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Los bomberos acuden a sofocar el incendio que el presunto autor de los hechos desencadenó en el piso donde se produjo el asesinato. Efe «Mi madre estuvo con Larysa en el descansillo, abrazándola hasta que se fue»Unos vecinos de la torrelaveguense asesinada en A Coruña fueron los que llamaron a la Policía cuando comenzaron a escuchar gritos
José Carlos Rojo
Santander
Sábado, 27 de diciembre 2025, 09:52
... mi madre estaba con ella, abrazándola y diciéndole que la quería, hasta que se fue». La frase es del hijo de unos vecinos del edificio de A Coruña donde este pasado fin de semana fue asesinada la torrelaveguense de 19 años Larysa Ruiz da Silva. Son vecinos cercanos, tanto que escucharon los gritos el día que sucedió todo. Fueron ellos los que avisaron a la Policía y a los bomberos; y también quienes estuvieron presentes cuando Larysa escapó de casa con varias heridas mortales.Los gritos comenzaron a escucharse a través de las paredes en la tarde del pasado sábado. Se escuchaba sobre todo al joven de 20 años, el presunto asesino. El chico, que según sus compañeras de piso llevaba días «muy raro», «escuchando voces», cogió un cuchillo y las persiguió por la vivienda. Dos de ellas se encerraron en una habitación y trancaron la puerta con un armario;pero Larysa no tuvo tiempo de esconderse. A ella le asestó varias puñaladas, entre ellas una en el cuello que le llevó a perder mucha sangre.
El presunto autor del ataque ingresa en un psiquiátrico
El presunto asesino que terminó con la vida de Larysa Ruiz da Silva, que fue detenido el mismo sábado en que se produjeron los hechos y que pasó a disposición judicial el pasado lunes, ha ingresado en la planta de psiquiatría del Hospital de Oza. Sus compañeras de piso, que lograron sobrevivir al ataque, contaron a la Policía que el chico decía que escuchaba voces. Los investigadores barajan que pudiera haber sufrido un brote psicótico; pero todavía no se descarta ninguna otra hipótesis.
Aunque en un inicio los primeros testimonios habían dicho que la joven escapó hasta la entrada del edificio, lo cierto es que apenas llegó al descansillo del piso. Allí se encontró con una vecina, «mi madre». Una octogenaria que la cogió entre sus brazos «porque ya se encontraba muy débil por la cantidad de sangre que había perdido». Estuvo con ella, acompañándola todo el tiempo. «Cuando el chico salió corriendo, fueron también mis padres los que avisaron a la Policía de que había huido». El presunto autor de los hechos había prendido primero fuego a su colchón para luego escapar.
Los bomberos se ocuparon de sofocar el incendio y los agentes de la Policía terminaron capturando al huido. «Mis padres están realmente mal porque, aunque no conocían a ninguno de los cuatro nuevos inquilinos del piso, pues habían venido hacía muy poco, pues ha sido una historia desoladora».
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