Jueves, 18 de diciembre de 2025 Jue 18/12/2025
RSS Contacto
MERCADOS
Cargando datos de mercados...
Cultura

'El gran Gatsby', apología del esplendor ante la decadencia

'El gran Gatsby', apología del esplendor ante la decadencia
Artículo Completo 690 palabras
«Cada persona se supone dueña de al menos una de las virtudes cardinales, y ésta es la mía: soy uno de los pocos hombres honrados que haya conocido». Eso dice Nick Carraway, el narrador de 'El gran Gatsby', el vecino del sofisticado y enigmático y contradictorio y enamorado Jay Gatsby , un multimillonario que organiza fastuosas fiestas de sociedad con una única esperanza: la de reencontrarse con Daisy, su amor de juventud, que ahora está casada con el arrogante (y no menos millonario) Tom Buchanan. La crónica del esplendor, en los mismos límites de la decadencia , oscurecido por la corrupción, el sentimiento de vacío y la incuria, en aquellos «felices» años veinte, hace exactamente un siglo.Noticia Relacionada estandar Si 'El Gran Gatsby': cien años de radiografía al sueño americano Rodrigo Fresán Cumple un siglo la obra maestra del 'futurólogo' Fitzgerald, más viva que nunca en el imperio de la ambición de Trump. Gatsby reescribió los años 20 y, a su modo, lo que vino despuésCuando Scott Fitzgerald publicó en 1925, con la editorial Scribner's, 'El gran Gatsby', le dijo a su editor: «He escrito la mejor novela de los Estados Unidos». Lo cierto es que, como tantas veces ocurre, el libro apenas vendió en su primer año veinte mil ejemplares, y algunas de las críticas que aparecieron en la prensa fueron poco menos que dañinas. De hecho, el escritor murió quince años después, en 1940, creyendo que la mejor novela de América había sido un fracaso rotundo . Sin embargo, cuando el libro entró años más tarde en el plan de estudios de las escuelas estadounidenses, en los tiempos de la Segunda Guerra Mundial , enseguida empezó a reimprimirse. Y en 1949, Elliott Nugent llevó la novela al cine, con Alan Ladd como Jay Gatsby, Betty Field como Daisy, Barry Sullivan como Tom, y Macdonald Carey como Nick Carraway, el honrado vecino del protagonista. Lo mismo que en 1974 haría Jack Clayton con Robert Redford y Mia Farrow (con el maravilloso guion de Francis Ford Coppola), o, más recientemente, Baz Luhrmann (2013) con Leonardo DiCaprio y Carey Mulligan.Claves Sentimiento de vacío Fiestas fastuosas Fracaso inicial Sociedad en descomposición Sueño americano Desigualdad social Melancolía decadenteEstado de Nueva York, al norte de Long Island, años veinte. Los años del jazz, pero también los de la ley seca, los gánsteres y los asesinatos en Chicago. Y la acción que transcurre en los barrios ficticios de East Wegg y West Egg, con la propia ciudad de Nueva York en el horizonte, o su contrapunto, el Valle de las Cenizas, el lado oscuro del sueño americano. Una lectura mítica que hoy sigue siendo fundamental, por lo que tiene de revisión y remembranza de un tiempo histórico, que coincidió en España con las tensiones sociales y la dictadura de Primo de Rivera , sin duda menos glamourosa. Pero también por lo que ilumina las propias contradicciones de nuestro tiempo, donde la riqueza aumenta, pero a un ritmo mucho más lento que la miseria, y donde detrás del sueño de la España democrática, por no decir del sueño de Europa, se adivinan las grietas de una sociedad en descomposición. El triunfo de la vacuidad y las apariencias, sobre el fondo de la propia inconsistencia de las aspiraciones personales, frente a una realidad marcada por la desigualdad, la futilidad y la deshumanización. La cultura del espectáculo en una era que anunciaba, en Estados Unidos, el terrible crack del 29 , y en Europa, la consolidación de los fascismos y el comunismo estalinista. Cien años después, ¿podemos leer hoy la melancolía de Gatsby como otra cosa que no sea la metáfora de nuestra propia decadencia?

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

«Cada persona se supone dueña de al menos una de las virtudes cardinales, y ésta es la mía: soy uno de los pocos hombres honrados que haya conocido». Eso dice Nick Carraway, el narrador de 'El gran Gatsby', el vecino del sofisticado y enigmático ... y contradictorio y enamorado Jay Gatsby, un multimillonario que organiza fastuosas fiestas de sociedad con una única esperanza: la de reencontrarse con Daisy, su amor de juventud, que ahora está casada con el arrogante (y no menos millonario) Tom Buchanan.

La crónica del esplendor, en los mismos límites de la decadencia, oscurecido por la corrupción, el sentimiento de vacío y la incuria, en aquellos «felices» años veinte, hace exactamente un siglo.

Cumple un siglo la obra maestra del 'futurólogo' Fitzgerald, más viva que nunca en el imperio de la ambición de Trump. Gatsby reescribió los años 20 y, a su modo, lo que vino después

Cuando Scott Fitzgerald publicó en 1925, con la editorial Scribner's, 'El gran Gatsby', le dijo a su editor: «He escrito la mejor novela de los Estados Unidos». Lo cierto es que, como tantas veces ocurre, el libro apenas vendió en su primer año veinte mil ejemplares, y algunas de las críticas que aparecieron en la prensa fueron poco menos que dañinas. De hecho, el escritor murió quince años después, en 1940, creyendo que la mejor novela de América había sido un fracaso rotundo.

Sin embargo, cuando el libro entró años más tarde en el plan de estudios de las escuelas estadounidenses, en los tiempos de la Segunda Guerra Mundial, enseguida empezó a reimprimirse. Y en 1949, Elliott Nugent llevó la novela al cine, con Alan Ladd como Jay Gatsby, Betty Field como Daisy, Barry Sullivan como Tom, y Macdonald Carey como Nick Carraway, el honrado vecino del protagonista. Lo mismo que en 1974 haría Jack Clayton con Robert Redford y Mia Farrow (con el maravilloso guion de Francis Ford Coppola), o, más recientemente, Baz Luhrmann (2013) con Leonardo DiCaprio y Carey Mulligan.

Estado de Nueva York, al norte de Long Island, años veinte. Los años del jazz, pero también los de la ley seca, los gánsteres y los asesinatos en Chicago. Y la acción que transcurre en los barrios ficticios de East Wegg y West Egg, con la propia ciudad de Nueva York en el horizonte, o su contrapunto, el Valle de las Cenizas, el lado oscuro del sueño americano. Una lectura mítica que hoy sigue siendo fundamental, por lo que tiene de revisión y remembranza de un tiempo histórico, que coincidió en España con las tensiones sociales y la dictadura de Primo de Rivera, sin duda menos glamourosa.

Pero también por lo que ilumina las propias contradicciones de nuestro tiempo, donde la riqueza aumenta, pero a un ritmo mucho más lento que la miseria, y donde detrás del sueño de la España democrática, por no decir del sueño de Europa, se adivinan las grietas de una sociedad en descomposición. El triunfo de la vacuidad y las apariencias, sobre el fondo de la propia inconsistencia de las aspiraciones personales, frente a una realidad marcada por la desigualdad, la futilidad y la deshumanización.

La cultura del espectáculo en una era que anunciaba, en Estados Unidos, el terrible crack del 29, y en Europa, la consolidación de los fascismos y el comunismo estalinista. Cien años después, ¿podemos leer hoy la melancolía de Gatsby como otra cosa que no sea la metáfora de nuestra propia decadencia?

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Escucha todos los capítulos del podcast de Historia de ABC

«¿Por qué pensamos en cosas que luego ocurren? Hay expertos en neurociencia que aseguran que la conciencia puede estar fuera del cerebro»

iPhone 16 Pro en Back Market: ahorro y calidad en tu próximo smartphone

Fuente original: Leer en ABC - Cultura
Compartir