La diseñadora Helena Rohner cumple 30 años en el mundo de la joyería al que llegó después de estudiar Ciencias Políticas, un recorrido que celebra sin dejar de mirar al futuro con el objetivo de seguir aprendiendo. "Si no te estimulas, ¿qué ofreces?".
"Una joya no te decora, se convierte en parte de ti", afirma con determinación Helena Rohner en una entrevista con EFE en su taller, ubicado en pleno barrio de los Austrias de Madrid. "Las joyas captan tu alma porque incorporan un valor muy emocional", asegura la artista.
Rohner (Las Palmas de Gran Canaria, 1968) define sus piezas como atemporales y cómodas, contemporáneas; conectan con el día a día, una joyería creativa que "encaja muy bien con el momento actual".
Incide en que una joya es "una pieza intencionada que define a quien la lleva. La guinda, el toque final" para completar un look.
Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, Rohner apunta que "diseñar es mirar al futuro", ahora es momento de poner freno y analizar una trayectoria de la que se siente orgullosa del camino recorrido.
"He sido coherente, justa; he mantenido una ética a la hora de hacer las cosas y ayudo a la gente que me rodea", en especial a los compañeros que se inician en la creación.
A ellos les alerta sobre la necesidad de crear empresa, no solo diseño, y les anima a conocer todos los ámbitos de una profesión en la que faltan torneros y fundidores, oficios tradicionales que deben convivir con la artesanía digital.
Sus piezas, pendientes, brazaletes, pulseras o anillos de apariencia sencilla, requieren un gran trabajo artesano, son destellos de luz, pequeñas esculturas -indica- en las que realiza un uso diferente del color como expresión.
Aunque el diseño de joyas no era su objetivo, la influencia de una madre artesana de los tejidos, los colores y los tintes, y de un padre que montaba marionetas de madera, desembocaron en su pasión por la creación de joyas.
"Sabía poco de diseño", comenta con cierta timidez, una razón por la que supo ponerse con humildad frente al artesano y trabajar en sus primeras colecciones con los materiales que más conocía, la madera, la cerámica y los esmaltes, teniendo la plata como material base.
Fue precursora utilizando la porcelana en su joyería, a pesar de que le advirtieron que no era posible. "Soy cabezota y rebelde", dice a modo de excusa.
Premio al Mejor Proyecto de Joyería Contemporánea otorgado por el Istituto Europeo di Design (IED), sus creaciones las ha lucido la actriz Julianne Moore en 'La habitación de al lado', de Pedro Almodóvar, y el cineasta pidió que creara las que luce Aitana Sánchez Gijón en 'Amarga Navidad', su última película, aún por estrenar.
Con tienda en Madrid y Barcelona y una amplia colaboración con punteros espacios multimarca en distintas partes del mundo, se siente orgullosa de que en un mismo día pueda vender una pieza en Cádiz, Taiwán, Nueva York, Bruselas o Suecia, ella que inició su clientela en Japón y Estados Unidos, antes que en España.
Define su primera década de creadora como "naif"; la segunda, ayudó a afianzar una carrera de largo recorrido en la que señala que ha sobrevivido a crisis y cambios de gobierno, en la que descubrió que "el gran truco es escuchar qué pasa a tu alrededor", subraya Rohner.
La artesana cuenta que en esta tercera década la intuición le ha servido de mucho para saber qué es lo que quiere y admite que su intención es seguir siendo una empresa que mantiene la producción local, con colecciones pequeñas, que contrastan una gran producción, con la que poder mantener a un equipo, eminentemente, femenino.
Una carrera en la que ha necesitado preguntarse "¿por qué sigo haciendo esto?", un momento que aprovechó para ampliar su creatividad y adentrarse en el diseño de alfombras, textiles y objetos para el hogar.
"Una joya no te decora, se convierte en parte de ti", afirma con determinación Helena Rohner en una entrevista con EFE en su taller, ubicado en pleno barrio de los Austrias de Madrid. "Las joyas captan tu alma porque incorporan un valor muy emocional", asegura la artista.
Rohner (Las Palmas de Gran Canaria, 1968) define sus piezas como atemporales y cómodas, contemporáneas; conectan con el día a día, una joyería creativa que "encaja muy bien con el momento actual".
Incide en que una joya es "una pieza intencionada que define a quien la lleva. La guinda, el toque final" para completar un look.
Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, Rohner apunta que "diseñar es mirar al futuro", ahora es momento de poner freno y analizar una trayectoria de la que se siente orgullosa del camino recorrido.
"He sido coherente, justa; he mantenido una ética a la hora de hacer las cosas y ayudo a la gente que me rodea", en especial a los compañeros que se inician en la creación.
A ellos les alerta sobre la necesidad de crear empresa, no solo diseño, y les anima a conocer todos los ámbitos de una profesión en la que faltan torneros y fundidores, oficios tradicionales que deben convivir con la artesanía digital.
Sus piezas, pendientes, brazaletes, pulseras o anillos de apariencia sencilla, requieren un gran trabajo artesano, son destellos de luz, pequeñas esculturas -indica- en las que realiza un uso diferente del color como expresión.
Aunque el diseño de joyas no era su objetivo, la influencia de una madre artesana de los tejidos, los colores y los tintes, y de un padre que montaba marionetas de madera, desembocaron en su pasión por la creación de joyas.
"Sabía poco de diseño", comenta con cierta timidez, una razón por la que supo ponerse con humildad frente al artesano y trabajar en sus primeras colecciones con los materiales que más conocía, la madera, la cerámica y los esmaltes, teniendo la plata como material base.
Fue precursora utilizando la porcelana en su joyería, a pesar de que le advirtieron que no era posible. "Soy cabezota y rebelde", dice a modo de excusa.
Premio al Mejor Proyecto de Joyería Contemporánea otorgado por el Istituto Europeo di Design (IED), sus creaciones las ha lucido la actriz Julianne Moore en 'La habitación de al lado', de Pedro Almodóvar, y el cineasta pidió que creara las que luce Aitana Sánchez Gijón en 'Amarga Navidad', su última película, aún por estrenar.
Con tienda en Madrid y Barcelona y una amplia colaboración con punteros espacios multimarca en distintas partes del mundo, se siente orgullosa de que en un mismo día pueda vender una pieza en Cádiz, Taiwán, Nueva York, Bruselas o Suecia, ella que inició su clientela en Japón y Estados Unidos, antes que en España.
Define su primera década de creadora como "naif"; la segunda, ayudó a afianzar una carrera de largo recorrido en la que señala que ha sobrevivido a crisis y cambios de gobierno, en la que descubrió que "el gran truco es escuchar qué pasa a tu alrededor", subraya Rohner.
La artesana cuenta que en esta tercera década la intuición le ha servido de mucho para saber qué es lo que quiere y admite que su intención es seguir siendo una empresa que mantiene la producción local, con colecciones pequeñas, que contrastan una gran producción, con la que poder mantener a un equipo, eminentemente, femenino.
Una carrera en la que ha necesitado preguntarse "¿por qué sigo haciendo esto?", un momento que aprovechó para ampliar su creatividad y adentrarse en el diseño de alfombras, textiles y objetos para el hogar.