Ampliar
Mantecados tradicionales de Antequera. La otra Navidad dulce: la repostería malagueña que sobrevive más allá de las modasPestiños, borrachuelos o roscos fritos son algunas de las recetas que se resisten adesaparecer frente a la competencia de panetones y troncos de Navidad
Málaga
Miércoles, 17 de diciembre 2025, 23:32
Ampliar Pestiños caseros.Hoy, ese hábito se ha ido diluyendo, desplazado por una oferta cada vez más amplia de dulces de compra y por un ritmo de vida que deja poco espacio a la cocina lenta. Entre las recetas que mejor representan esa otra Navidad dulce están los pestiños, uno de los dulces más antiguos del recetario andaluz y muy ligados históricamente al invierno. En la provincia de Málaga, los más reconocidos son los que se elaboran en el Monasterio de la Purísima Concepción de Cañete la Real, donde las religiosas mantienen una receta tradicional que ha trascendido el ámbito local y se ha convertido en referencia dentro y fuera de la comarca. Finos, aromáticos y fritos en aceite de oliva, siguen siendo uno de los símbolos más claros de una repostería navideña que apenas ha cambiado con el paso del tiempo.
Muy próximos en concepto, aunque hoy mucho más fáciles de encontrar, están los borrachuelos, probablemente el dulce navideño más popular de Málaga. Ambos comparten la base de masa frita y un origen humilde, pero los borrachuelos —rellenos habitualmente de cabello de ángel y aromatizados con vino y anís— han logrado mantenerse con mayor presencia gracias al empuje de confiterías y obradores artesanos. Aun así, su elaboración doméstica, en grandes cantidades y pensada para varios días, es hoy mucho menos habitual que décadas atrás.
Más frágil es la situación de los roscos fritos, una receta sencilla, casi austera, profundamente ligada a la memoria doméstica. Asociados a las cocinas de las abuelas y a economías de subsistencia, apenas han sobrevivido fuera del ámbito familiar. No tienen la vistosidad de otros dulces ni encajan en la lógica actual del escaparate, pero forman parte de ese patrimonio repostero que se va apagando en silencio.
Ampliar Roscos fritos, un clásico en la repostería navideña de la provincia de Málaga.Junto a ellos aparecen otros dulces navideños tradicionales que han ido perdiendo protagonismo. Es el caso de los alfajores, herederos de la tradición andalusí a base de miel, almendra y especias; de los roscos de vino, durante décadas imprescindibles en cualquier casa en Navidad; o de los polvorones, hoy asociados casi exclusivamente a la compra y no a la elaboración casera.
En este conjunto, el mantecado ocupa un lugar singular en la provincia de Málaga por su estrecha vinculación histórica con Antequera. La ciudad del Torcal ha sido durante más de un siglo uno de los grandes centros productores de este dulce y mantiene una tradición artesanal e industrial muy arraigada.
Distintas investigaciones y referencias históricas apuntan a Antequera como uno de los posibles lugares de origen del mantecado, una cuestión que sigue siendo objeto de debate y que comparte protagonismo con otros enclaves históricos de Andalucía. Más allá de esa discusión, lo indiscutible es que el mantecado antequerano se ha consolidado como uno de los grandes símbolos de la Navidad malagueña, incluso cuando su elaboración doméstica ha quedado prácticamente relegada al recuerdo.
Otros dulces
No todo el recetario tradicional malagueño es estrictamente navideño, pero sí profundamente estacional. Con la llegada del frío y de las celebraciones, regresan a muchas mesas otros dulces que históricamente se consumían en invierno. Es el caso de distintas tortas tradicionales, elaboradas con ingredientes similares -harina, azúcar, aceite de oliva virgen extra, ajonjolí, matalahúga, almendra o vino dulce- y muy vinculadas a pueblos concretos de la provincia. Destacan la torta cartameña, ligada a Cártama; las tortas de aceite o tortas de Algarrobo, con múltiples variantes en la Axarquía; las galletas o tortas de Ardales; o los roscos carreros de Alfarnate, dulces humildes y de larga tradición, algunos con claras raíces andalusíes. Aunque hoy se consumen durante todo el año, es en Navidad cuando muchas de estas elaboraciones vuelven a las despensas, ampliando el paisaje dulce tradicional más allá de los productos de moda. Algunos se están perdiendo, como es el caso del 'pan de cortijo', que hasta su jubilación elaboraba Rosario Ginés en Cuevas de San Marcos
En ese tránsito entre la tradición más antigua y la adaptación a los nuevos hábitos de consumo, el turrón ocupa un lugar intermedio. Aunque no forma parte del núcleo histórico de la repostería malagueña, su presencia en la Navidad actual es incuestionable y también ha encontrado en la provincia un espacio propio. Junto a los sabores clásicos —Jijona, Alicante o yema—, en los últimos años confiterías y obradores malagueños han apostado por elaboraciones artesanas, algunas de ellas incorporando productos locales. Casas históricas como Mira en Málaga, propuestas consolidadas como Daver en Ronda o líneas más creativas surgidas en la Axarquía, como las de Pastelería Ramos en La Caleta de Vélez, muestran cómo el turrón se ha integrado en el paisaje navideño provincial como un complemento que convive con los dulces de siempre, sin desplazarlos.
Dulces de conento
Si hay un ámbito que ha sostenido la tradición repostera malagueña al margen de modas y tendencias, ese ha sido el de la repostería conventual. Comunidades religiosas de municipios como Antequera, Archidona, Coín, Ronda o la propia capital mantienen vivos dulces elaborados de forma artesanal y con producciones muy limitadas, especialmente durante el Adviento y la Navidad. Un trabajo silencioso que este año ha recibido, además, un reconocimiento simbólico: por primera vez, la Guía Repsol ha incluido hornos conventuales en su selección navideña de Soletes, con distinciones para el Monasterio de Jesús María del Socorro, en Archidona, y el Museo Conventual de las Carmelitas Descalzas de Antequera.
A ello se suma la celebración, durante el pasado puente de diciembre, de un encuentro provincial de repostería conventual en Ronda, organizado por La Carta Malacitana, que volvió a poner en el foco estos dulces tradicionales y su valor histórico. Más allá del escaparate puntual, estas iniciativas recuerdan que buena parte de la repostería navideña malagueña tiene su origen en los conventos y que hoy sobrevive gracias a producciones pequeñas, ajenas a modas y tendencias comerciales.
Ampliar Surtido de mantecados.Dónde comprar
Aunque la elaboración doméstica ha ido desapareciendo, buena parte de estos dulces tradicionales siguen teniendo hoy puntos de referencia claros en la provincia. En el ámbito conventual, siguen siendo especialmente buscados en Navidad los dulces del Monasterio de la Purísima Concepción de Cañete la Real, el Monasterio de Jesús María del Socorro de Archidona o el Museo Conventual de las Carmelitas Descalzas de Antequera, entre otros, donde la producción es limitada y muy ligada al calendario de Adviento.
Junto a ellos, confiterías y obradores históricos adheridos a la marca promocional Sabor a Málaga continúan elaborando mantecados, polvorones, roscos de vino, borrachuelos o alfajores siguiendo recetas tradicionales. Es el caso de casas con larga trayectoria como Sancho Melero, La Antequerana o Torcadul en Antequera; Doblado Torres en Cuevas Bajas; Hijos de Cordobilla en Cómpeta; Framancha en Monda; Daver en Ronda; o Hermanos Montañez en Málaga, establecimientos que hoy funcionan como los principales custodios de la repostería navideña malagueña fuera del ámbito doméstico.
Ampliar Mantecados en una fábrica de Antequera.La pérdida de protagonismo de estas recetas no responde tanto a una desaparición de la identidad gastronómica como a un cambio profundo de hábitos. Cocinar durante días, organizarse en familia y dedicar tiempo a elaboraciones largas ya no forma parte del día a día de muchos hogares. Frente a ello, la nueva Navidad dulce apuesta por la innovación, la estética y la comodidad.
Panetones, troncos de Navidad o turrones creativos han encontrado su espacio y su público, sin necesidad de desplazar del todo a los dulces tradicionales, pero sí relegándolos a un segundo plano. El resultado es una Navidad más diversa, aunque también más dependiente del mercado y menos ligada a la transmisión oral de recetas.
Límite de sesiones alcanzadas
El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a las vez.
Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Sesión cerrada
Al iniciar sesión desde un dispositivo distinto, por seguridad, se cerró la última sesión en este.
Para continuar disfrutando de su suscripción digital, inicie sesión en este dispositivo.
Iniciar sesión Más información¿Tienes una suscripción? Inicia sesión