Saturday, 06 de December de 2025
Tecnología

Brendan Foody, uno de los nuevos milmillonarios de la IA, lleva tres años sin tener un solo día libre: tampoco lo necesita

Brendan Foody, uno de los nuevos milmillonarios de la IA, lleva tres años sin tener un solo día libre: tampoco lo necesita
Artículo Completo 1,194 palabras
Mark Zuckerberg ha sido durante años el referente del éxito precoz en Silicon Valley por haberse convertido en el milmillonario hecho a sí mismo más joven con poco más de 23 años. Ahora el relevo lo están tomando los nuevos fundadores de startups de inteligencia artificial. En este nuevo escenario se sitúa Mercor, una plataforma de reclutamiento con IA fundada por tres amigos de 22 años que se conocieron en el equipo de debate del instituto y que hoy figuran como los milmillonarios hechos a sí mismos más jóvenes del mundo. Brendan Foody, Adarsh Hiremath y Surya Midha han entrado en la lista Forbes con una fortuna estimada de 2.200 millones de dólares. Sin embargo, todo ese dinero no ha servido para que puedan tomarse ni un día de vacaciones en los últimos tres años. La startup que bate récords. Tal y como destaca Fortune, en menos de nueve meses los fundadores de Mercor convirtieron una idea inicial en una empresa con un ritmo de ingresos de un millón de dólares, ese crecimiento meteórico coloca a la plataforma de empleo de Foody entre las startups que más rápido han escalado en la actual ola de IA. En Xataka La generación Z se engancha al "ghosting" laboral: no acudir a entrevistas o desaparecer el primer día de trabajo El salto definitivo que ha metido a Foody y sus socios en la lista Forbes llegó con una ronda de financiación de 350 millones de dólares liderada por Felicis Ventures, con participación de Benchmark, General Catalyst y Robinhood Ventures, que otorgó a Mercor una valoración de 10.000 millones de dólares. Forbes estima que cada uno de los tres socios controlan en torno al 22% de la compañía, lo cual sitúa sus fortunas en cifras milmillonarias con solo 22 años, superando al propio Mark Zuckerberg, que alcanzó esa cifra a los 23 años. Generación Z y las jornadas 996. Paradójicamente, este éxito llega de la mano de unos socios pertenecientes a la generación Z, que suele asociarse a una mayor preocupación por la conciliación y el equilibrio entre vida personal y laboral. Sin embargo, de acuerdo a lo publicado por Fortune, el estilo de trabajo de Foody se parece más a la famosa cultura "996" (jornada de 9 a 21 horas y seis días a la semana) que se está imponiendo entre las nuevas startups de Silicon Valley, que a la imagen de horarios relajados y teletrabajo que a menudo se atribuye a los más jóvenes. Tres años sin un solo día libre. Foody reconoce que ha apostado por seguir una disciplina de trabajo extrema desde que abandonó la Universidad en Georgetown para centrarse por completo en Mercor. Según sus propias palabras: "Trabajamos mucho, he trabajado todos los días durante los últimos tres años", afirmaba a Fortune, antes de matizar que, en su opinión, "la gente generalmente se agota, no solo por trabajar duro, sino por trabajar duro en algo que no les resulta tan satisfactorio ni enriquecedor". Con esta idea, Foody se sitúa cerca de la lógica de la cultura 996, pero reinterpretada desde la pasión por un proyecto propio, donde las largas jornadas se viven como una inversión en una visión personal más que como una imposición externa. En Xataka Baby Boomers, generación X, millennials y generación Z: cada generación juega sus cartas en las entrevistas de trabajo Deja de ser una obligación y se convierte en pasión. Foody no siempre vivió el trabajo de esta forma tan intensa y voluntaria. Antes de crear su propia empresa, describe su relación con el trabajo como algo más cercano a la obligación disciplinaria que a la motivación profunda. "A menudo eran cosas que no disfrutaba hacer", recordó al hablar de su etapa anterior. El giro llegó con la creación de Mercor, cuando la tarea diaria empezó a percibirse casi como una obsesión creativa ligada a un proyecto propio y a una visión clara del impacto que quería lograr. "En comparación con cuando empezamos Mercor, se convirtió en una obsesión en la que no puedo dejar de pensar, incluso si estoy cenando con mis padres o lo que sea, me da vueltas en la cabeza", explicó Foody, subrayando que esa implicación mental constante hace que ni siquiera sienta la necesidad de tomarse unas vacaciones. Curiosamente, esta sensación no es nueva. Bill Gates describía una sensación similar en los primeros años de Microsoft. Luego comprendió que el descanso es necesario e incluso productivo. Ver resultados motiva a seguir. Una de las claves para sostener ese ritmo que destaca el joven fundador de Mercor es comprobar que las horas invertidas generan un retorno claro en el proyecto. "Creo que lo más importante es asegurarme siempre de ver el impacto de lo que hago, el retorno de la inversión (ROI) de la gran cantidad de tiempo que le dedico", añadió Foody. En definitiva, viene confirmando el viejo de dicho de "encuentra un trabajo que te guste y nunca más volverás a trabajar". Sin embargo, el origen de esa motivación tiene una explicación científica, las recompensas a corto plazo que produce el llamado "efecto gradiente de objetivo". Obtener resultados cuantificables a corto plazo te motiva a seguir trabajando en el proyecto. Sobre todo, si ese impacto viene acompañado de una fortuna de 2.200 millones de dólares. 'Genzers' derribando tópicos. La historia de Foody cuestiona los tópicos sobre la generación Z que la dibuja como reacia a hacer el más mínimo sacrificio y rechaza el exceso de horas en el trabajo. Sin embargo, demuestra que cuando existe una conexión fuerte entre propósito personal, impacto percibido y recompensas económicas, algunos jóvenes están dispuestos a abrazar modelos extremos de dedicación. Frente a esa narrativa, queda abierta la pregunta implícita para los nuevos fundadores que abrazan sin tapujos la cultura del "996": si exigen a sus equipos el mismo nivel de entrega y compromiso que ellos, quizá deberían preguntarse también por qué esos empleados no están entrando en la lista Forbes junto a los creadores de la empresa. En Xataka | "Son mucho más osados": la Gen Z está derribando todos los consensos laborales en su entrada masiva al trabajo Imagen | Pexels, Brendan Foody - La noticia Brendan Foody, uno de los nuevos milmillonarios de la IA, lleva tres años sin tener un solo día libre: tampoco lo necesita fue publicada originalmente en Xataka por Rubén Andrés .
Brendan Foody, uno de los nuevos milmillonarios de la IA, lleva tres años sin tener un solo día libre: tampoco lo necesita
  • Tres fundadores de 22 años han creado Mercor, una startup valorada en 10.000 millones con fortunas de 2.200 millones cada uno

  • En tres años no se han tomado ni un solo día libre, guiados por una obsesión que consideran más pasión que trabajo

1 comentarioFacebookTwitterFlipboardE-mail 2025-12-03T18:16:43Z

Rubén Andrés

Editor - Trabajo y productividad

Rubén Andrés

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Mark Zuckerberg ha sido durante años el referente del éxito precoz en Silicon Valley por haberse convertido en el milmillonario hecho a sí mismo más joven con poco más de 23 años. Ahora el relevo lo están tomando los nuevos fundadores de startups de inteligencia artificial.

En este nuevo escenario se sitúa Mercor, una plataforma de reclutamiento con IA fundada por tres amigos de 22 años que se conocieron en el equipo de debate del instituto y que hoy figuran como los milmillonarios hechos a sí mismos más jóvenes del mundo. Brendan Foody, Adarsh Hiremath y Surya Midha han entrado en la lista Forbes con una fortuna estimada de 2.200 millones de dólares. Sin embargo, todo ese dinero no ha servido para que puedan tomarse ni un día de vacaciones en los últimos tres años.

La startup que bate récords. Tal y como destacaFortune, en menos de nueve meses los fundadores de Mercor convirtieron una idea inicial en una empresa con un ritmo de ingresos de un millón de dólares, ese crecimiento meteórico coloca a la plataforma de empleo de Foody entre las startups que más rápido han escalado en la actual ola de IA.

En XatakaLa generación Z se engancha al "ghosting" laboral: no acudir a entrevistas o desaparecer el primer día de trabajo

El salto definitivo que ha metido a Foody y sus socios en la lista Forbes llegó con una ronda de financiación de 350 millones de dólares liderada por Felicis Ventures, con participación de Benchmark, General Catalyst y Robinhood Ventures, que otorgó a Mercor una valoración de 10.000 millones de dólares. Forbes estima que cada uno de los tres socios controlan en torno al 22% de la compañía, lo cual sitúa sus fortunas en cifras milmillonarias con solo 22 años, superando al propio Mark Zuckerberg, que alcanzó esa cifra a los 23 años.

Generación Z y las jornadas 996. Paradójicamente, este éxito llega de la mano de unos socios pertenecientes a la generación Z, que suele asociarse a una mayor preocupación por la conciliación y el equilibrio entre vida personal y laboral.

Sin embargo, de acuerdo a lo publicado por Fortune, el estilo de trabajo de Foody se parece más a la famosa cultura "996" (jornada de 9 a 21 horas y seis días a la semana) que se está imponiendo entre las nuevas startups de Silicon Valley, que a la imagen de horarios relajados y teletrabajo que a menudo se atribuye a los más jóvenes.

Tres años sin un solo día libre. Foody reconoce que ha apostado por seguir una disciplina de trabajo extrema desde que abandonó la Universidad en Georgetown para centrarse por completo en Mercor. Según sus propias palabras: "Trabajamos mucho, he trabajado todos los días durante los últimos tres años", afirmaba a Fortune, antes de matizar que, en su opinión, "la gente generalmente se agota, no solo por trabajar duro, sino por trabajar duro en algo que no les resulta tan satisfactorio ni enriquecedor".

Con esta idea, Foody se sitúa cerca de la lógica de la cultura 996, pero reinterpretada desde la pasión por un proyecto propio, donde las largas jornadas se viven como una inversión en una visión personal más que como una imposición externa.

En XatakaBaby Boomers, generación X, millennials y generación Z: cada generación juega sus cartas en las entrevistas de trabajo

Deja de ser una obligación y se convierte en pasión. Foody no siempre vivió el trabajo de esta forma tan intensa y voluntaria. Antes de crear su propia empresa, describe su relación con el trabajo como algo más cercano a la obligación disciplinaria que a la motivación profunda. "A menudo eran cosas que no disfrutaba hacer", recordó al hablar de su etapa anterior.

El giro llegó con la creación de Mercor, cuando la tarea diaria empezó a percibirse casi como una obsesión creativa ligada a un proyecto propio y a una visión clara del impacto que quería lograr. "En comparación con cuando empezamos Mercor, se convirtió en una obsesión en la que no puedo dejar de pensar, incluso si estoy cenando con mis padres o lo que sea, me da vueltas en la cabeza", explicó Foody, subrayando que esa implicación mental constante hace que ni siquiera sienta la necesidad de tomarse unas vacaciones. Curiosamente, esta sensación no es nueva. Bill Gates describía una sensación similar en los primeros años de Microsoft. Luego comprendió que el descanso es necesario e incluso productivo.

Ver resultados motiva a seguir. Una de las claves para sostener ese ritmo que destaca el joven fundador de Mercor es comprobar que las horas invertidas generan un retorno claro en el proyecto. "Creo que lo más importante es asegurarme siempre de ver el impacto de lo que hago, el retorno de la inversión (ROI) de la gran cantidad de tiempo que le dedico", añadió Foody. En definitiva, viene confirmando el viejo de dicho de "encuentra un trabajo que te guste y nunca más volverás a trabajar".

Sin embargo, el origen de esa motivación tiene una explicación científica, las recompensas a corto plazo que produce el llamado "efecto gradiente de objetivo". Obtener resultados cuantificables a corto plazo te motiva a seguir trabajando en el proyecto. Sobre todo, si ese impacto viene acompañado de una fortuna de 2.200 millones de dólares.

'Genzers' derribando tópicos. La historia de Foody cuestiona los tópicos sobre la generación Z que la dibuja como reacia a hacer el más mínimo sacrificio y rechaza el exceso de horas en el trabajo. Sin embargo, demuestra que cuando existe una conexión fuerte entre propósito personal, impacto percibido y recompensas económicas, algunos jóvenes están dispuestos a abrazar modelos extremos de dedicación.

Frente a esa narrativa, queda abierta la pregunta implícita para los nuevos fundadores que abrazan sin tapujos la cultura del "996": si exigen a sus equipos el mismo nivel de entrega y compromiso que ellos, quizá deberían preguntarse también por qué esos empleados no están entrando en la lista Forbes junto a los creadores de la empresa.

En Xataka | "Son mucho más osados": la Gen Z está derribando todos los consensos laborales en su entrada masiva al trabajo

Imagen | Pexels, Brendan Foody

Fuente original: Leer en Xataka
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