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Política

Felipe VI apela a la "confianza", la "convivencia" y a la "voluntad de país" como solución para que España progrese: "Somos un gran país"

Felipe VI apela a la "confianza", la "convivencia" y a la "voluntad de país" como solución para que España progrese: "Somos un gran país"
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El Rey recuerda el modelo de la Transición en un contundente mensaje de Navidad grabado en el salón de Columnas del Palacio Real Leer

Sin ambages ni rodeos, el Rey Felipe VI quiso enmarcar el propósito de su mensaje de Navidad de este 2025 desde el primer párrafo del texto de 1.126 palabras que pronunció durante algo más de nueve minutos. Filmado en el Salón de Columnas del Palacio Real, donde se firmó hace 40 años el tratado de ingreso en las Comunidades Europeas; y con la vista en los 50 años del inicio de la Transición democrática, Don Felipe sentenció nada más empezar: «Estos aniversarios me animan a hablaros esta Nochebuena de convivencia: de nuestra convivencia democrática a través de la memoria del camino recorrido y de la confianza en el presente y en el futuro».

El Monarca, de pie en un formato que repite por tercer año, realizó una alocución directa sin una sola palabra prescindible. Ensalzó de nuevo la Transición como «un ejercicio colectivo de responsabilidad» del que surgió la Constitución de 1978, texto que definió como «un conjunto de propósitos compartidos sobre el que se edifica nuestro presente y nuestro vivir juntos, un marco lo bastante amplio para que cupiéramos todos, toda nuestra diversidad».

Llegó desde ahí el Rey hasta el aniversario de la adhesión en la CE, lo que calificó como un paso «decisivo, ilusionante y movilizado» para recordar que «Europa no sólo trajo modernización y progreso económico y social: afianzó nuestras libertades democráticas». Un recordatorio que utilizó el Monarca como ayuda para concluir: «Nuestra sociedad está forjada por generaciones que recuerdan la Transición y por otras que no la vivieron y que han nacido y crecido en democracia y libertad». Unas generaciones, todas ellas, «necesarias para avanzar de forma justa y cohesionada», y a las que quiso apelar Don Felipe en el momento más serio de su mensaje.

«Vivimos tiempos ciertamente exigentes», sentenció el Rey para enumerar los problemas de los ciudadanos que centró en cuatro: «El aumento del coste de la vida limita sus opciones de progreso», «el acceso a la vivienda es un obstáculo para los proyectos de tantos jóvenes», «la velocidad de los avances tecnológicos genera incertidumbre laboral» y «que los fenómenos climáticos son un condicionante cada vez mayor y en ocasiones trágico». Un nuevo recuerdo a las víctimas de la dana, que desde el 29 de octubre de 2024 están constantemente presentes en gestos de la Familia Real.

«Los ciudadanos también perciben que la tensión en el debate público provoca hastío, desencanto y desafección. Realidades, todas ellas, que no se resuelven ni con retórica ni con voluntarismo», zanjó el Monarca.

El Rey, que huyó del pesimismo y quiso enmarcar su mensaje pese a todo en un tono ilusionante dentro del realismo actual, recordó: «Nuestro país ha demostrado reiteradamente que sabe responder a los desafíos internos y externos cuando hay voluntad, perseverancia y visión de país». Insistió además unas frases después en que «España ha progresado cuando hemos sabido encontrar objetivos que compartir». Y volvió a mentar la convivencia como «la base de nuestra vida democrática». La convivencia fue la palabra más repetida por Don Felipe, en siete ocasiones; seguida por «confianza» y «España», que las pronunció seis veces respectivamente.

«Pero la convivencia no es un legado imperecedero», reiteró. Por eso, pidió a todos «hacer del cuidado de la convivencia nuestra labor diaria». Porque en este «mundo convulso, donde el multilateralismo y el orden mundial están en crisis, las sociedades democráticas atravesamos una inquietante crisis de confianza».

Una preocupación para el Rey, que explicó a los españoles que «los extremismos, los radicalismos y populismos se nutren de esa falta de confianza», por lo que «nos corresponde a todos preservar la confianza en nuestra convivencia democrática». Y para hacerlo, Don Felipe apeló al «diálogo», «el respeto en el lenguaje y la escucha de las opiniones ajenas», «especial ejemplaridad en el desempeño del conjunto de los poderes públicos», «empatía» y «necesidad de situar la dignidad del ser humano en el centro de todo discurso y de toda política».

Quiso el Monarca dejar un recado en su discurso a los políticos, recordando que «en democracia, las ideas propias nunca pueden ser dogmas, ni las ajenas, amenazas; que avanzar consiste en dar pasos con acuerdos y renuncias, pero en una misma dirección, no correr a costa de la caída del otro; que España es, ante todo, un proyecto compartido: un modo de reunir y de realizar los intereses y aspiraciones individuales en torno a una misma noción del bien común».

Y terminó el Rey con un mensaje de ilusión y esperanza, apelando a la unión y sintetizando: «Somos un gran país. Y creo que el mundo necesita de nuestra sensibilidad, de nuestra creatividad, de nuestra capacidad de trabajo, sentido de la justicia y de la equidad».

Fuente original: Leer en El Mundo - España
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