Guardias a bordo de motos reprimen las manifestaciones en Irán contra la crisis y a favor de la libertad

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Una manifestación en las calles de Teherán por el deterioro económico del país. AFP Guardias a bordo de motos reprimen las manifestaciones en Irán contra la crisis y a favor de la libertad

Miles de estudiantes y comerciantes protestan en Teherán y otras ciudades frente al régimen de Jamenei tras la brutal caída de la economía nacional

M. Pérez

Miércoles, 31 de diciembre 2025, 13:33

... país. La presión en las calles ha subido de tono hasta niveles desconocidos desde las revueltas causadas por la muerte en 2022 de la joven Mahsa Jina Amini mientras se encontraba bajo custodia policial por no llevar bien colocado el velo. Miles de estudiantes y comerciantes se han aliado contra el régimen de Ali Jamenei uniendo sus quejas por la caída de la economía con los gritos de «libertad».

Tras la histórica bajada, los comerciantes de los dos principales bazares iraníes cerraron el domingo. El lunes se sumaron otros muchos tenderos y comenzaron las manifestaciones no solo en Teherán sino también en importantes ciudades como Isfahán, en el centro del país, Shiraz, en el sur, y Mashhad, al noreste. Las movilizaciones han cobrado fuerza con la suma de los estudiantes, hartos de las duras normas del régimen, y de familias que no llegan a fin de mes debido a un tremendo aumento de los precios en el que los economistas ven ya síntomas de hiperinflación,

La tasa de inflación ha sido este diciembre un 42,2% superior a la del mismo mes de 2024, y ha crecido un 1,8% respecto a noviembre. Los alimentos se han encarecido un 72% en menos de un año, en el que la moneda nacional se ha depreciado un 39%. Por si fuera poco, los iraníes han visto cómo Europa y Estados Unidos reimponen sanciones internacionales que asfixian aún más las economías domésticas, con artículos que no llegan y, cuando lo hacen, a precios desorbitados.

La economía es un punto clave del régimen. Los comerciantes tienen una fuerza notable. De hecho, los bazares se convirtieron en 1979 en centros desde los que se lanzó la ira contra el Sha Reza Pahlavi por la represión, la corrupción política y el deterioro económico, que desembocó en la Revolución Islámica y la llegada de Jomeini al poder. Significativamente, en algunas de las protestas celebradas estos días se han escuchado gritos a favor de la monarquía del último sha (el título que los persas dan a sus reyes) y el final del gobierno de los ayatolás.

Irán se enfrenta a un futuro lleno de incertidumbres desde la reciente guerra con Israel y Estados Unidos, que bombardearon sus instalaciones atómicas, y la aplicación de las sanciones internacionales. Los ciudadanos temen además que el régimen pretenda acumular armas y reactivar su programa nuclear en desafío a Occidente y el Estado hebreo, ante lo cual el presidente de EE UU, Donald Trump, ha advertido que habría una intervención aún más potente. Desde los bombardeos del pasado 22 de junio, los conservadores del país intentan denonadamente volver al tradicionalismo más estricto, se supone que en una acción encaminada a demostrar que el régimen sigue fuerte. El presidente Masoud Pezeshkian, de tendencia moderada, ha escuchado a los manifestantes y afirma que «el sustento de la gente es mi preocupación diaria». Hasta ahora, ninguna de las medidas que dice tener en su agenda para aliviar la presión económica de los iraníes ha sido aprobada, aunque ha anunciado que en 2026 emprenderá una reforma en este sentido.

Sin embargo, la conflictividad aumenta en las calles y nadie sabe cómo terminará. Miles de estudiantes han decidido no acudir a las clases en institutos y universidades y se han enfrentado a las fuerzas de seguridad y miembros de la Guardia Revolucionaria, quienes se han empleado con porras y gases lacrimógenos. Según distintos testigos, los policías, uniformados de negro y montados en parejas en motocicletas, reprimen a los manifestantes y han instalado numerosos controles en las calles. Las universidades han sido tradicionalmente un lugar desde el que se han impulsado movimientos populares contra el poder desde la propia Revolución Islámica a las protestas por la muerte de Amini.

El régimen ha advertido que aumentará las acciones para sofocar las protestas. Incluso, las autoridades podrían decretar el confinamiento de la población en todo el país de manera inminente con el argumento de la necesidad de ahorrar energía en estos días gélidos. El confinamiento supone la práctica paralización del país, con el cierre de todas las oficinas, comercios, bancos, fábricas y centros académicos. El Servicio de Inteligencia iraní ha hecho públicos comunicados donde advierte a la ciudadanía que todas las «reuniones ilegales» y posibles focos de incidentes están siendo vigilados y quienes se acerquen serán identificados.

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