La titular del Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 1 de Pamplona acordó ayer la puesta en libertad de los cuatro argelinos que permanecían en prisión desde el 30 de octubre por su presunta implicación en la agresión sexual sufrida por una joven en las inmediaciones de la Carpa Universitaria de la capital navarra.
La resolución judicial detalla que la decisión se adopta tras conocerse los resultados de las pruebas de ADN -a las que los investigados se sometieron de forma voluntaria y realizadas por el laboratorio Nasertic-, los cuales concluyen que "existe un perfil genético masculino que no coincide con ninguno de los investigados".
A los cuatro varones -"de nacionalidad argelina, uno de 33 años, dos de 26 y otro de 25"- se les ha impuesto como medida cautelar la obligación de comparecer ante el juzgado "cuantas veces sean requeridos", para lo cual deberán fijar un domicilio y comunicar cualquier cambio del mismo. Como adelantó EL MUNDO el pasado mes de octubre, la mayoría de ellos contaba con antecedentes policiales y tres tenían, incluso, una orden de expulsión pendiente de ejecutar.
Las pruebas genéticas no han permitido identificar a los autores de la agresión, pero sí descartar la participación de estos cuatro hombres, lo que implica que el agresor o agresores continúan en libertad. Aunque los imputados negaron desde el inicio cualquier implicación, la investigación sigue abierta, ya que en las proximidades del asentamiento ilegal e insalubre donde residían -en cuatro tiendas de campaña- fueron halladas prendas íntimas de la víctima, así como su teléfono móvil, la cartera y el bolso. Dos de los investigados aseguraron haber observado en ese lugar a una pareja "manteniendo relaciones sexuales", mientras que otros jóvenes encontraron posteriormente a la víctima "tirada en un camino, sobre unas hojas, desvalida, desorientada y semiinconsciente".
Según relató en su momento este diario, las primeras personas que vieron a la joven tras la agresión fueron tres o cuatro jóvenes que se encontraban sentados en un banco tratando de auxiliar a un amigo que se encontraba al borde del coma etílico. Tras escuchar a un individuo -del que no supieron aportar una descripción precisa- advertirles de que "había una chica en mal estado", se adentraron en la zona oscura y frondosa y lograron sacarla de allí.
Minutos después, mientras estos jóvenes continuaban atendiendo a su amigo, una chica que pasaba por el lugar se percató de la anómala colocación del pantalón de la víctima -puesto del revés, con la cremallera en la parte trasera- y decidió acompañarla hasta la avenida de Baja Navarra, donde aguardaron a la Policía Municipal y de una ambulancia.
La intervención permitió activar de inmediato el protocolo para casos de agresión sexual. El posterior reconocimiento por parte de un médico forense confirmó la existencia de diversas lesiones compatibles, como subrayó la jueza en la resolución judicial, con "una relación sexual no consentida con la víctima".