"Es el tiempo de la Justicia", repite el Gobierno una y otra vez. La frase llega después de dos fuertes sacudidas: un informe de la UCO que sitúa a Santos Cerdán en la cúspide de la trama corrupta y la entrada de José Luis Ábalos en prisión. Moncloa quiere dejar estos casos en manos de los tribunales y alejarlos de la política, donde llevan meses ocupando titulares. Mientras tanto, buscan marcar agenda con otras noticias y fotografías que les alejen de la imagen de un ex ministro en la cárcel. Así, mientras Ábalos dinamitaba los puentes con el Gobierno durante su paseíllo a prisión, Pedro Sánchez firmaba un acuerdo para subir los sueldos de los funcionarios y, al día siguiente, viajaba a Malta para liderar la Internacional Socialista. Con cada paso, intenta mostrar que, pese a la tormenta de la corrupción, el Gobierno sigue adelante.
El Ejecutivo admite que la estrategia de José Luis Ábalos de disparar contra Moncloa les condena a una "pena de telediario" y, tras jornadas de silencio, deciden romperlo con una advertencia a su ex ministro: "Este Gobierno nunca se va a dejar chantajear por nadie". Así lo dijo la vicepresidenta primera, María Jesús Montero, un día después de la entrada en prisión de Ábalos y de sus últimos ataques que, a su juicio, tienen más que ver con una estrategia judicial para rebajar la condena que se le viene encima, como ya hizo el comisionista Víctor de Aldama.
Así lo piensan también otras voces del PSOE, que dicen abiertamente que no tienen ningún "aliado" en el ámbito judicial -dejando caer que la derecha sí lo tiene-, algo de lo que Ábalos es consciente, por lo que creen que lo único que busca es encontrarlos él mismo para rebajar su condena. "A Aldama le ha funcionado", recalcan. Otros apuntan a algo similar, a que "va a la desesperada", por lo que no saben con qué les puede sorprender en los próximos días. A pesar de todo, creen que el Gobierno tiene que seguir con su hoja de ruta, y eso pasa por marcar su propia agenda. "No vamos a ayudar al PP, hay que meter en la agenda otros asuntos", opina un socialista con escaño.
Esta fuente está muy pendiente de la pulsión de las bases del partido. Al respecto, asegura que el verdadero "shock interno" se produjo con la entrada en prisión de Santos Cerdán, pero que la entrada en prisión de Ábalos no está generando "especial drama". "No se ha descubierto nada nuevo, sabemos lo que ya lo sabíamos", valora al respecto. No obstante, hay otros socialistas que reconocen que esto sí puede estar haciendo daño. "Asumimos la responsabilidad, pero hay días mejores", asume otro diputado, que también cree que ahora hay que "mirar hacia delante".
Que el Gobierno mantendrá su hoja de ruta es algo que incluso los críticos dentro del partido dan por sentado. Una de estas voces opina que nada de esto marca una "línea roja" para Sánchez, cuyo único objetivo es "seguir en Moncloa" bajo la premisa de "evitar que la ultraderecha llegue al poder". Desde su perspectiva -alejada de Ferraz-, cree que el Ejecutivo aprovechará cualquier circunstancia para "alimentar la teoría de que la derecha amenaza desde todos los frentes: judicial, mediático, social y ciudadano". "Cuanto más atacan, más hay que seguir", resume sobre la estrategia que espera del Gobierno. De hecho, considera que la única razón para un adelanto electoral sería que Sánchez detecte una "ventana demoscópica", aunque por ahora apuesta a que agotará la legislatura.
Un salto a 2026
Lo cierto es que la hoja de ruta del Gobierno también se complica por momentos. La semana pasada una mayoría abrochada por Junts tumbó la senda de déficit, el paso previo para presentar los Presupuestos y, previsiblemente, esto volverá a pasar en unos días, cuando se repita la votación en el Congreso. Además, los de Carles Puigdemont ya avisaron de que no apoyarán las cuentas públicas. Estas podrían llegar en el mes de febrero, pero el PSOE tiene muy presente que, antes de esto, hay un largo parón parlamentario por las vacaciones navideñas.
Entre tanto, el Ejecutivo sigue con su hoja de ruta sin titubear. Mientras Ábalos se enteraba de que entraría en prisión, Sánchez se dejaba ver en un acto sobre la subida de sueldo a los funcionarios, un compromiso que ni estaba en su agenda. Al día siguiente volaba a Malta para liderar la Internacional Socialista, mientras su partido rompía el silencio para advertir que no se dejarían amedrentar por los dardos de Ábalos, pero sin dedicar "un minuto más" a desmentir "falsedades". La estrategia es clara: cerrar de golpe la jugada del exministro y mantener su caso estrictamente en el terreno judicial.
"Ahora es tiempo de que la Justicia esclarezca los hechos y que cada cual asuma sus responsabilidades. El que tenga que responder ante los tribunales, que lo haga. El PSOE ya ha respondido con ejemplaridad y con tolerancia cero frente a la corrupción", zanjaban desde la Dirección del partido.
El Gobierno quiere pasar página cuanto antes y algunos socialistas con años en el partido son optimistas con los próximos capítulos. Creen que las Navidades les darán un respiro -también parlamentario-, y que el mes de febrero será clave para tomar el pulso al Gobierno. Tras un mes de enero inhábil en el Congreso, el año que viene trae una agenda "intensa" en lo político, que algunos piensan que puede dar un balón de oxígeno a Sánchez.
Señalan que la pareja de Isabel Díaz Ayuso está pendiente de juicio por presunto fraude fiscal, y consideran que el avance en los casos de la mujer del presidente, Begoña Gómez, y de su hermano, David Sánchez, puede generar indignación en sus bases, como ya pasó con el ex fiscal general del Estado.
Además, en el calendario apuntan a una fecha clave. Muchos esperan que la situación legal de Carles Puigdemont pueda resolverse a principios de 2026, lo que podría permitir su vuelta a España. Estas fuentes creen que esto daría un giro a la legislatura y un respiro para agotarla, teniendo en cuenta que el año que viene es electoral, con al menos dos urnas autonómicas previstas.
El Ejecutivo admite que la estrategia de José Luis Ábalos de disparar contra Moncloa les condena a una "pena de telediario" y, tras jornadas de silencio, deciden romperlo con una advertencia a su ex ministro: "Este Gobierno nunca se va a dejar chantajear por nadie". Así lo dijo la vicepresidenta primera, María Jesús Montero, un día después de la entrada en prisión de Ábalos y de sus últimos ataques que, a su juicio, tienen más que ver con una estrategia judicial para rebajar la condena que se le viene encima, como ya hizo el comisionista Víctor de Aldama.
Así lo piensan también otras voces del PSOE, que dicen abiertamente que no tienen ningún "aliado" en el ámbito judicial -dejando caer que la derecha sí lo tiene-, algo de lo que Ábalos es consciente, por lo que creen que lo único que busca es encontrarlos él mismo para rebajar su condena. "A Aldama le ha funcionado", recalcan. Otros apuntan a algo similar, a que "va a la desesperada", por lo que no saben con qué les puede sorprender en los próximos días. A pesar de todo, creen que el Gobierno tiene que seguir con su hoja de ruta, y eso pasa por marcar su propia agenda. "No vamos a ayudar al PP, hay que meter en la agenda otros asuntos", opina un socialista con escaño.
Esta fuente está muy pendiente de la pulsión de las bases del partido. Al respecto, asegura que el verdadero "shock interno" se produjo con la entrada en prisión de Santos Cerdán, pero que la entrada en prisión de Ábalos no está generando "especial drama". "No se ha descubierto nada nuevo, sabemos lo que ya lo sabíamos", valora al respecto. No obstante, hay otros socialistas que reconocen que esto sí puede estar haciendo daño. "Asumimos la responsabilidad, pero hay días mejores", asume otro diputado, que también cree que ahora hay que "mirar hacia delante".
Que el Gobierno mantendrá su hoja de ruta es algo que incluso los críticos dentro del partido dan por sentado. Una de estas voces opina que nada de esto marca una "línea roja" para Sánchez, cuyo único objetivo es "seguir en Moncloa" bajo la premisa de "evitar que la ultraderecha llegue al poder". Desde su perspectiva -alejada de Ferraz-, cree que el Ejecutivo aprovechará cualquier circunstancia para "alimentar la teoría de que la derecha amenaza desde todos los frentes: judicial, mediático, social y ciudadano". "Cuanto más atacan, más hay que seguir", resume sobre la estrategia que espera del Gobierno. De hecho, considera que la única razón para un adelanto electoral sería que Sánchez detecte una "ventana demoscópica", aunque por ahora apuesta a que agotará la legislatura.
Un salto a 2026
Lo cierto es que la hoja de ruta del Gobierno también se complica por momentos. La semana pasada una mayoría abrochada por Junts tumbó la senda de déficit, el paso previo para presentar los Presupuestos y, previsiblemente, esto volverá a pasar en unos días, cuando se repita la votación en el Congreso. Además, los de Carles Puigdemont ya avisaron de que no apoyarán las cuentas públicas. Estas podrían llegar en el mes de febrero, pero el PSOE tiene muy presente que, antes de esto, hay un largo parón parlamentario por las vacaciones navideñas.
Entre tanto, el Ejecutivo sigue con su hoja de ruta sin titubear. Mientras Ábalos se enteraba de que entraría en prisión, Sánchez se dejaba ver en un acto sobre la subida de sueldo a los funcionarios, un compromiso que ni estaba en su agenda. Al día siguiente volaba a Malta para liderar la Internacional Socialista, mientras su partido rompía el silencio para advertir que no se dejarían amedrentar por los dardos de Ábalos, pero sin dedicar "un minuto más" a desmentir "falsedades". La estrategia es clara: cerrar de golpe la jugada del exministro y mantener su caso estrictamente en el terreno judicial.
"Ahora es tiempo de que la Justicia esclarezca los hechos y que cada cual asuma sus responsabilidades. El que tenga que responder ante los tribunales, que lo haga. El PSOE ya ha respondido con ejemplaridad y con tolerancia cero frente a la corrupción", zanjaban desde la Dirección del partido.
El Gobierno quiere pasar página cuanto antes y algunos socialistas con años en el partido son optimistas con los próximos capítulos. Creen que las Navidades les darán un respiro -también parlamentario-, y que el mes de febrero será clave para tomar el pulso al Gobierno. Tras un mes de enero inhábil en el Congreso, el año que viene trae una agenda "intensa" en lo político, que algunos piensan que puede dar un balón de oxígeno a Sánchez.
Señalan que la pareja de Isabel Díaz Ayuso está pendiente de juicio por presunto fraude fiscal, y consideran que el avance en los casos de la mujer del presidente, Begoña Gómez, y de su hermano, David Sánchez, puede generar indignación en sus bases, como ya pasó con el ex fiscal general del Estado.
Además, en el calendario apuntan a una fecha clave. Muchos esperan que la situación legal de Carles Puigdemont pueda resolverse a principios de 2026, lo que podría permitir su vuelta a España. Estas fuentes creen que esto daría un giro a la legislatura y un respiro para agotarla, teniendo en cuenta que el año que viene es electoral, con al menos dos urnas autonómicas previstas.