Sunday, 14 de December de 2025
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El PSOE intuye el fin de la 'era Sánchez'

El PSOE intuye el fin de la 'era Sánchez'
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El partido se sume en el abatimiento tras la tormenta perfecta de«la bomba de racimo» del 'caso Koldo' y el alud de casos de acoso sexual

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El presidente Sánchez sale de La Moncloa para recibir, esta semana, al líder palestino Mahmud Abás. EFE El PSOE intuye el fin de la 'era Sánchez'

El partido se sume en el abatimiento tras la tormenta perfecta de«la bomba de racimo» del 'caso Koldo' y el alud de casos de acoso sexual

Paula De las Heras

Madrid

Domingo, 14 de diciembre 2025, 00:12

... a ganar unas elecciones que la inmensa mayoría daba por perdidas, hasta la victoria del PP de José María Aznar en 1996. A toro pasado, muchos pensaron que mejor habría sido que los malos vaticinios se cumplieran tres años antes para ahorrarse un final lastimoso en el que los escándalos de distinto tenor –Filesa, los GAL, Ibercorp, los fondos reservados, las escuchas del Cesid...– se sucedían sin tiempo para recomponer la figura. La sensación de que el final de los gobiernos de Pedro Sánchez es inevitable y de que todo lo que queda es prolongar la agonía se ha ido haciendo hueco estas últimas semanas en un partido a merced de su líder.

Sánchez ofrece este lunes su tradicional balance de fin de año en un escenario enormemente adverso, a las puertas de un nuevo ciclo de elecciones autonómicas –Extremadura, Aragón, Castilla y León y Andalucía– con expectativas desastrosas para el PSOE y aferrado a una incierta esperanza: que la eventual concesión de la amnistía de Carles Puigdemont en abril haga virar la posición de Junts respecto a los Presupuestos.

En Moncloa aseguran que su plan sigue siendo agotar la legislatura y llegar a 2027, aunque no sea posible aprobar las Cuentas ni algunas de las reformas que se comprometieron en su día a Bruselas a cambio de los fondos de recuperación y haya que guardar en el cajón proyectos ambiciosos como el que pretende dejar en manos de la Fiscalía las investigaciones penales.

La sensación de parálisis se tratará de contrarrestar en el mes y medio que viene, en el que no hay actividad parlamentaria, con decisiones populares que solo dependen del Ejecutivo, como la subida del Salario Mínimo Profesional, y reales decretos leyes a priori irrechazables. Según fuentes gubernamentales, esta vez no habrá un decreto ómnibus en el que junto a la revalorización de las pensiones o los anticipos a cuenta del sistema de financiación (que en condiciones normales deberían ir en los Presupuestos) incluyan trampas para la derecha.

Autoridad debilitada

Pero el problema es que nada de lo anterior puede paliar la sensación que muchos socialistas tienen de que todo se desmorona y las dudas de si realmente el empeño en resistir merece la pena. Sobre todo, porque también está empezando a calar la noción, subrayada en el último pleno del año por ese 'Pepito Grillo' de la izquierda que es hoy el diputado de ERC, Gabriel Rufián, de que mientras el Ejecutivo saca pecho del ritmo de crecimiento de la economía y de la creación de empleo, son muchos los españoles a los que el salario no les da para vivir.

El desánimo es palpable. «El funeral de mi abuela fue una fiesta comparado con el ambiente en Ferraz», admitía hace unos días un buen conocedor de la casa. «Los golpes se acumulan y cada vez es más difícil levantarse». Todo ocurre, además, con una dirección del partido muy debilitada y carente de autoridad. «Pedro ha perdido todo escudo porque sus hombres de confianza han ido cayendo uno a uno», subraya un dirigente territorial. La renovación de la cúpula con la que pretendió rearmarse tras la caída de Cerdán nació ya lastrada por las acusaciones de acoso sexual contra Paco Salazar, llamado a ser hombre fuerte de la nueva ejecutiva. La gestión de este caso cinco meses después ha provocado un movimiento interno sin precedentes desde que Sánchez recuperó las riendas del PSOE en 2017.

Esta semana se ha producido tormenta perfecta. Mientras el Gobierno veía estallar la «bomba de racimo» que ha resultado ser el 'caso Koldo' con la detención de la 'fontanera' Leire Díez, el expresidente de la SEPI Vicente Fernández y el socio de Cerdán en la empresa Servinabar, Antxon Alonso, y registros de la UCO en varias instituciones, en el partido parecía activarse una suerte de 'me too' letal para la credibilidad de una fuerza que se autoproclama feminista y que se presenta como el único muro de contención frente al negacionismo machista de Vox.

En el PSOE hay cierto temor a que figuras como Díez o Alonso o el mismo José Luís Ábalos opten ahora por una estrategia de defensa similar a la que en su día siguió el empresario Victor de Aldama, sembrando sospechas sobre otros miembros del PSOE o el Gobierno. Incluso sobre el propio Sánchez. Pero más miedo hay aún al alud de denuncias de comportamientos vejatorios hacia las mujeres en sus filas.

El intento de contener el malestar por la desidia con la que se gestionó el caso Salazar, en paralelo a la desatención de las acusaciones contra el alcalde de Torremolinos, Antonio Navarro, ha sido infructuoso. Ni la destitución del supuesto cómplice de Salazar, Antonio Hernández, del puesto que aún ocupaba en La Moncloa ni la dimisión del presidente de la Diputación de Lugo, José Tomé, ni la renuncia preventiva del senador y miembro de la ejecutiva Javier Izquierdo lograron calmar las aguas o disipar unos recelos que han erosionado singularmente la figura de la secretaria de Organización, Rebeca Torró, que este viernes ofreció su primera rueda de prensa en casi medio año.

En la cúpula del partido sostienen que hay quien quiere aprovechar estos episodios para hacer ajustes de cuentas orgánicos. Eso también es un síntoma de deterioro en una formación en la que, hasta hace poco, no se movía una hoja contra los designios de Sánchez.

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Fuente original: Leer en Diario Sur - Ultima hora
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