Si querían un país en blanco y negro, ya casi lo tienen. El empeño es común
Viernes, 19 de diciembre 2025, 01:00
... en el resto del país. Amigos y familiares están convocados a echar el freno y contener la lengua si quieren tener las fiestas en paz. La polarización. Sí. Y el efecto que en algunos ciudadanos tienen los discursos de determinados políticos que han rebajado el tono hasta el punto de manifestarse y expresarse como auténticos cuñados. Ni asomo del más mínimo matiz, ni rastro de algo que suene a sutileza o incluso a inteligencia. Si querían un país en blanco y negro, ya casi lo tienen.Las sesiones de control al Gobierno. ¿A alguien se le ocurre algo más ridículo que esa disputa de sordos? Unos y otros en busca de la gracieta y el chascarrillo que deje en ridículo al adversario. Preguntas que quedan sistemáticamente sin respuesta y respuestas que tienen que ver más con el arte del rejoneo o el birlibirloque. Alimento para el cuñado en busca de puyas. Y el empacho de declaraciones televisivas y mensajes flamígeros por X. Óscar Puente como justiciero moral arremetiendo contra Eduardo Madina por discrepar con el césar. Echado de un plumazo a los leones de la frustración. Sin piedad ni más argumento que el capricho o la defensa numantina. Yolanda Díaz proclamando el apocalipsis gubernamental y al día siguiente tocando el arpa en ese consejo de ministros que según ella es un cúmulo de escombros políticos. Díaz Ayuso como una barbie a la que Miguel Ángel Rodríguez no para de alimentar con un sólido régimen de patrañas. Por no hablar de un Abascal con las cuentas empantanadas en una charca bastante pestilente. Combustible para la tropa navideña. El cuñadismo como una vertiente del cainismo que cambia la quijada de burro por la bilis de un langostino mal digerido. Hermanos políticos a los que la Navidad convierte en siameses mal avenidos. Como tantos de nuestros inefables padres o padrastros de la patria.
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