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Lectura de nalgas, tigre 'cirujano'... cómo hasta las mentes más brillantes sucumben a teorías estrambóticas¿Todos guardamos en un rincón del cerebro algún desvarío de este tipo?
Domingo, 14 de diciembre 2025, 00:24
A todos nos pasa alguna vez: estamos charlando con alguien, incluso con alguien a quien creemos conocer bien, y de pronto las palabras de nuestro ... interlocutor empiezan a derivar hacia algún rincón oscuro e inquietante, enlaza unos cuantos argumentos estrambóticos y nos damos cuenta con cierto espanto de que cree en cosas que jamás habríamos sospechado. Las redes sociales han hecho que afloren más a menudo –y no para un único oyente, al abrigo de la intimidad, sino para enormes multitudes– esas líneas excéntricas de pensamiento que prescinden de toda base científica e incluso lógica: hoy tenemos futbolistas terraplanistas, una primera dama francesa obligada a 'demostrar' que es una mujer o, en fin, incluso un presidente de Estados Unidos que ha promovido incontables teorías de la conspiración, tantas como para llenar una larguísima entrada de Wikipedia.
'La teoría de todo lo demás' De Dan Schreiber y publicado por Capitán Swing. 336 páginas. 25 euros.
En 'La teoría de todo lo demás', recién publicado en España por Capitán Swing, el australiano Dan Schreiber emprende un «viaje al mundo de las rarezas», es decir, un repaso de esas ocurrencias estrafalarias que prenden en algunas personas, incluso en mentes muy brillantes: Thomas Edison creía que ponerse pijama alteraba la química del cuerpo y provocaba insomnio, Bram Stoker sostenía que la reina Isabel I era en realidad un hombre (hay obsesiones que se perpetúan), Marconi quiso crear un aparato que captase el Sermón de la Montaña de Jesucristo... El autor admite que a veces estas «chifladuras» tienen facetas positivas –Ringo Starr, por ejemplo, toca como toca porque su abuela quiso corregir su zurdera al considerarla signo de posesión diabolica–, pero también nos avisa: «¡Por el amor de Dios!, no se crea ni una palabra». ¿A lo mejor todos guardamos en un rincón del cerebro algún desvarío como estos?
¡Si ni siquiera son pirámides!
En su viaje, Schreiber sigue a guías tan útiles como el tenista Novak Djokovic, que peregrina habitualmente a las pirámides de Visoko, en Bosnia, para cargarse de la fuerza cósmica que desprenden, como buenas construcciones de una civilización perdida... ¿o no? «A los arqueólogos y geólogos de todo el mundo les gustaría mucho que el lector supiera que no son pirámides en absoluto», puntualiza Schreiber, ya que se trata de una simple formación del terreno que existe en muchos otros lugares del mundo. Djokovic es todo un filón en esta materia: está convencido, por ejemplo, de que nuestras conversaciones mientras comemos afectan al poder nutritivo de los alimentos, así que guarda silencio mientras mastica y se concentra en «indicar a la comida adónde tiene que ir».
Turistas del futuro en el Titanic
En un raro principio de Arquímedes, el hundimiento del Titanic hizo aflorar incontables teorías, desde la supuesta presencia a bordo de una momia maldita hasta la simple negación de los hechos, porque en realidad no se fue a pique y todo formaba parte de un complejo fraude al seguro. La teoría favorita de Schreiber es un poco mareante: el Titanic se hundió por la cantidad de viajeros en el tiempo que acudieron a presenciar su naufragio, tan pesados que llevaron el barco al fondo. Sí, es un bucle desconcertante, pero hay quien se lo cree. Una matemática ha calculado que para eso harían falta 5,6 millones de 'turistas' llegados del futuro, ¡eso sí que sería una pirámide, pero de gente sobre la cubierta! El autor concluye que, si acumulamos todas las teorías, aquel día «el Titanic estaba verdaderamente jodido».
A falta de bisturí, mandíbulas
Siegfried y Roy eran un famoso dúo de magos que, en 2003, sufrieron un incidente con su tigre Mantacore. El felino saltó sobre Roy, le mordió en el cuello y las vértebras y le perforó varias arterias. Seguía su instinto de fiera, claro. Pues no: el mago –o la víctima, como se quiera– defendió que Mantacore se había dado cuenta de que sufría una emergencia médica y le había practicado algo así como una cirugía de urgencia: «Me alivió la presión sanguínea, en caso contrario yo habría sufrido una muerte cerebral», agradeció. Claro que existe una teoría aún más bizarra sobre el dúo: el tigre no habría atacado en realidad a Roy, porque este había muerto años antes y lo habían sustituido por un doble modificado quirúrgicamente.
Culos con futuro
Siempre ha habido gente convencida de que llevamos nuestro futuro escrito en las rayas de la mano, y Schreiber nos desvela que en Japón se las operan en un intento desesperado de reconducir así el destino. Pero la madre de Sylvester Stallone, una astróloga a la que el actor consultaba antes de emprender cualquier proyecto, se dedicaba a la 'rumpología', es decir, la lectura de nalgas. La izquierda nos habla del pasado y la derecha nos permite atisbar el futuro, ¡esperemos que el centro no sea el presente! La señora Jacqueline Stallone también confiaba mucho en las aptitudes de sus dos dóberman como mediums.
Rentables chifladuras
El lago Ness sigue siendo un negocio floreciente, el Gobierno de Bermudas llegó a acuñar monedas en forma de triángulo y con Bigfoot incluso se está escribiendo ficción erótica. «En 2021, en Oklahoma empezó a ser obligatorio tener licencia para cazar Pies Grandes, pero, a cambio, se podía reclamar una recompensa de 25.000 dólares si se capturaba uno», explica Schreiber, que recuerda que, durante el rodaje de 'El retorno del Jedi' en California, el actor que interpretaba a Chewbacca tenía que ir acompañado para que no le disparara algún majadero. «La chifladura hace girar el mundo», comenta el autor, que sí, también cita en el libro a nuestro terraplanista oficial, Javi Poves.
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