Expectante por la reacción de los espectadores pero convencida de haber luchado hasta la extenuación. Así se encuentra María José Campanario tras haberse emitido las primeras promos de la próxima edición de El Desafío en la que participa como concursante.

Una experiencia intensa y sacrificada que le ha servido para salir de su zona de confort y sortear con optimismo los obstáculos propios de su enfermedad, la fibromialgia.

Una dolencia con la que convive desde hace varios años y que este proyecto suponía un riesgo añadido. Ha salido airosa y reconfortada. Tal vez por eso no descarta participar o formar parte de otros proyectos televisivos siempre y cuando no se le obligue a hablar sobre asuntos del pasado o de su intimidad.

De hecho, ha renunciado a varias entrevistas con cachés muy abultados para evitar dar que hablar o ponerse en el disparadero, Por fortuna, ha superado aquellos años de ataques inmisericordes y se plantea la vida de otra manera aunque no menos tajante.

Hace tiempo que decidió derivar todo lo relacionado con el honor y la intimidad en un despacho de abogados y sigue en la misma línea. En este sentido, una de sus grandes preocupaciones es que sus hijos puedan seguir teniendo una vida normal.

Su hija Julia, que es influencer, ha conseguido no ser considerada personaje publico, por lo que disfruta de una especie de anonimato en el que se siente cómoda. El tiempo es el juez más certero y más implacable.