- IÑAKI GARAY
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Las trabas regulatorias a la construcción de centros de datos en España amenazan decenas de miles de millones de inversión y dejan en el aire la mejora de la productividad del tejido empresarial español.
Empresas tecnológicas como Amazon, Microsoft, Meta o Google; fondos de inversión como BlackRock; eléctricas como Iberdrola; constructoras como ACS o Ferrovial; empresas del sector inmobiliario como Merlin; o gigantes del sector de los centros de datos como Equinix, que dan soporte a muchos clientes desde una misma instalación. Todos quieren participar en el despliegue de la infraestructura de datos en España con proyectos que en conjunto superarían los 100.000 millones de euros, pero hay cuellos de botella que ponen en peligro este potencial boom inversor y, con ello, el propio proceso de digitalización de la economía española.
¿Cuáles son esos cuellos de botella? Fundamentalmente la regulación y la capacidad de las redes eléctricas. En el caso de la regulación, muchas de las cuestiones que Europa planteaba como recomendaciones en su Directiva sobre Eficiencia Energética, España las quiere elevar a obligación en su transposición.
El resultado es un incremento de costes y una mayor burocracia a la hora de construir estas instalaciones que, de no corregirse, reduce el atractivo de España frente a otros emplazamientos en Europa. Madrid, Barcelona y Zaragoza, que ya compiten por atraer inversiones millonarias, están siendo con esta tendencia penalizadas en la carrera por construir las infraestructuras esenciales para dar soporte a la digitalización a la que aspira el país.
Como emplazamiento estratégico, Madrid es en principio una buena alternativa a París, y Barcelona lo es a Marsella, por la posibilidad de la llegada de los cables submarinos que conectan con otras partes del mundo. A este problema se suma otro que supone un obstáculo: la construcción de redes eléctricas de distribución, necesarias para poner en funcionamiento estos centros.
El problema que se plantea es que el Gobierno es reacio a incentivar a las eléctricas para que hagan esa inversión en redes, porque eso obligaría a elevar la tarifa eléctrica. Dentro del Ejecutivo, Sumar está siendo especialmente crítico con el desarrollo de este tipo de instalaciones por su alto consumo energético y el poco empleo que generan.
Eulalia Flo, vicepresidenta regional de crecimiento y Mercados Emergentes del gigante norteamericano del sector Equinix, rebate este argumento: "Los centros de datos son infraestructuras esenciales para la digitalización de la economía. Una digitalización que, a su vez, contribuye a reducir la huella de carbono. Y además la eficiencia de estas infraestructuras mejora cada día". Como alternativa para evitar el despliegue de redes, el Gobierno propone que las compañías de centros de datos construyan sus instalaciones donde está la energía, algo a lo que los grandes operadores de centros de datos, los que aglutinan centenares de clientes, se oponen porque necesitan localizarse allí donde están esos clientes.
España es una de las economías que más crece, pero lo hace fundamentalmente por volumen, debido al incremento de población a causa de la llegada masiva de inmigrantes. No obstante, sigue adoleciendo de un retraso en productividad respecto al resto de Europa, Estados Unidos y China.
El crecimiento de España también está ligado a un incremento sustancial del gasto público, que genera un déficit estructural, y a la llegada de fondos europeos que tienen fecha de caducidad.
En este contexto, la digitalización va a ser clave para cerrar el déficit de productividad que ahora tiene este país. Estudios de McKinsey y la OCDE estiman que una digitalización efectiva podría incrementar hasta un 25% la productividad del tejido productivo español con todo lo que eso conlleva en términos de competitividad.
Pero para que esto ocurra va a ser necesario contar con las infraestructuras digitales necesarias. Unas infraestructuras que tienen que permitir que, de aquí a 2030, la capacidad instalada para IA se multiplique por 3,5 veces, como en principio está previsto.
"Cada vez hay más servicios digitales de gran escala y las empresas necesitan capacidad, de la misma manera que para que las mercancías sean transportadas se necesitan las carreteras", asegura Eulalia Flo.
Cinco niveles
En la creación de una infraestructura digital participan hasta cinco niveles. Están los constructores de la infraestructura, las empresas energéticas que le van a dar suministro y las empresas tecnológicas que están detrás y que desarrollan los chips y los ordenadores, los operadores.
En cuarto lugar están las compañías de centros de datos, y en quinto los desarrolladores de soluciones de IA, de nube y servicios digitales como los juegos online.
"Sin la infraestructura de centros de datos es imposible que los desarrolladores se instalen y crezcan, de la misma manera que es inviable la llegada con todo su potencial de Google, Amazon, Meta, AWS o Tencent, que son el corazón de la industria digital", concluye la vicepresidenta regional de Equinix.
Madrid, Barcelona y Zaragoza, en lugar de Dublín, Frankfurt o París
Inicialmente, las grandes tecnológicas se desplegaron en Europa primero en Irlanda, y después fueron a Frankfurt o París por la centralidad que aportaban esas ciudades. Ahora, estos mercados están saturados porque ya no hay suelo y no hay energía. Es en este momento cuando los grandes operadores de datos están buscando otros mercados y emplazamientos.
España reúne muchas de las características necesarias para albergar este tipo de instalaciones. En concreto el eje Madrid-Zaragoza-Barcelona se configura como una gran alternativa para los inversores. "La posibilidad de crear grandes hubs a partir de una buena infraestructura de datos para atraer muchas inversiones es real", afirma Eulalia Flo.
La digitalización, junto a la sostenibilidad ambiental, es el pilar básico en el que se apoya la puesta en marcha de los fondos europeos Next Generation para reindustrializar Europa tras el Covid. La industria 4.0, el big data, la IA generativa, la movilidad inteligente o tantos otros sectores y actividades que están constantemente en todos los discursos oficiales como esenciales para transformar este país y sus empresas serán solo una entelequia si no cuentan con la infraestructura que soporte esa transformación. "La digitalización ocurre en un espacio físico que son los centros de datos. Y un centro de datos se tarda cinco años en construir. Si no nos anticipamos, toda la estrategia por ejemplo de IA que se está definiendo en este país, ¿dónde se va a instalar? ", se pregunta la responsable de Equinix. El informe Draghi recoge que Europa se ha quedado cinco años por detrás de Estados Unidos a nivel de desarrollo económico y crecimiento. La diferencia en PIB per cápita entre Europa y Estados Unidos se acrecienta en las dos últimas décadas debido en gran medida a la aportación del componente tecnológico y digital. El objetivo de Europa es revertir esa tendencia.
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