"¿Cómo se os ocurre venir a La isla de las tentaciones embarazados?". Sandra Barneda reprueba a Mayeli y Álvaro. La pareja ha protagonizado el vuelco que faltaba aún al reality de infidelidades: se ha descubierto que Mayeli estaba embarazada.
Su "secreto" se ha destapado justo cuando estaba siendo expulsada, tras incumplir las normas. Con lanzamiento de vaso a un compañero incluido. Lo que no sabían en La isla de las tentaciones es que faltaba un giro de guion. Álvaro lo confesaba después de que su novia se desquiciara al contemplar unas imágenes de él con una tentadora, Erika. Imágenes que no decían nada. Pero Mayeli estaba dispuesta a creer más a su prejuicio que a una grabación descontextualizada. Quizá pensaba que, así, daba más contenido a Telecinco. Y a sus followers.
Para remediar tal desconfianza, Álvaro intentó demostrar su amor descubriendo el embarazo: “Voy a ser sincero, Sandra. ¿Sabes por qué no me gusta Erika? Estoy completamente enamorado de Mayeli y hay un motivo por el que yo no he disfrutado de esta experiencia como debía haberla disfrutado. Y es que Mayeli y yo vamos a ser padres”.
"¿Perdona?", respondió Sandra. Escueta, pues sabe que hay que dejar el silencio suficiente para dar más intensidad al momento. ¿Mayeli, estás embarazada?, repreguntó tras esos segundos de suspiro que parecen minutos. “Corresponde decirlo a mí, es mi cuerpo y si quiero lo digo y, si no, no”. La cosa no salió como esperaba Álvaro. Como consecuencia, el padre escenificó el desamor corriendo hacia el mar, que en La isla de las tentaciones siempre está apuntado con un focazo que ilumina las olas rompiendo en la playa a plena noche. Lo que da más épica al asunto.
Allí, al borde del brillante mar, Álvaro se abrió la camiseta. Más despecho. Lo de sacar pectoral, dándose golpes en el pecho casi a lo Tarzán, ya es un clásico testosterónico del show. Montoya marcó tendencia. Y la música de fondo cambió, más emocional.
“Qué locura es esta. Y si te hubiera ocurrido cualquier cosa. ¿Entiendes los riesgos? ¿Entiendes la posición en la que nos has puesto a nosotros?”, continuó Sandra, perpleja, con un discurso que defiende la dignidad del programa al mismo tiempo que saca rédito de lo indigno que genera el programa. “¿Por qué lo habéis hecho?”, prosiguió. Por supuesto, ellos utilizan la excusa habitual que afirma que acudieron al reality "queríamos poner a prueba nuestra confianza como pareja". Spoiler: para eso no hace falta ir a un programa de Telecinco. Basta con la vida misma.
Aunque, probablemente, la respuesta real de tantos tentados y tentadores sea más mundana: la fama de la tele ha arrasado con todo lo demás. La desesperación por estar en un prime time puede remover las jerarquías vitales. Minutos antes, de hecho, Mayeli soltó otro comodín muy usado por los que se limpian las manos frente a lo que pasa y no se plantean ejercitar la autocrítica ante las responsabilidades y las crudezas del crecer: “Todo lo que pasa es por algo”, excusó Mayeli. Y listo. Pero, a veces, lo que pasa es simplemente fruto de la insensatez.
Su "secreto" se ha destapado justo cuando estaba siendo expulsada, tras incumplir las normas. Con lanzamiento de vaso a un compañero incluido. Lo que no sabían en La isla de las tentaciones es que faltaba un giro de guion. Álvaro lo confesaba después de que su novia se desquiciara al contemplar unas imágenes de él con una tentadora, Erika. Imágenes que no decían nada. Pero Mayeli estaba dispuesta a creer más a su prejuicio que a una grabación descontextualizada. Quizá pensaba que, así, daba más contenido a Telecinco. Y a sus followers.
Para remediar tal desconfianza, Álvaro intentó demostrar su amor descubriendo el embarazo: “Voy a ser sincero, Sandra. ¿Sabes por qué no me gusta Erika? Estoy completamente enamorado de Mayeli y hay un motivo por el que yo no he disfrutado de esta experiencia como debía haberla disfrutado. Y es que Mayeli y yo vamos a ser padres”.
"¿Perdona?", respondió Sandra. Escueta, pues sabe que hay que dejar el silencio suficiente para dar más intensidad al momento. ¿Mayeli, estás embarazada?, repreguntó tras esos segundos de suspiro que parecen minutos. “Corresponde decirlo a mí, es mi cuerpo y si quiero lo digo y, si no, no”. La cosa no salió como esperaba Álvaro. Como consecuencia, el padre escenificó el desamor corriendo hacia el mar, que en La isla de las tentaciones siempre está apuntado con un focazo que ilumina las olas rompiendo en la playa a plena noche. Lo que da más épica al asunto.
Allí, al borde del brillante mar, Álvaro se abrió la camiseta. Más despecho. Lo de sacar pectoral, dándose golpes en el pecho casi a lo Tarzán, ya es un clásico testosterónico del show. Montoya marcó tendencia. Y la música de fondo cambió, más emocional.
“Qué locura es esta. Y si te hubiera ocurrido cualquier cosa. ¿Entiendes los riesgos? ¿Entiendes la posición en la que nos has puesto a nosotros?”, continuó Sandra, perpleja, con un discurso que defiende la dignidad del programa al mismo tiempo que saca rédito de lo indigno que genera el programa. “¿Por qué lo habéis hecho?”, prosiguió. Por supuesto, ellos utilizan la excusa habitual que afirma que acudieron al reality "queríamos poner a prueba nuestra confianza como pareja". Spoiler: para eso no hace falta ir a un programa de Telecinco. Basta con la vida misma.
Aunque, probablemente, la respuesta real de tantos tentados y tentadores sea más mundana: la fama de la tele ha arrasado con todo lo demás. La desesperación por estar en un prime time puede remover las jerarquías vitales. Minutos antes, de hecho, Mayeli soltó otro comodín muy usado por los que se limpian las manos frente a lo que pasa y no se plantean ejercitar la autocrítica ante las responsabilidades y las crudezas del crecer: “Todo lo que pasa es por algo”, excusó Mayeli. Y listo. Pero, a veces, lo que pasa es simplemente fruto de la insensatez.