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José Ibarrola La Tribuna Los desafíos de la cienciaUno de los retos es avanzar desde una perspectiva multidisciplinar para abordar problemas complejos como el clima, la salud global o la desigualdad
Jesús Lizcano Álvarez
Catedrático emérito de la Universidad Autónoma de Madrid. Académico de Ciencias Económicas y Financieras
Miércoles, 17 de diciembre 2025, 01:00
... la conexión entre el progreso científico, la paz y el desarrollo sostenible, y ello a través de fomentar el diálogo entre los científicos y promover la cooperación internacional de cara a resolver los desafíos globales de la ciencia, que ha sido, desde sus orígenes, una herramienta fundamental para comprender el mundo y mejorar la vida humana. Esta importancia se vuelve aún mayor cuando se analiza el futuro cercano. En un siglo XXI marcado por desafíos globales como el cambio climático, el crecimiento demográfico, la escasez de recursos, los riesgos sanitarios y las revoluciones tecnológicas, la ciencia no solo es un instrumento de progreso, sino un elemento indispensable para la supervivencia, la equidad y la sostenibilidad. Por ello, el futuro de la humanidad va a depender en gran medida de la capacidad de la ciencia para generar soluciones, anticipar riesgos y orientar decisiones informadas.Por otra parte, en el ámbito de la salud, la ciencia está impulsando una revolución médica sin precedentes. La combinación de genética, inteligencia artificial, nanomedicina y biotecnología permitirá una medicina cada vez más personalizada y predictiva. Las terapias génicas van a poder corregir enfermedades hereditarias, mientras que la medicina regenerativa facilitará la reparación de tejidos dañados o incluso, en algunos casos, la reversión parcial de procesos de envejecimiento. La detección temprana de enfermedades mediante algoritmos, análisis de biomarcadores y dispositivos portátiles disminuirá la mortalidad y aumentará la calidad de vida. La ciencia, en este sentido, ya no solo va a curar, sino que va a permitir prevenir y anticipar los problemas de salud.
La ciencia aumentada por IA va a permitir resolver problemas inabordables
Además, la interacción entre seres humanos y tecnología está evolucionando hacia formas completamente nuevas. La Inteligencia artificial, la robótica y la neurotecnología van a ampliar nuestras capacidades cognitivas y físicas, y las conexiones cerebro-máquina van a devolver movilidad a personas con lesiones, mientras que sistemas de IA actuarán como asistentes médicos, educativos y laborales. La computación cuántica, cuando alcance su madurez, transformará campos enteros como la química, la farmacología y la ingeniería de materiales, acelerando aún más el ritmo de los descubrimientos científicos. Esta aceleración, conocida como ciencia aumentada por IA, va a permitir resolver problemas antes considerados inabordables.
En todo caso es necesario tener en cuenta que junto a estos avances surgen desafíos éticos, sociales y políticos que no pueden ser ignorados. El primero es la desigualdad en el acceso a la innovación. Si los beneficios de la biotecnología, la medicina personalizada o la energía limpia no llegan a toda la población, las brechas sociales podrían ampliarse dramáticamente. Asimismo, el uso de la Inteligencia Artificial plantea riesgos relacionados con la privacidad, la transparencia y la manipulación informativa. La edición genética requiere debates profundos sobre sus límites éticos, y si debería permitirse únicamente para curar, o también para mejorar capacidades humanas. Y, en un mundo interconectado, la gobernanza científica global se nos antoja imprescindible para evitar conflictos, regular tecnologías emergentes y promover investigación colaborativa.
Finalmente, debemos hacer referencia a unos retos internos que tiene la propia ciencia, tales como: garantizar la integridad, calidad y reproducibilidad en un contexto de presión competitiva, hiperproductividad y dependencia de financiación ligada a intereses económicos o geopolíticos, así como un avance científico desde una perspectiva multidisciplinar (confluencia) e interdisciplinar (convergencia metodológica) entre las muy distintas áreas científicas y de conocimiento, de cara a abordar problemas complejos como el clima, la salud global, o la desigualdad. También se debe democratizar la ciencia a través de educación científica, el acceso abierto al conocimiento y la participación ciudadana, de modo que las decisiones tecnocientíficas reflejen prioridades sociales y no solo unas lógicas de mercado o poder.
El papel de la ciencia en el futuro de la humanidad resulta fundamental, siendo el principal motor para resolver los grandes problemas y desafíos globales, y para mejorar la calidad de vida y fomentar el desarrollo sostenible. Y es el deber de la sociedad y de los dirigentes políticos e institucionales intensificar el apoyo a nuestra querida y fundamental ciencia.
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