Los juegos de mesa ideales para estas navidades

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Además de combatir el aburrimiento, sirven para la memoria, la atención, la inteligencia emocional....

Julia Fernández

Martes, 16 de diciembre 2025, 19:00

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6 min.

Las sobremesas navideñas son el caldo de cultivo perfecto para discusiones. Sobre todo, después de habernos puestos finos a comer y a beber. Se nos ... desata el piquito y a veces decimos incluso lo que no queremos. Por eso, es bueno buscar la manera de que esto no suceda. Unos aprovechan para echarse la siesta, pero hay alternativas mejores que, además, se pueden disfrutar en familia. Sí, el cuñado incluido. Se trata de los juegos de mesa, que también son una herramienta perfecta para matar el tiempo aunque la familia esté bien avenida.

Lo que nos gusta a los españoles para pasar el trago y echarnos unas risas con los parientes es el Monopoly. Así lo señala un reciente estudio de la firma de juegos online Solitaire, que no solo ha explorado cuáles son los juegos más buscados en España sino en toda Europa. Y, efectivamente, esta opción tiene muchos adeptos en toda Europa: es el número uno en otros catorce países del Viejo Continente.

«El Monopoly es un juego de mesa ultramegatradicional», opina María Rodrigo, psicóloga, ajedrecista y especialista en estos asuntos. Y parte de su éxito reside precisamente en eso, en que es conocido. Pero pese a que algunos lo ven como un entretenimiento 'capitalista' –al final de lo que se trata es de amasar dinero y propiedades– aporta mucho más que eso. «Con él puedes aprender a gestionar el dinero, a ahorrar, a invertir... en sentido positivo», prosigue la experta. Y divertido, porque a diferencia de la vida real, lo único que podemos perder es papel mojado.

Pero si no eres de Monopoly, tienes más opciones para poner a la familia a jugar en vez de hablar. Con un plus añadido: además de divertirte y evitar discusiones, puede que incluso mejores ciertas habilidades que no sabías. «Los juegos de mesa aportan beneficios tanto an nivel cognitivo como emocional y social», relata Rodrigo. El Uno, por ejemplo, que es otro de esos juegos que están en el top de los más buscados por estas fechas (en España, según el estudio, se lleva la medalla de bronce, apúntalo si no lo tienes), nos ayuda a trabajar «la agilidad mental», que muchas veces se atrofia con tanta pantalla, destaca la experta. Para quien no lo conozca es un juego de cartas en el que el objetivo es deshacerse de todas y para eso, cuando ya solo tienes una en la mano debes decirlo cuanto antes o de lo contrario, te penalizan cogiendo unas cuantas más del mazo.

Otros, en cambio, nos ayudan con «la concentración, la memoria, la atención e, incluso, el desarrollo del pensamiento crítico, sobre todo cuando no solo se trata de aceptar la jugada de tu rival, sino que tienes que analizarla para dar tú el siguiente paso», añade Rodrigo. Lo que ocurre, es que, como estamos en un entorno lúdico, nos reímos, lo pasamos bien y no nos damos cuenta de todo ello.

Un «ensayo de la vida»

Ahora bien, ¿qué pasa cuando jugamos en familia y hay quién pierde y se enfada? ¿Son entonces tan beneficiosos estos juegos? Según la psicóloga, sí, por extraño que parezca: «Son un ensayo de la vida». En estas situaciones, nos podemos dar cuenta de, por ejemplo, nuestra falta de «tolerancia a la frustración» y actuar en consecuencia. En el caso de los niños, por ejemplo, es un momento ideal para detectar que hay que trabajar este sentimiento y percatarnos de que, a veces, al intentar sobreprotegerlos estamos consiguiendo lo contrario: no les dejamos aprender a fallar y levantarse, señala Rodrigo.

Los juegos de mesa también sirven para «fortalecer la socialización» entre personas de diferentes edades. Pero para que esto sea así hay que elegir los que sirven tanto para niños como para abuelos.

– ¿Los tienen que conocer ambos?

– O al menos deben tener reglas fáciles de aprender.

Por eso, los juegos clásicos nunca pasan de moda. Son el Quién es quién, el Risk, las cartas, el parchís... «Otra tendencia que está funcionando muy bien son juegos nuevos, pero que se bastan en juegos de mesa tradicionales», señala Rodrigo. Con estos, además, matamos dos pájaros de un tiro: superamos la barrera de los adolescentes a lo 'antiguo' y, sin embargo, no suponen un obstáculo para los más mayores, que enseguida les pillan el truco porque les suena a lo que ya conocen.

¿Otra idea para estas sobremesas navideñas? La psicóloga lo tiene claro: el ajedrez, del que ha sacado su propia versión para hacerlo más fácil y atractivo. Se llama Ajedrez con Merybliya. «Es una forma de entrenamiento mental muy buena, trabajamos la planificación, el razonamiento, la memoria y la atención». En su versión, hay, además, instrucciones para aprender, recomendaciones para todas las edades...

Y si lo que gusta en tu familia es la música, antes de montar un karaoke, tienes la opción del Hitster, que apenas lleva tres años en el mercado, pero que tiene tirón. «Está conectado con Spotify e incluye canciones de todos los estilos y los tiempos, así que mejora la cultura musical de todos los jugadores», anima Rodrigo. Y no, no tienes que cantar si no quieres, pero si lo haces, te reirás todavía más. Y seguro que menos conflictivo que hablar de política o de la cuenta corriente en la sobremesa.

Los juegos más buscados en España

1. Monopoly

Triunfa en quince países europeos, desde España hasta Alemania pasando por Polonia, Croacia, Reino Unido...«Lleva 90 años de éxito», señalan desde Solitaire.

2. Rummikub

Es para entre 2 y 4 jugadores y fue el juego del año en Alemania en 1980. Es otro veterano de la lista y un referente de la estrategia numérica y el pensamiento adaptable. S

3. Uno

Se juega con cartas y el objetivo es deshacerse de ellas lo más rápido que se pueda. «Trabajas la agilidad mental y la velocidad de procesamiento de la información», señala la psicóloga María Rodrigo.

4. Exploding Kittens

Otro juego de cartas, pero este bastante más moderno. Hará las delicias de los amantes de los gatos y ojo, que explota... no literalmente.

5. Quién es quién

Otro clasicazo que no pasa de moda. La nostalgia tiene mucho tirón. Y, además, nos ayuda a trabajar la curiosidad y a hacer preguntas.

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