El presidente Donald Trump hace un gesto a la multitud tras pronunciar un discurso sobre la economía en el Rocky Mount Event Center (Carolina del Norte) el pasado 19 de diciembre. WHITE HOUSE
EEUU Trump termina el año con menos aprobación que Biden pese a las grandes noticias económicas de los últimos díasEl caso Epstein, sus bandazos económicos y su política internacional explican el balance negativo de 24,1 puntos entre su tasa de aprobación y la de rechazo.
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Guillermo Ortiz Publicada 27 diciembre 2025 01:48hLas claves nuevo Generado con IA
La subida del PIB y la bajada de la inflación en EE.UU. no han mejorado la aprobación de Donald Trump, que sigue por debajo del 40% en política económica.
Trump presenta un índice de desaprobación mayor al registrado por Biden en su primer año de mandato, con una caída de 24,1 puntos en popularidad en once meses.
El desempleo aumentó al 4,6% en noviembre y, aunque los sueldos suben, muchos estadounidenses no sienten mejoras en su poder adquisitivo.
Factores como la gestión de conflictos internacionales, la falta de transparencia en el caso Epstein y la percepción de alejamiento de la agenda America First han afectado negativamente la imagen de Trump.
La inesperada subida del PIB en el tercer trimestre hasta el 4,3% frente a las previsiones del 3,3%, y la bajada de la inflación en noviembre (2,7% interanual frente al 3% registrado en septiembre) no han servido de momento para mejorar la imagen de Donald Trump entre los estadounidenses.
Por mucho que el presidente se afane en atribuir a sus aranceles todas las bondades de los resultados macroeconómicos, lo cierto es que el electorado se sigue mostrando reticente con esta y otras medidas.
Según la media ponderada de Nate Silver, antiguo responsable del portal 538 y uno de los analistas de datos más respetados del país, menos del 40% de los norteamericanos respaldan su política económica y de comercio, mientras que casi el 60% expresan su rechazo.
Trump estudia cancelar las licencias de televisión de las cadenas críticas con su gestión o con el movimiento MAGAEs probable que esos números varíen cuando se incorporen a la media encuestas más recientes… pero también es probable que los números no sean tan buenos cuando se registren los efectos del cierre del Gobierno federal durante todo el mes de octubre y los doce primeros días de noviembre.
Buena parte de esta diferencia entre los datos generales y la percepción personal está, como sucede en muchos otros países occidentales, en que estas mejoras no acaban de afectar al poder adquisitivo de los estadounidenses.
El desempleo subió en noviembre hasta el 4,6%, una cifra que deslumbraría en otros lugares, pero que es la más alta en Estados Unidos desde septiembre de 2021, es decir, en plena recuperación tras la pandemia del COVID-19. Los sueldos, eso sí, siguen subiendo a buen ritmo: de enero a noviembre de 2025, los trabajadores ganaron de media un dólar más a la semana: de 30,8 a 31,76.
La difícil comparación con Biden
Joe Biden se encontró con un problema similar durante su mandato. Las cifras macroeconómicas eran espectaculares, aunque infladas por el rebote lógico tras la pandemia. Sin embargo, sus llamadas “Bidenomics” no tenían el respaldo popular, pues no se notaban en el día a día del ciudadano medio.
Así, la inflación y la consiguiente incapacidad de llenar la bolsa de la compra o de adquirir una vivienda a un precio razonable fueron un lastre para su candidatura y, posteriormente, la de su vicepresidenta Kamala Harris.
Aun así, y dentro de lo que fue una legislatura bastante impopular por lo polarizado del ambiente político en Estados Unidos, Biden acabó su primer año de mandato con una aprobación del 42% y un rechazo del 52,6%, para un índice negativo de más de diez puntos. Donald Trump va camino de batir ese récord -ningún otro presidente se acerca a esas cifras en los primeros 365 días de sus mandatos- con un índice negativo que se cifra ahora mismo en 12,5 puntos.
El presidente Donald Trump y la primera dama Melania Trump durante una recepción navideña en la Casa Blanca a mediados de este mes. WHITE HOUSE
Uno de los factores a tener en cuenta, sin duda, es que, en rigor, este es el segundo mandato de Trump, aunque no sea consecutivo. Los segundos mandatos siempre son más duros en términos de popularidad: los votantes se cansan de la misma cara y empiezan a ver solo lo negativo de sus políticas frente al entusiasmo que empiezan a causar los nuevos candidatos.
Con todo, resulta chocante que Trump empezara este mandato con un balance positivo de 11,6 puntos. Eso quiere decir que su popularidad ha bajado en 24,1 puntos a lo largo de estos once meses.
Por supuesto, de su capacidad para reconducir la economía de manera que afecte de verdad a los ciudadanos dependerá mucho su valoración final, pero hay otros muchos aspectos que han influido en su desgaste demoscópico.
Del caso Epstein a la traición al America First
Más allá de las mencionadas disputas partidistas, del hecho de que Estados Unidos esté dividido en dos bandos prácticamente irreconciliables y de que la propia figura de Trump no invite a la concordia, hay cuestiones objetivas que explican la baja popularidad del actual presidente.
En primer lugar, los mencionados nubarrones en la percepción personal de la economía. Ya no son tantos los expertos que apuntan a una recesión, pero sigue habiendo un debate abierto en torno a la utilidad a medio plazo de los aranceles.
En segundo lugar, no ha sido del todo claro con su base America First. La imagen que dio en la precampaña fue la de un hombre volcado en su país y que iba a desentenderse de todo lo que pasara fuera del mismo salvo que pudiera beneficiar a sus ciudadanos.
La realidad ha sido la contraria: Trump entró en guerra con Irán, pasó muchísimo tiempo intentando solucionar la guerra de Gaza, sigue mandando emisarios de ida y vuelta a Rusia y Ucrania, amenaza a Venezuela… y no deja de presumir del número de guerras que ha detenido, con una obsesión poco disimulada por el Premio Nobel de la Paz.
Un tercer factor sería el caso Epstein. Curiosamente, no tanto la relación de amistad que unió a ambos durante años y la abundancia de documentos que les vinculan, sino la negativa de su Administración a publicar toda la información que tienen acerca del pedófilo.
Trump y Epstein junto a una mujer. Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes.
Trump se comprometió en campaña a sacar toda la verdad y acusó a los Demócratas de querer taparla como si él mismo no hubiera sido el presidente en activo cuando Epstein fue detenido por segunda vez y apareció muerto en su celda a los pocos días.
Este ir y venir del Departamento de Justicia, encabezado por Pam Bondi, y la sensación de que el Congreso, incluidos los propios Republicanos, han tenido que ir mendigando la información y arrancándosela casi a la fuerza, no ha beneficiado en nada a la imagen de Trump: no tanto por que se creyera que tenía algo personal que ocultar, hay que insistir en ello, sino porque la de Epstein es una causa de buena parte de sus votantes desde los tiempos de QAnon y confiaban en él para que se hiciera justicia. Ese tipo de decepciones se acaban pagando muy caras.