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El porcentaje de las compañías que se quejan de retrasos ha aumentado en 26 puntos este año, en comparación con la cifra registrada en 2024.
Casi ocho de cada diez empresas de América Latina se quejan de demoras en los pagos, según un informe elaborado por Coface entre más de 300 compañías de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador y Perú. El estudio, al que ha tenido acceso EXPANSIÓN, destaca que este porcentaje ha aumentado en 26 puntos en el último año, desde el 51% registrado en 2024.
A pesar de que los retrasos afectan a más empresas, lo cierto es que la duración media de las demoras en la región se ha reducido en la región hasta 42 días, frente a los 52 días contabilizados el año pasado.
El promedio esconde diferencias muy relevantes entre países. Brasil cuenta con los plazos legales de pago más largos, 66 días, mientras que Ecuador es el que acumula mayores retrasos (70 días de media ).
Argentina y Chile tienen plazos medios más cortos (26-27 días), en comparación con la media de 70 días de Ecuador. Las causas más citadas para justificar las demoras son la debilidad de la demanda y la presión competitiva (37% cada una), seguidas de los elevados costes de financiación (28%).
Las estrictas condiciones crediticias, especialmente en Brasil y Colombia, siguen limitando la capacidad de las empresas para financiar sus necesidades actuales, lo que aumenta su exposición a los retrasos en los pagos, según explica Coface.
En 2025, el 86% de las empresas que han respondido a la encuesta de Coface ha explicado que vende a crédito; esta cifra supone un ligero descenso con respecto al 88 % de 2024.
Los plazos de pago de 31 a 60 días siguen siendo los más habituales. No obstante, la posibilidad de extender los pagos a una horquilla de entre 91 a 120 días está aumentando, lo que sitúa la media en los 59 días.
En cuanto a los sectores, la madera, el textil y los productos farmacéuticos ofrecen los plazos de pago medios más generosos, mientras que el sector del transporte sigue siendo más restrictivo.
Optimismo
Latinoamérica y el Caribe crecerán un exiguo 2,4% en 2025 y un 2,3% en 2026, según las últimas previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI). El organismo cree que la región afronta retos como la baja inversión, la fragilidad fiscal y una inflación que seguirá por encima del 5%.
En la misma línea, Cepal (organismo de la ONU que analiza la economía latinoamericana), vaticina que la economía de América Latina y el Caribe avanzará un 2,4% en 2025 y un 2,3% el año que viene.
A pesar de las modestas expectativas de crecimiento regional -cualquier avance inferior al 3% en la región se considera insuficiente- el optimismo sobre los resultados empresariales prevalece en todos los países analizados en el informe.
Por sectores, el metalúrgico destaca como el único en el que la mayoría de las empresas que han respondido la encuesta esperan estabilidad. Las compañías siguen citando entre los principales riesgos que afrontan la ralentización económica (46%), una competencia creciente (44%), las tensiones geopolíticas (36%), los tipos de interés elevados (34%) y la volatilidad del tipo de cambio, con Argentina especialmente afectada.
"Las empresas sudamericanas se están adaptando a un entorno difícil: están ampliando los plazos de pago para apoyar las ventas, al tiempo que gestionan retrasos más frecuentes. Si bien las perspectivas para 2026 son cautelosamente optimistas, las restricciones financieras, la volatilidad de los tipos de cambio y las incertidumbres comerciales son las principales preocupaciones", explica en el informe Patricia Krause, economista para Latinoamérica de Coface.
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