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Marta Robles, que cerró la programación anual del Aula de Cultura de SUR, junto a la periodista Regina Sotorrío. Marilú Báez | Vídeo: Pedro J. Quero Marta Robles: «El honor sigue siendo cosa de hombres y la honra, de mujeres»La escritora presenta en el Aula de Cultura de SUR 'Amada Carlota', una novela negra atravesada por el abuso de poder sobre la mujer y los silencios impuestos durante generaciones
Carmen Barainca
Martes, 16 de diciembre 2025, 01:00
... las mujeres entre «buenas y malas» mientras el honor seguía perteneciendo al territorio masculino. Con esa idea «tan incómoda como vigente» se cerró este lunes la programación anual del Aula de Cultura de SUR, que despidió 2025 con la presentación de 'Amada Carlota', la novela más dura de la autora madrileña.'Amada Carlota' es la cuarta entrega protagonizada por el detective Tony Roures, un ex corresponsal de guerra convertido en investigador privado. Un personaje que Robles ha ido humanizando hasta llevarlo al límite emocional. La historia se remonta a 1985, cuando una adolescente da a luz en una clínica clandestina y es separada de su bebé nada más parir. Décadas después, Carlota Aguado, jueza, mujer aparentemente irrompible y pareja de Roures, le pide que investigue su propio pasado: conocer qué ocurrió con la hija que le arrebataron al nacer.
Robles insistió durante la charla en que no se trata de una novela basada en hechos reales, aunque sí anclada en una realidad histórica contrastada. «Todas las historias que contamos los escritores tienen algo de realidad», explicó. «Las novelas no tienen que ser reales, pero sí verosímiles. Si no, no vais a creer en nada de lo que os cuento después».
A la trama de los bebés robados, una herida que atraviesa la dictadura y se prolonga como negocio hasta bien entrada la democracia, se suma una investigación paralela sobre abusos sexuales en el ámbito universitario. Dos relatos distintos, unidos por una misma lógica de poder. «La historia de los bebés robados es, fundamentalmente, la historia de los silencios de las mujeres», subrayó la autora.
Ampliar Francisco Cañadas, responsable de Literatura de Fundación Unicaja, Marta Robles y Regina Sotorrío. Marilú BáezDurante el encuentro, la autora fue trazando un hilo continuo entre pasado y presente. Desde la España franquista, marcada por teorías eugenésicas y una moral católica asfixiante, hasta el siglo XXI, donde las redes sociales reproducen viejos mecanismos de señalamiento. «En la Edad Media se diferenciaba a las mujeres por la honra. Ahora pasa lo mismo con los vídeos sexuales. Cuando los protagonizan chicos, no pasa nada; cuando son chicas, se las señala con el adjetivo más antiguo de la historia», afirmó.
La novela se detiene también en los años sesenta, en la alta burguesía franquista y en esos hogares impecables que ocultaban violencia y sometimiento. Mujeres que callaron durante décadas. «Cuando les preguntaban por qué no hablaron, todas decían lo mismo: porque no nos iban a creer, por nuestros hijos, por vergüenza. Y la vergüenza, tristemente, siempre está en el lado equivocado», recordó Robles.
Ese compromiso atraviesa toda su trayectoria. Periodista con una sólida carrera en prensa escrita, radio y televisión, y autora de más de una veintena de libros, Robles defendió en Málaga la responsabilidad de la novela negra como género. «No puedes engañar al lector cuando hablas del mal. Requiere una documentación muy sólida y una estructura muy pensada». En este caso, explicó, ha optado por el suspense más que por la intriga clásica, «al estilo Hitchcock», donde el lector sabe antes que los personajes lo que va a ocurrir.
«Las historias de novelas no tienen que ser reales, pero sí verosímiles»
«La vergüenza, tristemente, siempre está en el lado equivocado»
Tony Roures (significa Robles en catalán en un guiño hacia su padre) encarna esa mirada ética sin juicio. «Es un hombre que escucha, que sabe que entre el bien y el mal hay muchos grises», explicó. La literatura y la música funcionan en él como bálsamos, del mismo modo que la ficción lo es para la autora y para el lector.
«Las historias de ficción nos permiten volver a conmovernos», concluyó al cierre del acto. «Estamos tan acostumbrados a las barbaridades que ya nada nos sacude. Pero la ficción sigue siendo capaz de ablandar hasta los corazones más endurecidos».
Con 'Amada Carlota', el Aula de Cultura de SUR bajó el telón del año con una certeza incómoda: que el mal no siempre es extraordinario. A menudo es cotidiano, y sigue encontrando refugio en el silencio. Nombrarlo, aunque duela, sigue siendo una forma de resistencia.
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