Aquí podemos tener una pequeña variante argumental: a veces, pero solo a veces, la heroína tiene un novio o prometido que le ha mostrado una nueva cara del amor y que suele ser el soltero más codiciado de la alta sociedad de la ciudad. La relación entre ambos es, sin embargo, tibia y, a veces, sin emoción alguna.
la Navidad, porque es lo que nos gustaría que ocurriera en la realidad.la felicidad en Navidad es más fácil que nunca: el deseo de sentirse bien a cualquier precio y el miedo a experimentar emociones desagradables se acentúan durante las fiestas", explica Sabrina Salemme, psicóloga y psicoterapeuta cognitivo-conductual. Añade que "cuando vemos que las casas se llenan y la nuestra está vacía, cuando ante iluminaciones y cuadros sonrientes pensamos en los problemas que tenemos en casa o incluso solo porque no conseguimos exactamente lo que queremos".En realidad, prosigue la especialista, "debemos imaginarnos el abanico de las emociones humanas como una tarta: la alegría es solo uno de los trozos, pero junto a ella están también la tristeza, la ira y el miedo. Debemos abrazarlas todas, sin pasarnos la vida persiguiendo un solo trozo de un todo". Y sobre las películas navideñas añade: "Es plausible pensar que ver comedias perfectas es algo positivo que nos permitimos en estas fechas, precisamente porque esa magia de ficción nos hace sentir parte de una felicidad colectiva".
Artículo originalmente publicado enWIRED Italia.Adaptado por Alondra Flores.