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Los Gurman, el matrimonio que intentó evitar la masacre de SidneyBoris y Sofía, una pareja de jubilados, se suman a la lista de héroes que hicieron frente a los autores de la masacre judía y pagaron con su vida
M. Pérez
Martes, 16 de diciembre 2025, 20:02 | Actualizado 20:13h.
... Sajid Akram decidió que nunca celebraran esas fiestas. El mayor de los dos terroristas –padre e hijo– que perpetraron la masacre en la playa australiana de Bondi el pasado domingo abatió a tiros a la pareja cuando forcejeaba con él para intentar desarmarle. Sajid, de 50 años, y Naveed, de 24, dispararon a continuación contra la comunidad judía asistente al primer día de la festividad del Januca en Sidney. Asesinaron a quince personas.Boris empuja al terrorista. Los dos ruedan por el suelo. El arma queda suelta y Boris se hace con ella. Varios transeuntes se han parapetado detrás de una parada de autobús. Otros se pegan a un murete. Sofía se suma al forcejeo. Quiere intervenir. Ayudar a su marido. Pero Sajid es ya el diablo. Boris le apunta con el arma. En los siguientes segundos, el terrorista se revuelve, saca una pistola y dispara a la pareja. Todo sucede en el tiempo que un vehículo avanza apenas veinte metros. No más cumpleaños. No más aniversarios. En casa de los Gurman algún regalo esperará inútilmente a ser desenvuelto. Una fotografía mostrará más tarde al matrimonio en el suelo ya sin vida, que pudo expirar abrazado.
Australia lloraba ayer a la pareja y lo seguirá haciendo durante días, bajo la conmoción de un atentado sin precedentes a este lado del mundo desde Port Arthur en 1996. Entonces una matanza causó 35 muertos y el Gobierno aprobó el control de armas.
Las calles adyacedentes a la playa han sido cubiertas de ramos de flores en homenaje a los 15 fallecidos en Bondi mientras los ciudadanos siguen atentos la evolución de los 42 heridos. Entre los ramos se distinguen seis rosas blancas. Las han depositado este martes otros tantos compañeros de Sofía en Australia Post, el servicio postal del país. Uniformados, solemnes, han dejado también una tarjeta de recuerdo.
«Estamos desconsolados por la pérdida repentina e insensata de nuestros queridos Boris y Sofia Gurman», dijo la familia en una breve declaración. «Sentimos un orgullo inmenso por su valentía y altruismo. Esto resume quiénes eran: personas que, instintiva y desinteresadamente, intentaron ayudar a los demás».
«No deberían ser olvidados»
La pareja, de origen ruso-judío, tenía un hijo y residía en un barrio cercano a Bondi. Sus allegados desconocen si se dirigían a la fiesta hebrea o simplemente pasaban por el lugar en el peor momento posible. «En lugar de correr, el hombre se precipitó hacia el peligro, luchó desesperadamente por apoderarse del arma y se abalanzó sobre el terrorista con fiereza», describió un testigo. Boris trabajaba de mecánico, pero ya se había jubilado y esperaba a que a su mujer le llegara también la edad para dejar el servicio postal. Era un hombre conocido por «su disposición a ayudar a quien lo necesitara». Los dos, muy populares en Bondi. «Héroes civiles así no deberían ser olvidados», exclamaba una mujer.
En Sidney hubo cuatro héroes y tres murieron, El cuarto, Ahmed al-Ahmed, del que Siria se siente «orgullosa», se recupera en el hospital. Además de los Gurman, Reuven Morrison, de 62 años, resultó tiroteado mientras hacía frente a Sajid Akranm. «Mi querido padre fue asesinado a tiros por ser judío en un evento de Hanukkah». Reuven «saltó en cuanto empezó el tiroteo» hacia el tirador. Le gritó y lanzó varios ladrillos mientras «protegía a su comunidad». Pero el terrorista le abatió de una ráfiga.
Los funerales por los fallecidos comenzaron anoche en Australia. Un juez ha advertido a los políticos del país que tomen medidas para garantizar la seguridad de la comunidad judía, a menos que quieran que sus palabras de condolencia y condena suenen «huecas».
Mientras, la Policía confía en desentrañar lo antes posible los puntos oscuros del atentado. Naveer Akram, el hijo del diablo, el único superviviente, que resultó herido por ls balas de los agentes, despertó ayer del coma en un hospital de Sindney. Los investigadores ya lo están interrogando. El joven solía reunirse con un grupo de radicales islámicos al oeste de la ciudad. Hace unas semanas, él y su padre decidieron emprender el viaje iniciático a lo profundo del terror. Volaron a Filipinas y se instalaron durante un mes en Davao, una ciudad frecuentada por los miembros de Estado Islámico procedentes de Mindanao. Allí terminaron de fanatizarse y planificar el atentado antes de volver a Sidney para engrasar los rifles de asalto.
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