Eduardo Casanova debuta como director de una serie con ‘Silencio’, una coctelera en la que agita el humor negro, las vampiras y el estigma social, con la pandemia del VIH de trasfondo y con la que pretende reivindicar la necesidad de dar voz a aquellas víctimas invisibles que se esconden “por miedo al rechazo”.
La miniserie (Movistar Plus+, 1 de diciembre) se estrena el Día Mundial del VIH para recordar a las víctimas y supervivientes de la enfermedad con una transgresora y nada convencional historia de vampiras, interpretadas por un reparto de lujo ocultas bajo kilos de maquillaje.
“‘Silencio’ está enmarcada en la pandemia del VIH, mezclada con la fantasía del vampirismo y del cine de terror, en tener que callarnos cosas por miedo a la cancelación, al qué dirán, al rechazo. Yo lucho por que no me silencien. A mí es difícil silenciarme”, asegura Casanova (Madrid, 1991).
De este modo la serie, de tres episodios, cuenta la historia de unas hermanas vampiras que sobreviven ocultas durante siglos ante el desafío de encontrar sangre sana con la que alimentarse, primero ante la amenaza de la Peste Negra, y luego del SIDA.
“La serie habla de una cosa muy clara, y es que el silencio conlleva la muerte. Todo lo que te callas te mata por dentro y estamos viviendo un momento en el que creo que es muy importante no guardarse nada por ningún miedo a las consecuencias”, detalla.
Casanova (director, guionista y productor ejecutivo) se rodea de un reparto de lujo que dan vida, ocultas detrás de un maquillaje elaboradísimo, Lucía Díez, Mariola Fuentes, Leticia Dolera, Omar Ayuso y Carolina Rubio.
“Creo que lo más divertido es eso. Porque la verdad es que no se las reconoce. Para mí el maquillaje era muy importante, haber decidido hacer vampiras que usan prótesis ayudaba mucho a esa idea de que las propias actrices se sintieran silenciadas”, apunta.
Para ello, transformó a las actrices con “kilos” de pesada silicona, lentillas de colores que les hacían ver borroso, prótesis en orejas y dedos que no les permitían escuchar bien o que las obligaba a que fueran acompañadas al baño: “Eso las ayudaba a entender lo que se puede sufrir cuando no tienes la capacidad de poder expresarte de forma libre”, añade.
Una serie que mezcla humor con escenas terroríficas, no tanto por el hecho de contar con vampiras en el reparto, sino por la crudeza de escenas de sexo y drogas en ese camino a los infiernos al que lleva la enfermedad, y con las que pretenden hacer reflexionar al espectador.
“Puede ser que mis trabajos en algún momento sean incómodos, pero es que creo que en la cultura, el arte o incluso en el entretenimiento es importante que se incomode porque nos genera nuevas formas de pensar, nuevos discursos y nos hace evolucionar. Pero me he esforzado en que ‘Silencio’ incomode lo justo, porque me apetecía hablar a un público más amplio”, apunta.
Un rechazo que él mismo denuncia desde su juventud, no solo por parte de la sociedad sino de instituciones como la Iglesia, ahora tendencia gracias al nuevo disco de Rosalía, ‘Lux’: “Me parece absolutamente horrible que la religión y la institución de la Iglesia estén de moda. Una institución que ha rechazado a personas como yo que soy homosexual o las personas con VIH”.
La miniserie reivindica la visibilidad de las mujeres seropositivas y la ruptura del silencio en torno a la enfermedad, con el discurso provocador y la estética rompedora de otras de sus obras como ‘La Piedad’ o ‘Pieles’, que le han valido todo tipo de ataques homófobos en redes sociales.
“Vivimos en un momento de extrema sensibilidad donde hablar puede provocar daño a muchas personas. Entonces, uno no sabe si callar por miedo o por proteger a otros. Esto acaba haciendo que los discursos sean planos, y en la cultura y el arte no debemos conformarnos con discursos totalmente políticamente correctos”, concluye.
La miniserie (Movistar Plus+, 1 de diciembre) se estrena el Día Mundial del VIH para recordar a las víctimas y supervivientes de la enfermedad con una transgresora y nada convencional historia de vampiras, interpretadas por un reparto de lujo ocultas bajo kilos de maquillaje.
“‘Silencio’ está enmarcada en la pandemia del VIH, mezclada con la fantasía del vampirismo y del cine de terror, en tener que callarnos cosas por miedo a la cancelación, al qué dirán, al rechazo. Yo lucho por que no me silencien. A mí es difícil silenciarme”, asegura Casanova (Madrid, 1991).
De este modo la serie, de tres episodios, cuenta la historia de unas hermanas vampiras que sobreviven ocultas durante siglos ante el desafío de encontrar sangre sana con la que alimentarse, primero ante la amenaza de la Peste Negra, y luego del SIDA.
“La serie habla de una cosa muy clara, y es que el silencio conlleva la muerte. Todo lo que te callas te mata por dentro y estamos viviendo un momento en el que creo que es muy importante no guardarse nada por ningún miedo a las consecuencias”, detalla.
Casanova (director, guionista y productor ejecutivo) se rodea de un reparto de lujo que dan vida, ocultas detrás de un maquillaje elaboradísimo, Lucía Díez, Mariola Fuentes, Leticia Dolera, Omar Ayuso y Carolina Rubio.
“Creo que lo más divertido es eso. Porque la verdad es que no se las reconoce. Para mí el maquillaje era muy importante, haber decidido hacer vampiras que usan prótesis ayudaba mucho a esa idea de que las propias actrices se sintieran silenciadas”, apunta.
Para ello, transformó a las actrices con “kilos” de pesada silicona, lentillas de colores que les hacían ver borroso, prótesis en orejas y dedos que no les permitían escuchar bien o que las obligaba a que fueran acompañadas al baño: “Eso las ayudaba a entender lo que se puede sufrir cuando no tienes la capacidad de poder expresarte de forma libre”, añade.
Una serie que mezcla humor con escenas terroríficas, no tanto por el hecho de contar con vampiras en el reparto, sino por la crudeza de escenas de sexo y drogas en ese camino a los infiernos al que lleva la enfermedad, y con las que pretenden hacer reflexionar al espectador.
“Puede ser que mis trabajos en algún momento sean incómodos, pero es que creo que en la cultura, el arte o incluso en el entretenimiento es importante que se incomode porque nos genera nuevas formas de pensar, nuevos discursos y nos hace evolucionar. Pero me he esforzado en que ‘Silencio’ incomode lo justo, porque me apetecía hablar a un público más amplio”, apunta.
Un rechazo que él mismo denuncia desde su juventud, no solo por parte de la sociedad sino de instituciones como la Iglesia, ahora tendencia gracias al nuevo disco de Rosalía, ‘Lux’: “Me parece absolutamente horrible que la religión y la institución de la Iglesia estén de moda. Una institución que ha rechazado a personas como yo que soy homosexual o las personas con VIH”.
La miniserie reivindica la visibilidad de las mujeres seropositivas y la ruptura del silencio en torno a la enfermedad, con el discurso provocador y la estética rompedora de otras de sus obras como ‘La Piedad’ o ‘Pieles’, que le han valido todo tipo de ataques homófobos en redes sociales.
“Vivimos en un momento de extrema sensibilidad donde hablar puede provocar daño a muchas personas. Entonces, uno no sabe si callar por miedo o por proteger a otros. Esto acaba haciendo que los discursos sean planos, y en la cultura y el arte no debemos conformarnos con discursos totalmente políticamente correctos”, concluye.