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Trump, con semblante serio, se dirige a los estadounidenses desde la sala diplomática de la Casa Blanca. Reuters Trump intenta recuperar popularidad con un discurso económico que promete aliviar el bolsillo de los estadounidensesEl presidente recurre a un mensaje a la nación para anunciar bajadas de precios, menos impuestos, cheques a los soldados y una agresiva política de vivienda mientras culpa a Biden de la crisis doméstica
M. Pérez
Jueves, 18 de diciembre 2025, 07:10 | Actualizado 07:18h.
... discurso en horario de máxima audiencia para autoelogiarse por su gestión y culpar de los males económicos a su predecesor, Joe Biden, y los demócratas. «Hace once meses heredé un desastre y lo estoy arreglando», aseguró el presidente de EE UU en un discurso llamativo que vistió como un mensaje a la nacion, lo que provocó que todas las cadenas interrumpieran su programación y se volcaran en sus palabras. El argumento clave: el próximo año el país vivirá un «boom económico».Trump añade placas a los retratos de Biden y Obama en la Casa Blanca que los ridiculizan
Trump habló veloz, hasta el punto de que los medios digitales califican su discurso de «acelerado». «Hace un año, nuestro país estaba muerto. Estábamos completamente muertos. Nuestro país estaba a punto de fracasar. De fracasar por completo», sostuvo el líder republicano, quien añadió que EE UU es ahora el país «más caluroso (activo) del mundo» gracias a sus políticas, desde la migratoria hasta la internacional y financiera. Incluso se felicitó por haber conseguido reducir el precio de los huevos o del pavo tradicional de Acción de Gracias, aunque sus declaraciones no resulten exactas por completo. Las familias estadounidenses continúan descontentas por el elevado coste de la vida, de la gasolina y de los productos de consumo cotidiano. Los precios siguen por encima de los objetivos fijados por la Reserva Federal. Y, para empeorar el panorama, el desempleo en noviembre ha sido superior al que dejó Biden cuando abandonó el Despacho Oval.
La inquietud en la Casa Blanca es palpable. Después de un cierto idilio con la sociedad, que hasta el verano había mantenido estables sus índices de popularidad, el descontento surge en las encuestas. Los niveles de aceptación han descendido catorce puntos y a finales de noviembre llegaron al punto más bajo de su presidencia. El 57% de los ciudadanos desaprueba su gestión en general y sólo el 36% aprueba la económica. Entre quienes se declaran independientes ideológicamente, solo le aprueban tres de cada diez.
A su equipo hay tendencias que le inquietan. La influencia de, por ejemplo, su estrategia antiinmigratoria o su pulso con las universidades y las políticas 'woke' ya no surte el mismo efecto entre los estadounidenses, los críticos con la anterior legislatura demócrata ni en las bases republicanas. En general, la población le demanda más acción en el terreno económico. A Biden le sucedió lo mismo: el bolsillo es un rival duro de pelar.
«Aún no ha terminado», advirtió Trump, sobre la bajada de los precios en el sector de la alimentación, Todavía no son lo suficientemente moderados, «pero vaya si estamos avanzando. Nadie puede creer lo que está pasando», se dijo a sí mismo. Frente a la inflación, el presidente dejó claro que su arma será la bajada de precios. Así, también prometió que en 2026 se reduciran las tarifas eléctricas, el importe de los medicamentos, la presión impositiva y el coste de las hipotecas, esto último desde enero. En el caso de los fármacos se ufanó de que ya había conseguido rebajar algunos más de un 400%: de ser así, no solo serían gratis sino que los farmacéuticos habrían tenido que deolver dinero a los clientes.
Y no solo eso: el presidente anunció ayudas a las familias, compensaciones a los agricultores, cheques domésticos y una retribución extraordinaria de 1,776 dolares a 1.4 millones de militares. De hecho, está iniciativa ya está en marcha y en breve llegaran los primeros talones a las casas de los miembros de las fuerzas armadas. «En 20026 anunciaremos algunos de los planes de reforma de vivienda más agresivos en la historia de Estados Unidos», añadió para completar el dibujo de ese nuevo edén que les espera a los estadounidenses.
¿De dónde saldra todo el dinero? De los aranceles que ha aplicado a otros países en sus importaciones. Entre enero y este pasado 15 de diciembre, el Gobierno ha ingresado más de 200.000 millones de dólares únicamente por los aranceles. Sin embargo, los expertos opinan que el paquete de ayudas prometido superará ampliamente esa cantidad.
El tono populista que sobrevoló su discurso, breve, de 18 minutos, se acentuó cuando dijo que las deportaciones de migrantes proporcionarán «más vivienda y más empleo», un mantra muy del gusto de los más cafeteros del trumpismo. Trump también hizo referencias a sus esfuerzos por la paz mundial: el retorno que quiere de EE UU como gendarme del mundo es una tentación demasiado fuerte. Recordó el bombardeo contra el programa nuclear de Irán, el alto el fuego en Gaza y sus esfuerzos para acabar con ocho guerras, que todavía no ha quedado claro cuáles son.
El influyente y rocoso republicano Tucker Carlson había asegurado horas antes del discurso que Trump planeaba anunciar en ese mensaje a la nación el inicio de la guerra con Venezuela, Sin embargo, elmandatario apenas aludió a la crisis caribeña, consciente de que cualquier declaración al respecto empañaría su discurso económico.
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