Al abuelo de Ignacio nadie lo conoce por el nombre que figura en su pasaporte. En Córdoba, Argentina, a ese hombre menudo que nunca perdió del todo el acento ni la morriña, lo bautizaron hace décadas como 'el Gallego'. Tenía ocho años cuando dejó Pereiro de Aguiar, un municipio orensano de apenas 6.000 habitantes, para empezar de cero a miles de kilómetros.
Allí abrió un restaurante y el destino lo cruzó con una gallega de Pontevedra que, como él, también había hecho las Américas. Se asentaron y echaron raíces. Al menos hasta hace unos meses, cuando el océano volvió a mover el mapa familiar y fueron sus nietos quienes pusieron rumbo a Galicia para trabajar en la tierra que habían dejado atrás. «Crecimos escuchando sus historias y a mi abuela hablando en gallego con sus hermanas. Nunca pensamos que volveríamos a nuestras raíces pero lo estamos disfrutando muchísimo», confiesa Ignacio desde la barra del restaurante Piccola, en Betanzos.
Tanto él como su hermana Lourdes regresaron a Galicia gracias a la Estrategia Galicia Retorna 2023-2026, el plan pionero de la Xunta que busca facilitar el retorno de 30.000 emigrantes o personas con ascendencia gallega. En su caso, la vuelta fue posible gracias al programa Retorna Cualifica Empleo, una iniciativa centrada en la inserción profesional que en su última promoción logró incorporar a 200 personas al tejido laboral gallego y que, en palabras del presidente autonómico, Alfonso Rueda, busca «paliar los problemas demográficos de la región y devolverles un poco de todo lo que esos países nos dieron hace mucho tiempo».
Para Ignacio y Lourdes no fue sencillo volver a «cruzar el charco» en busca de una oportunidad mejor. Pero las facilidades del programa hicieron que el regreso fuera algo más que un anhelo y se convirtiera en una posibilidad real, con contrato indefinido y ayudas para el traslado, el alquiler y los primeros meses de adaptación. «Sin eso, todo nos habría costado el doble. Nos facilitaron el billete, la búsqueda de casa y también todo el aluvión de papeleo al llegar, sacar el DNI, abrir la cuenta del banco...», explica Lourdes, recién estrenada como operaria de limpieza en una empresa de Arteixo.
Lourdes posa frente a la empresa en la que trabaja como operaria de limpieza, en Arteixo.Ahora ella quiere aprovechar los cursos de gallego que le facilita la fundación colaboradora para aprender la lengua que escuchó en casa desde pequeña. Ignacio, por su parte, se inició en la hostelería en el restaurante que su abuelo, el Gallego, abrió en Argentina y admite que continuar ese mismo oficio desde su tierra de origen le hace sentirse más conectado a él. «Siempre se habla del famoso sueño americano. Pues yo digo que los que tengan sangre gallega vuelvan y se animen a vivir su sueño aquí, como yo», apunta.
Entre sus dos convocatorias, la iniciativa ha facilitado el retorno laboral de cerca de 400 personas, incorporadas a empresas repartidas en más de 60 ayuntamientos de Galicia, sobre todo en zonas rurales que arrastraban vacantes sin cubrir desde hace años por la falta de relevo generacional y de mano de obra local. El programa ha conectado perfiles profesionales de la hostelería, la industria, la construcción, el comercio, los servicios y el sector ganadero, dando respuesta a un déficit estructural del mercado laboral español.
Quienes dieron el paso tienen 35 años de edad media y proceden de 21 países diferentes. Y aunque las cifras ayudan a medir el impacto, no cuentan la historia completa, porque detrás de las estadísticas hay nombres propios y, a veces, también acento caribeño. Como el de David y Javier, dos hermanos nacidos en La Habana, con ascendencia gallega, que apuran unos trabajos de carpintería en la tercera planta del centro de salud O Ventorrillo, en La Coruña.
La oportunidad, reconocen, llegó en el momento justo. La situación en Cuba fue el argumento definitivo para volver a la tierra familiar y el programa terminó siendo el impulso que necesitaban para hacer las maletas y dejar atrás el calor por la lluvia y el pulpo á feira. Conocieron la iniciativa por internet, pero pronto se convirtió en algo tangible. Un representante de la Xunta viajó a La Habana para presentarla en persona. Llegaron las entrevistas, la entrega de currículums, la espera y, finalmente, la llamada. «Fue una bendición que eligieran a nuestras familias. Teníamos un taller en Cuba, pero la inestabilidad del país nos obligó a mirar fuera. Allí era casi imposible hacer planes a largo plazo», explican.
Los hermanos cubanos, David y Javier, ultiman los trabajos de carpintería en un centro de Salud, en La Coruña.David recuerda que el año pasado vino a España de visita y que ya entonces sintió que tenía que encontrar la manera de levantar el futuro de los suyos aquí. El programa no solo les ofreció un contrato, también aceleró la llegada de sus parejas y de sus hijos. Gracias a eso pudieron buscar casa, escolarizar a los pequeños y empezar a mirar más lejos sin esa sensación de vacío bajo los pies que trae la incertidumbre. «Podemos construir un proyecto, aportar desde nuestro oficio y sentir que lo que hacemos suma. No volvemos para ocupar. Volvemos para sumar», subrayan los hermanos, casi al unísono.
Ese es, precisamente, uno de los reflejos del programa, que plantea el regreso de gallegos en el exterior con hijos como una palanca demográfica y que también encuentra eco en otras historias como la de Andrea, camarera en un restaurante de Betanzos, que llegó desde Uruguay como madre soltera con tres hijos de 15, 13 y 4 años. Su padre era gallego y esa ascendencia, más que una rama del árbol familiar, fue el primer hilo que la llevó a mirar hacia el otro lado del Atlántico. Viajó a España a los 17 años para conocer la tierra donde había crecido su padre y, desde entonces, siempre tuvo el deseo de volver para quedarse. «Vine a conocer el lugar de mi padre y me gustó. Me quedé con las ganas de volver para vivir aquí, pero nunca se había dado el momento», recuerda.
Instalarse tampoco fue fácil. La vivienda la recibió con tropiezos. El anterior inquilino canceló la luz, surgieron problemas con el agua y durante semanas su llegada fue una carrera de trámites, llamadas y apagones domésticos. El programa, sin embargo, activó una red de apoyo que sostuvo el peso de la mudanza y la responsabilidad de sus hijos. «Siempre hay alguien preguntándonos si necesitamos algo, si estamos bien o si nos falta una mano», explica Andrea.
Andrea sirve una cerveza en el bar de Betanzos en el que trabaja desde hace unos meses.Ahora lo tiene claro. Busca la serenidad de saber que el mañana no va a temblar. Quiere certezas, techo firme y una vida que no dependa del sobresalto. «Yo quiero la calma de sentir que todo sigue su curso. Quiero seguridad para mis hijos y un futuro que no se improvise», explica. Y concluye, convencida, que su camino continúa aquí. «Creo que Galicia va a ser lo mejor».
Ante el éxito de las convocatorias, el Gobierno gallego avanza que la nueva edición de Retorna Cualifica Empleo se abrirá en los próximos meses, con un mensaje de fondo que repiten las familias que ya dieron el paso: el retorno laboral no es solo empleo, también es infancia, aulas que recuperan alumnos y municipios que vuelven a tener un futuro que merece ser contado.
atracción de talento
Dentro de su plan de atracción de talento, destinado a incorporar tanto a gallegos en el exterior como a profesionales de terceros países, la Xunta prevé poner en marcha, en el primer trimestre de 2026, la nueva Oficina de Atracción de Talento, que coordinará las iniciativas de empleo dirigidas a quienes deciden regresar para trabajar en su tierra, así como las actuaciones orientadas a la contratación planificada de personas procedentes de otros países, especialmente en sectores con vacantes de larga duración. Además, está previsto el lanzamiento de una orden de ayudas de 1,5 millones de euros para la rehabilitación de viviendas destinadas a las familias beneficiarias de los programas.
En lo referido a las actuaciones dirigidas a facilitar la incorporación ordenada de trabajadores extranjeros, la administración autonómica también ha urgido al Gobierno central el traspaso de las competencias para gestionar las autorizaciones iniciales de trabajo de personas extranjeras, apoyándose en el acuerdo ya transferido a Euskadi como referencia. Tres meses después de la reunión inicial con el secretario de Estado de Política Territorial, el Gobierno gallego lamenta que aún no dispone del borrador prometido para iniciar el trabajo técnico.
A esa reclamación se suman la agilización de la homologación de títulos académicos extranjeros, solicitada de la mano de las tres universidades públicas de Galicia al Ministerio de Universidades y la revisión del catálogo de puestos de difícil cobertura del SEPE, que la Xunta considera desactualizado frente a la realidad de vacantes de larga duración en sectores esenciales.