El canal de denuncias que el PSOE ha habilitado en Ferraz para tramitar los casos de acoso sexual se ha llenado en las últimas semanas de acusaciones, en muchos casos anónimas, por conflictos internos que no siempre tienen que ver con una situación de abuso de poder o de hostigamiento con fines sexuales. Varias fuentes del partido han confirmado a EL MUNDO cómo ese canal está actualmente "saturado" por un aluvión de informaciones, lo que podría dificultar que se atiendan en tiempo y forma las denuncias que sean realmente graves y tengan fundamento. "Se ha abierto una espita muy peligrosa porque todo el que tiene alguna cuenta pendiente con algún compañero del partido, de ahora o del pasado, pretende ajustarla a través de ese canal y aprovechando el eco que hoy encuentran en los medios de comunicación", apuntan.
Tras estallar el escándalo del caso Salazar, que ha dejado en evidencia la ineficacia de los protocolos internos que habilitó el PSOE para investigar y afrontar situaciones de acoso sexual, los medios vienen dando cuenta a diario de un reguero de denuncias, algunas de naturaleza sexual, pero otras muchas por supuesto acoso laboral. "No podemos mezclarlo todo", se lamentan algunos dirigentes consultados, que achacan el rosario de acusaciones a los conflictos internos propios de todas las organizaciones políticas.
La imputación por corrupción de dos secretarios de Organización (José Luis Ábalos y Santos Cerdán) y la falta de autoridad mostrada por su sucesora, Rebeca Torró, habría provocado una sensación de vacío de poder en el PSOE federal que ha abonado el terreno para ese "fuego cruzado" que está desangrando algunas agrupaciones.
En la provincia de Sevilla, ha salido a la luz un presunto acoso laboral en el ámbito provincial, que afecta a un miembro del gabinete del secretario general y presidente de la Diputación, Javier Fernández. La denuncia partió de una trabajadora del grupo socialista en la corporación y dio lugar a un expediente interno en el PSOE de Sevilla, que convocó a la denunciante, al denunciado y a varios compañeros de ambos. La investigación se cerró tras concluir que no se había producido una discriminación laboral de la denunciante, pero ésta ha llevado finalmente su caso ante la Justicia, alentada supuestamente desde sectores de la militancia que pretenden "agitar" el clima en el PSOE sevillano. "Hay mucha gente tomando posiciones de cara el postsanchismo", afirma un socialista experimentado.
En esa línea, el ataque al entorno de Javier Fernández se vincula con la guerra que habrían emprendido algunos "sanchistas de viejo cuño" por el control del partido, tras la defenestración de Paco Salazar. "Esa batalla se da en terreno del PSOE de Sevilla pero tiene que ver con las luchas de poder en Ferraz", apuntan otras fuentes.
"Venganza política" en Almussafes
El argumento de la venganza política es el que ha usado el alcalde de Almussafes (Valencia), Toni González, para tratar de defenderse de la denuncia por presunto acoso laboral y sexual que ha interpuesto contra él una militante socialista y trabajadora de una empresa municipal. En la dirección del PSPV-PSOE lo niegan, pues le han suspendido de militancia y le han obligado a renunciar a sus cargos orgánicos. Pero la denuncia contra González, que rechaza dejar la vara de mando municipal en un claro desafío a la líder, Diana Morant, ha servido para reabrir las viejas rencillas entre las familias del socialismo valenciano.
Fuentes socialistas recuerdan que el alcalde de Almussafes es un veterano del partido afín al ex ministro José Luis Ábalos. González, además, se alineó con Carlos Fernández Bielsa en las primarias para elegir al secretario general del PSPV de la provincia de Valencia. Bielsa acabó imponiéndose por un puñado de votos al candidato de Morant, Robert Raga. Y lo hizo justamente gracias al apoyo de la agrupación de Almussafes y de su alcalde, quien ahora ve tras las denuncias una maniobra de sus "rivales políticos". Así lo ratificará este lunes cuando declare ante el canal del PSOE que tramita las denuncias.
Desde el entorno del alcalde no solo se señala al círculo de Raga y, por tanto, al de la secretaria general del PSPV. También al actual portavoz del partido y alcalde de Cullera, Jordi Mayor, con el que González ha mantenido diversos pulsos orgánicos, según fuentes socialistas.
Este conflicto interno es otro incendio que deberá apagar Morant, pues el partido ha tenido que nombrar una gestora en Almussafes mientras los concejales socialistas del municipio han dejado entrever que tienen intención de seguir apoyando a su alcalde. Fuentes socialistas, sin embargo, sostienen que la dirección del PSPV no permitirá de ninguna manera que quienes representan al partido sostengan a un alcalde expulsado de su ejecutiva.
Hay dos opciones. O los concejales se avienen a nombrar a otro alcalde o el partido los suspende también de militancia. Ahora bien, esto último implicaría para el PSPV, que tiene mayoría absoluta, perder toda representación en un municipio clave. De hecho, hay quien apunta además al ex socialista y líder de Ens Uneix, Jorge Rodríguez, por su interés en fichar ahora al alcalde de Almussafes. Fuentes de este partido municipalista, que dio la Diputación de Valencia al PP y trabaja en su expansión, lo niegan. Pero el rumor no ha hecho sino aumentar el nerviosismo en el seno del socialismo valenciano.
Desorden en Galicia
Galicia ha sido en estas semanas uno de los ejemplos más claros del desorden que atraviesa al PSOE. La cadena de denuncias por acoso no solo abrió un frente disciplinario que ha obligado al partido a adoptar decisiones internas de calado -como la dimisión de la secretaria de Igualdad-, sino que ha dejado al descubierto las costuras de una organización enfrentada consigo misma.
El estallido de las denuncias por acoso sexual contra el todavía presidente de la Diputación de Lugo, José Tomé, actuó como detonante. A su estela afloraron varios manifiestos internos críticos con la gestión de la dirección del partido. El más abultado de ellos supera ya el medio millar de firmas entre militantes y cargos y cuestiona sin ambages el rumbo del PSdeG tras el impacto del caso.
Sin margen para recomponer el equilibrio interno, el partido encadenó nuevos frentes. Hace una semana llegaron las acusaciones de acoso laboral contra el alcalde del municipio ourensano de Barbadás, Xosé Carlos Valcárcel Doval. Apenas dos días después se sumaron las más recientes, también por acoso laboral, que afectan a la alcaldesa de La Coruña, Inés Rey, y a su número dos, José Manuel Lage Tuñas.
Si hasta entonces la hipótesis de los conflictos internos había circulado en voz baja, fue la propia Inés Rey quien la explicitó al vincular públicamente las denuncias contra ella a un "ajuste de cuentas" político. Según su versión, las denunciantes -ex integrantes del anterior gobierno municipal- actuaron movidas por el malestar derivado de no haber repetido en las listas electorales.
El PP de Galicia elevó la presión al revelar una tercera denuncia contra Rey, atribuida ahora a alguien de su actual equipo. La alcaldesa negó conocer los hechos y acusó al PP de activar la llamada "máquina del fango". Fuentes del partido admiten que el caso ha generado incomodidad por el contraste con otros episodios resueltos con salidas más rápidas y sugieren que la cautela obedece al "peso institucional" de Rey.
El PSdeG, por ahora, ha optado por esperar al 10 de enero, cuando celebrará una reunión interna extraordinaria, a puerta cerrada, para intentar ordenar la crisis.
Un cambio de cultura "gracias al PSOE"
Pese a la imagen general de descontrol, en el PSOE confían en que, con el tiempo, cuando amaine este temporal, se demostrará que, "una vez más, ha sido el Partido Socialista el que ha producido un cambio en la cultura de los partidos para desterrar los comportamientos machistas". Así se lo trasladó la vicepresidenta primera del Gobierno, María Jesús Montero a la Comisión Ejecutiva Regional de Andalucía, de la que es secretaria general: "Cuando pase tiempo se verá que, gracias al PSOE, se va a perseguir dentro de las organizaciones políticas a quien se dirija a una mujer con actitudes de acoso o siquiera irrespetuosas". "El machismo estructural existe, pero el PSOE ha dicho 'basta'", afirmó la que será candidata a la Junta en las elecciones andaluzas que se celebrarán en 2026.