Vox ha expedientado al secretario general de Revuelta, Pablo González Gasca, que también trabaja en el partido como responsable de marketing digital. La dirección nacional de la formación ultra le ha enviado este miércoles un burofax, a cuyo contenido ha accedido EL MUNDO, en el que lo acusa de filtrar conversaciones y de insultar a otro trabajador, Arturo Villarroya y le da tres días para responder.
Es la desembocadura del choque entre Vox y su trabajador, que actualmente está de baja por las "presiones psicológicas" que ha sufrido y que es miembro del Comité de Empresa del partido. Cosa no menor a la hora de encarar su posible despido. De hecho, como ha revelado este diario, el jefe de prensa de Vox, también miembro del Comité de Empresa, Juan Pflüger, le llega a decir: "Tú no juegues sucio. Porque tú piensa que, si tú te vas de aquí con 40.000 euros, o 30.000 euros de indemnización más dos años de paro, ya te solucionan cuatro años". Y le aconseja ir "a por todas" si Vox quiere despedirlo.
La crisis de Vox y su brazo juvenil afín ha estallado por la presunta existencia de irregularidades contables en la gestión financiera de Revuelta a través de Asoma (Asociación Social de Mayores). El partido ha denunciado a la organización ante la Autoridad Independiente de Protección del Informante por la gestión de los fondos recaudados para destinar a las víctimas de la dana y del pago de impuestos.
Bonometro y dos hamburguesas
En su burofax de este miércoles, Vox vuelve a incidir en la disputa económica por determinados gastos de representación, como el bonometro o dos hamburguesas. Lo hace dos meses después de que la secretaria general adjunta de Vox; Montserrat Lluis, le pidiera "perdón" por haber insinuado que había pasado facturas que le correspondían en realidad a Revuelta -que es independiente orgánicamente de Vox- y no al partido.
Se trata de gastos que se realizaron por encargos hechos por Vox fuera del horario de trabajo, justifican en Revuelta. Es decir, que habrían formado parte de la labor de tutelaje que impuso la formación ultra sobre la organización juvenil, a través del secretario general del sindicato Solidaridad, Jordi de la Fuente.
Es importante subrayar un asunto tan menor en lo económico como éste, porque es uno de los grandes detonantes de la ruptura de Revuelta y Vox. La acusación de "robar" esos pocos euros hiere profundamente el honor de González Gasca y hace que se quiebre definitivamente la relación.
Tal es el miedo a una ruptura abrupta, que una semana después de las primeras acusaciones que ahora han devenido en la apertura del expediente, Montserrat Lluis se da cuenta y se ve obligada a recular: "No pienso que eres un ladrón ni muchísimo menos, te pido perdón", le dice, según los audios en poder de este diario, aunque añade, eso sí, que "técnicamente" podría exigirle la devolución de esos gastos.
Gasca se siente vilipendiado ("ahora me toca comer con la gente que piensa que yo he robado y es que me da asco"), y se queja de que trabaja gratis y encima tiene que reportar al sindicato de Vox: "No era ni mi empleo, ni estaba remunerado, ni estaba reconocido y encima me he comido broncas de alguien que no es mi jefe, que está ajeno a mi estructura, que no me recompensa", dice en ese audio, en relación a Jordi de la Fuente.