Hay tendencias que van y vienen, como los pantalones de campana, pero los relojes clásicos de buceo no son una moda: son una institución. Nunca se han ido. Sin embargo, lo que sí está pegando fuerte últimamente es el fenómeno de los relojes "homenaje".
Y no, no hablo de falsificaciones baratas que se caen a trozos, sino de marcas legítimas que cogen diseños icónicos —y a menudo inalcanzables para el bolsillo del 99% de los mortales— y los reinterpretan con una calidad sorprendente y un precio que sí te puedes permitir.
En este terreno, Invicta es el rey indiscutible, y su modelo 8926OB es, posiblemente, la mejor puerta de entrada al mundo de los relojes automáticos que existe hoy en día.
Mecanismo Seiko y obvios recortes en materiales
El Invicta 8926OB es, sin rodeos, un clon del Rolex Submariner. Y no pasa nada por decirlo, porque lo hace con orgullo y con un respeto técnico que asombra.
Si siempre has soñado con esa estética de "James Bond" pero no tienes 10.000 euros sueltos en la cuenta, este reloj te da el look exacto, esa elegancia deportiva que queda bien tanto con traje como con un 'look' casual, y por una fracción ridícula del coste.
Ahora mismo, la oferta es de derribo: en Amazon lo tienes por unos 72 euros, un precio ya de por sí excelente con la garantía y rapidez de envío que todos conocemos. Pero si no te importa esperar un poco más y quieres exprimir el ahorro al máximo, en AliExpress se puede encontrar incluso por debajo de los 54 euros. Estamos hablando de un reloj automático de buceo real por lo que te cuesta una cena para dos.
Lo que hace que el 8926OB sea una leyenda entre los aficionados a la relojería no es solo su parecido con el Rolex, sino lo que lleva dentro, como por ejemplo el mecanismo Seiko NH35A. Para que nos entendamos: es un motor japonés conocido por ser un tanque, fiable, robusto y duradero.
La construcción exterior también acompaña. Tiene una caja de 40 mm de acero inoxidable, el tamaño clásico y perfecto. El apellido "OB" viene de "Old Bezel" –o bisel original–, refiriéndose al acabado de borde de moneda del bisel giratorio, que tiene un tacto y un sonido al girar muy característico.
Además, es un "diver" de verdad: tiene resistencia al agua de 200 metros y corona roscada.
Un detalle que encanta a los que empiezan en este mundillo es la tapa trasera. Es de cristal –fondo visto–, lo que te permite ver el mecanismo interior trabajando, el rotor girando y el corazón del reloj latiendo. Es algo que ni siquiera el Rolex original ofrece y que siempre hipnotiza. Obviamente, no todo es perfecto: el cristal es mineral y no de zafiro, y el brillo de las manecillas en la oscuridad no es una linterna nuclear, pero por 54 o 72 euros no se puede pedir mucho más.
Y no, no hablo de falsificaciones baratas que se caen a trozos, sino de marcas legítimas que cogen diseños icónicos —y a menudo inalcanzables para el bolsillo del 99% de los mortales— y los reinterpretan con una calidad sorprendente y un precio que sí te puedes permitir.
En este terreno, Invicta es el rey indiscutible, y su modelo 8926OB es, posiblemente, la mejor puerta de entrada al mundo de los relojes automáticos que existe hoy en día.
Mecanismo Seiko y obvios recortes en materiales
El Invicta 8926OB es, sin rodeos, un clon del Rolex Submariner. Y no pasa nada por decirlo, porque lo hace con orgullo y con un respeto técnico que asombra.
Si siempre has soñado con esa estética de "James Bond" pero no tienes 10.000 euros sueltos en la cuenta, este reloj te da el look exacto, esa elegancia deportiva que queda bien tanto con traje como con un 'look' casual, y por una fracción ridícula del coste.
Ahora mismo, la oferta es de derribo: en Amazon lo tienes por unos 72 euros, un precio ya de por sí excelente con la garantía y rapidez de envío que todos conocemos. Pero si no te importa esperar un poco más y quieres exprimir el ahorro al máximo, en AliExpress se puede encontrar incluso por debajo de los 54 euros. Estamos hablando de un reloj automático de buceo real por lo que te cuesta una cena para dos.
Lo que hace que el 8926OB sea una leyenda entre los aficionados a la relojería no es solo su parecido con el Rolex, sino lo que lleva dentro, como por ejemplo el mecanismo Seiko NH35A. Para que nos entendamos: es un motor japonés conocido por ser un tanque, fiable, robusto y duradero.
La construcción exterior también acompaña. Tiene una caja de 40 mm de acero inoxidable, el tamaño clásico y perfecto. El apellido "OB" viene de "Old Bezel" –o bisel original–, refiriéndose al acabado de borde de moneda del bisel giratorio, que tiene un tacto y un sonido al girar muy característico.
Además, es un "diver" de verdad: tiene resistencia al agua de 200 metros y corona roscada.
Un detalle que encanta a los que empiezan en este mundillo es la tapa trasera. Es de cristal –fondo visto–, lo que te permite ver el mecanismo interior trabajando, el rotor girando y el corazón del reloj latiendo. Es algo que ni siquiera el Rolex original ofrece y que siempre hipnotiza. Obviamente, no todo es perfecto: el cristal es mineral y no de zafiro, y el brillo de las manecillas en la oscuridad no es una linterna nuclear, pero por 54 o 72 euros no se puede pedir mucho más.