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Una enorme fotografía de Vladímir Putin preside el museo de Majachkalá, en la República de Daguestán, con el mensaje 'Un presidente fuerte, una Rusia fuerte'. El Kremlin refuerza la imagen de Putin como mesías ruso: fuerte, abstemio y casado con la patriaEl oficialismo promociona al presidente como el líder autoritario que necesita el país para evitar que caiga en el caos
Moscú
Lunes, 29 de diciembre 2025, 00:32
... Poyuschie Vmeste que, con ironía, compara al jefe del Kremlin con un exnovio poco responsable porque «no bebe», «no te hará entristecer» y «no huirá». Fue todo un éxito, el único de la banda en realidad, e incluso el equipo del actual presidente la utilizó para la campaña de las elecciones generales de 2004, en las que salió reelegido con más del 70% de los votos.El oficialismo ruso tiene también cierta obsesión por resaltar la masculinidad de Putin. Se le ha visto cabalgando con el torso desnudo, de caza en el bosque siberiano junto a Serguéi Shoigú, exministro de Defensa, practicando judo... En 2011, el Kremlin anunció que el presidente había hallado restos griegos en el mar Negro mientras buceaba, aunque medios independientes aseguraron que las piezas -que parecían demasiado limpias para estar recién sacadas del lecho marino- habían sido previamente colocadas a su paso.
Una calle en Chechenia
La propaganda oficialista sostiene que Rusia necesita un dirigente autoritario para evitar el caos y, aunque a Putin no parece gustarle demasiado el culto a su persona, el exagente del KGB está muy presente en el día a día de los rusos. Hay retratos suyos en escuelas, comisarías y otros edificios públicos. Pero, a diferencia de algunos líderes exsoviéticos que inundaron la vida pública con su nombre e incluso cambiaron la denominación de ciudades en su honor -como la capital de Kazajistán, que se llamó Nursultán por Nursultán Nazarbayev-, el actual jefe del Kremlin tan sólo cuenta con una calle. Se trata de la Avenida Putin, en Grozni (Chechenia).
Ampliar Avenida de Vladímir Putin en Grozni (Chechenia).Pero Putin, según esta estrategia, no es sólo un hombre fuerte, sino también un presidente dedicado en cuerpo y alma a su país. Estuvo casado durante tres décadas con Liudmila Shkrébneva, pero su mujer ocupó muy poco espacio público con la voluntad de mostrar que su verdadera esposa es Rusia. El jefe del Kremlin se divorció en 2013 y, a pesar de posicionarse como un firme defensor de la familia numerosa, solo tiene dos hijas reconocidas, María y Katerina.
Antes de llegar al poder, según una historia que salió a la luz en 2021, el presidente tuvo que trabajar como taxista, entre otros oficios para poder llevar algo de dinero a casa en los años noventa, cuando una profunda crisis atravesaba el país. Eso es lo que, al menos, contó él mismo, en un intento de defenderse de quienes le acusan de vivir en palacios y sin problemas para llegar a final de mes, lejos de la realidad de muchos de sus compatriotas.
Ampliar El programa de guiñoles 'Kukly' parodió a otras figuras rusas como Boris Yeltsin.No suele aceptar bien las críticas, ni siquiera cuando proceden de quienes comparten ideas con él. Ocurrió, por ejemplo, con el programa de televisión 'Kukly' -similar a 'Las noticias del guiñol' de España- y las parodias sobre su figura, que dejaron de emitirse en 2002. Más recientemente, Igor Girkin (conocido como 'el pistolero del Donbás') acabó en prisión por «incitar al extremismo» tras los reproches al mandatario y a su gestión de la guerra de Ucrania, y eso que había sido un hombre muy útil para el Kremlin durante los conflictos entre Kiev y las milicias prorrusas.
Los detractores más acérrimos de Putin, además de acusarle de autoritario, han encontrado un apodo para él que puede dolerle más que cualquier crítica a su gestión: el abuelo del búnker. Le recuerda que hace mucho ya que dejó atrás su juventud -nació en 1952- y también su tendencia a recluirse. Fue muy evidente durante la pandemia del covid-19. Cuando los rusos habían regresado a la normalidad aún se obligaba a mandatarios extranjeros -el bielorruso Alexánder Lukashenko fue uno de ellos- a pasar la cuarentena o a los periodistas a desinfectarse tres veces y presentar al menos dos pruebas PCR negativas. Las autoridades parecían muy preocupadas de que enfermara el presidente que, como el chino Xi Jinping, fantasea con llegar a los 150 años.
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