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Un intelectual en la delantera del Real Madrid

Un intelectual en la delantera del Real Madrid
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El tolosarra, políglota, estuvo en la primera visita blanca a Talavera (1951) y después de colgar las botas se dedicó al estudio de lenguas semíticas<span class=""></span>
Real MadridArsuaga, un intelectual en la delantera del Real Madrid

El tolosarra, políglota, estuvo en la primera visita blanca a Talavera (1951) y después de colgar las botas se dedicó al estudio de lenguas semíticas

Arsuaga, a la derecha, junto a Olmedo, Joseíto, Pahíño y Roque Olsen,Archivo MARCA
  • MIGUEL ANGEL LARA
Actualizado 17/12/2025 - 06:48CETMostrar comentarios2

E l 24 de mayo de 1951, el Real Madrid jugó por primera vez en Talavera, donde esta noche arranca su aventura en la Copa. Ganó 1-4 en El Prado, en un partido homenaje a Martínez, un delantero del cuadro talaverano obligado a dejar el fútbol a causa de una enfermedad.

Ese fue el último día que Macala, el extremo del Madrid que quería ser pelotari, se puso la camiseta blanca. En su despedida en Talavera, donde el Madrid ganó 1-4 a pesar de que Chispa abriera el marcador para los locales a la media hora, Macala formó delantera con uno de los personajes más singulares de la historia del Madrid: Pedro María Arsuaga.

A su perfil de futbolista de élite —ocho temporadas en el Madrid, donde fue una vez campeón de Liga y dos de Copa— sumaba una sólida formación académica. Se licenció en Ciencias Económicas, algo raro en el mundo de los futbolistas pero no extraordinario. Sí lo era que hablase inglés, francés, italiano, ruso, alemán, árabe y hebreo. Al jubilarse volvió a los libros para adentrarse en la filología semítica y estudiar ugarítico, lengua que se hablaba dos milenios antes de Cristo en Ugarit, al norte de la Siria actual, y clave en los estudios del Antiguo Testamento.

Luis Molowgy y Pedro Mari Arsuaga.Archivo MARCA

Esa pasión por el estudio la transmitió a su hijo Juan Luis, actual director científico del Museo de la Evolución Humana, catedrático de Paleontología en la Facultad de Ciencias Geológicas de la Complutense de Madrid y una eminencia en los hallazgos de la sierra de Atapuerca.

Como Xabi, de Tolosa

Pedro María Arsuaga Eguiazabal nació en la misma localidad que Xabi Alonso, en Tolosa. Su llegada al mundo se produjo el 19 de octubre de 1927, y fue en las aulas de los padres escolapios donde se forjó su amor por los libros y por el balón. Muy pronto se detectó que sus cualidades para el fútbol estaban por encima de lo normal. Procedente de la Tolosana, con la que ganó el Campeonato Regional de Segunda, ese éxito le valió para firmar por el Tolosa y llamar la atención de tres técnicos de prestigio en Guipúzcoa: Silveti, Echaniz y Arozamena. El caso es que alguien en el Madrid oyó hablar de Arsuaga y, al interesarse por el joven, descubrieron que se había trasladado a Madrid a causa de sus estudios.

Como en muchos casos, su familia no vio con buenos ojos que se fuera a estudiar lejos de casa, y menos aún que Pedro Mari pusiera al menos tanto entusiasmo en la pelota como en los libros.

Un once del Madrid de la temporada 1951-52, con Arsuaga el último abajo de izquierda a derecha.Archivo MARCA

El 8 de diciembre de 1946, en Mestalla, Arsuaga jugó su primer partido con el Madrid: una derrota por 4-1. Entonces ya era un claro extremo zurdo.

De casualidad

La banda fue su hábitat en la élite, pero llegó a ella de rebote. En su tierra era mediocentro o centrocampista pegado a la izquierda, hasta que un día, en el Tolosa, le pidió a su entrenador, Silveti, que lo pasara a la banda porque estaba agotado. Y allí se quedó.

Pero era un extremo moderno, al que no le bastaba la cal y buscaba aparecer por dentro. Aquello era una novedad y le valió más de una bronca en Chamartín por alejarse de su zona de trabajo.

Tras un arranque complicado, en el que no mostraba en Madrid lo que de él se decía en Tolosa, Arsuaga se abrió paso en la delantera blanca.

El 14 de diciembre de 1947 dejó su nombre en el once elegido por Pedro Escartín para jugar ante Os Belenenses, en el partido que inauguraba el estadio Santiago Bernabéu.

Arsuaga permaneció en el Madrid hasta 1953, cuando se marchó al Granada. Se fue con una Liga, una Copa y la Pequeña Copa del Mundo. Después jugó en el Racing y, tras colgar las botas, le esperaban sus libros.

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Fuente original: Leer en Marca
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