de territorios»

- Zonas enteras de España, incluidas capitales de provincia, no paran de perder población.

- El gran problema de cohesión territorial de España es esa pérdida de población de las ciudades pequeñas y medianas. La gente del campo ha sido y sigue siendo la gran perdedora, siempre lo es. Todo lo que no se quiere en la ciudad se lleva al campo. ¿Por qué no se ponen grandes placas solares en las ciudades? Hay muchos lugares para hacerlo. Y el campo se ha despoblado porque, por razones fáciles de entender, los agricultores se han ido a vivir a la periferia de las ciudades.

- Lo de la articulación territorial de esas zonas parece un pez que se muerde la cola: como hay poca población se reducen los transportes y se desatienden otros servicios y la población que hay sigue reduciéndose justo por eso.

- Cuando a mediados de los ochenta se cerraron muchas líneas ferroviarias se dio el primer paso para que ese abandono de grandes zonas se acelerara. La alta velocidad comunica las grandes ciudades pero al tiempo desconecta territorios. Y lo mismo sucede con las autopistas. Vancouver fue la primera gran ciudad que se opuso a que una autopista llegara hasta el mismo centro urbano. En vez de crear megalópolis habría que multiplicar los centros, crear un tejido interconectado. Me preguntaba antes si hay diferencias en la gestión de los espacios entre gobiernos de derechas y de izquierdas… Pues los proyectos del nuevo Bernabéu y el gran Chamartín los aprobó un Ayuntamiento de izquierdas.

Éxito y fracaso del campo

- Usted suele citar una frase de Eduardo Martínez de Pisón: la montaña es un buen paisaje pero un mal territorio. Y España es el segundo país más montañoso de Europa. ¿Hemos resuelto el problema de ese mal territorio?

- Las montañas siempre fueron las zonas menos pobladas y ahora lo son aún menos. Pero ha sucedido con el campo en general. Entre 1968 y 1980 hubo un enorme éxodo porque las estructuras agrarias ya no daban más de sí. El problema del campo ha sido el de su éxito; es decir, la mecanización. Y luego está la falta de servicios. Aunque, en sentido contrario, en las ciudades los hay pero el precio que se paga es la gran cantidad de tiempo consumido en el transporte. Hay que arreglar esa brecha social pero apoyándose en comarcas viables. Que las pequeñas capitales se estén despoblando es trágico. Y está pasando porque la fertilidad es muy pequeña en ellas, algo inevitable cuando la población es muy mayor.

- Y luego están los incendios. En los últimos años, han castigado extensas zonas de Galicia y Castilla-León, agravando los problemas de despoblación y falta de incentivos que ya tenían. ¿Hay conciencia en nuestra clase política del problema que esos incendios suponen?

- En mi equipo en la Universidad hemos estudiado los incendios del pasado. Eran muchos, pequeños y estacionales. Todo lo contrario de lo sucedido en los últimos tiempos y en concreto este año. Lo que pasó en el oeste de España, donde se dieron los peores, es que una primavera muy lluviosa fue seguida de unos meses muy secos, lo que generó mucho combustible. En el origen de todo está el abandono rural, que ha hecho que crezcan libremente plantas que arden mucho.

Planes para las ciudades

«Buenas intervenciones sobre el papel han tenido efectos perversos»

- ¿No hay otras razones, además de la más general que es el cambio climático?

- Coinciden más fenómenos: uno es que se han construido muchas casas diseminadas por el campo de forma que no ha quedado clara la frontera entre usos residenciales y agrarios. Eso introduce más dificultades en el momento de los incendios porque la primera prioridad es salvar a los residentes en esas casas, que muchas veces no quieren abandonarlas.

- Se ha dicho que se impide a los agricultores talar árboles o limpiar bosques.

- No es cierto que no se permita cortar y limpiar. Sí lo es que esas tareas se han burocratizado mucho. Todos esos factores juntos hacen que ahora los incendios sean de otro tipo. Y en buena medida son inapagables. Eso es lo que sorprende a todo el mundo, porque no hace tanto, veinte o treinta años, los incendios aquí se apagaban bien y con rapidez. La razón es que eran de otro tipo, eran pequeños fuegos causados por la quema de rastrojos y cosas así. Además ahora, como le decía, las prioridades son distintas. Por eso es importante prevenir y cada nivel del Estado debe asumir sus responsabilidades. Por supuesto, eso significa entre otras cosas que quienes se dedican a la prevención deben trabajar todo el año y no solo en verano. Y me preguntaba por el cambio climático y sus efectos...

- Los tiene en este aspecto, imagino.

- Uno del que no se habla mucho es que ahora hay muchas más tormentas con rayos. Ahí empiezan tantos incendios. Y por desgracia volveremos a ver incendios en las ciudades, que se manejan mal. Tenemos un problema territorial y geográfico, porque nadie se ocupa del territorio como habitación.

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Fuente original: Leer en Diario Sur - Ultima hora
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