El número 671 de la ATP, contenido en su juego, venció a la número 1 de la WTA en dos sets (6-3 y 6-3) en una exhibición en Dubái con tenis de cartón piedra y reglas distintas
Un instante de la Batalla de Sexos entre Kyrgios y Sabalenka.EFE- JESÚS SÁNCHEZ
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Nick Kyrgios, 671 de la ATP, el jugador cuya incidencia actual en el tenis mundial obedece a su afilada lengua y su carácter irreverente más que a su poderosa raqueta, tumbó en dos sets (6-3 y 6-3) en Dubái a Aryna Sabalenka, número 1 de la WTA. Ocurrió en la llamada ‘Batalla de Sexos’, un 'revival' del duelo, más serio, de 1973 entre Billie Jean King y Bobby Briggs, que fue un partido trascendental para la profesionalización y desarrollo del tenis femenino por la victoria de la leyenda estadounidense. El show del Coca Cola Arena fue justo eso, un espectáculo burbujeante y espumoso, sin demasiado contenido que no alterará el rumbo del tenis actual, casi lo que un tuit a un libro. Ganó el australiano de 30 años, semi retirado, con la movilidad del veterano, pero más potente, pese a tener un campo más pequeño para anotar y sólo una oportunidad al servicio, el gran arma de toda su carrera, que usó a cuentagotas (un 'ace'). Sabalenka, que no es precisamente una tenista frágil y siempre emocionalmente combativa, no opuso demasiada resistencia durante los 76 minutos que duró la ¿pelea?
El partido, que no dejaba de ser un homenaje al histórico duelo los 70, encerraba una trampa mortal para la imagen de Sabalenka, la mejor jugadora del mundo. El tenis femenino ya no necesita palancas para llamar la atención ni ascender peldaños en la escalera del profesionalismo. Tampoco la bielorrusa demandaba protagonismo ni dividendos: en 2025 Aryna ha ganado 15 millones de dólares, más que Kyrgios en toda su carrera. Por tanto, ¿no se exponía demasiado la número 1 y ganadora de cuatro Grand Slam ante un rival virtualmente retirado que había jugado cinco partidos en 2025, con cuatro derrotas, y que ya es más conocido en las redes sociales que en las pistas de tenis?
Sabalenka y Kyrgios, con los trofeos que recibieron al finalizar la Batalla de los Sexos.EFEUn desafío para Sabalenka
“Simplemente estamos llevando nuestro deporte al siguiente nivel y aprovechando la increíble cantidad de visibilidad que este evento ha adquirido en los últimos meses, vamos a competir y luchar y eso hará que nuestro deporte sea aún más explosivo. Será un gran mensaje para las chicas, ver que tengo el coraje de desafiarme a mí misma y jugar contra Nick”, había dicho en los días previos Sabalenka. Tan inteligente en la pista como fuera de ella, la bielorrusa estableció la batalla contra Kyrgios como una aventura en un terreno desconocido en la que ella misma trataba de explorar sus propios límites. En el ocaso de 2025 el deporte femenino no necesita ya demostrar nada. El tiempo de validación ya pasó.
Panorámica del Coca Cola Arena.LAPRESSECelebrado en el corazón de Emiratos (donde las mujeres aún necesitan muchas conquistas), en pista rápida, con lleno en las gradas (la entrada más cara costaba en torno a 1.000 euros y la más barata 120) y con unas reglas diseñadas para ‘igualar’ la contienda (sólo se disponía de un servicio por punto y la pista de Sabalenka era un 9% más pequeña, es decir, con la zona de anotación para Kyrgios 75 centímetros más estrecha), el encuentro, con la presencia de los vips Ronaldo Nazario y Kaká, entre otros, fue por momentos divertido pero irreal. Tenis ficción, efectivo para conseguir titulares en un momento sin torneos.
Kyrgios y Sabalenka, antes del sorteo.LAPRESSEEl atuendo de lentejuelas de Sabalenka para presentarse en la cancha hablaba de la enjundia del encuentro. A los dos les costó coger el aire a la tarde, sobre todo porque el servicio, sin posibilidad de fallar, era más un hándicap que una ventaja. Los 'breaks' (cinco consecutivos) se sucedieron hasta que Kyrgios, algo contenido en el golpeo para ajustarse a las dimensiones de una cancha distinta, consolidó una ruptura y se llevó el primer set en 32 minutos (6-3).
Sabalenka, entregada a la fiesta, bailó 'La Macarena' en un tiempo muerto del segundo set, que fue algo más competido. Pero Kyrgios, sin fondo físico, no quiso asumir riesgos en un hipotético tercer set que hubiese contentado a los organizadores. En su cuarta pelota de partido, después de escucharse también el 'Aserejé', Kyrgios, poco histriónico para lo que acostumbra, se llevó la cuarta Batalla de Sexos de la historia.
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