La movilidad geográfica de los universitarios es cada vez mayor. El llamado distrito único permite a los bachilleres estudiar en cualquier campus público de España con la nota de Selectividad que sacan en su lugar de residencia. Esta posibilidad de desplazarse y dejar de vivir con los padres es una ventana abierta al mundo. El problema es que, en un contexto de pérdida de plazas públicas, unas CCAA ponen exámenes de acceso a la universidad más fáciles que otras. Y eso deja sin sitio a los jóvenes que más se esfuerzan.
La Comunidad de Madrid acoge a un 25,5% de alumnos de grado de otras autonomías, el triple que Cataluña, que sólo atrae al 7% debido a la imposición lingüística. Esto hace que las notas de corte de los campus catalanes sean más bajas que en otros territorios, a pesar de su buena reputación. Cataluña es la región con menor movilidad entre autonomías junto a Baleares, donde solo se desplazan el 3,9% de universitarios de otras comunidades.
Los datos proceden del informe de la Fundación Conocimiento y Desarrollo (CYD), un exhaustivo trabajo publicado ayer que revela que la movilidad geográfica ha aumentado en torno a tres puntos porcentuales en el último lustro. Si, en el curso 2019/20, el 16,2% los matriculados de grado en universidades presenciales españolas tenía su domicilio en otra región o en el extranjero, este porcentaje ha crecido al 19% en el curso 2023/24.
"Diferencias significativas"
El estudio del think tank que preside Ana Botín ve «diferencias territoriales significativas». En matrículas de grado, Baleares, Cataluña, Galicia, Canarias, Andalucía y Asturias son las que presentan niveles más bajos de movilidad entre comunidades autónomas. En el extremo opuesto destacan Navarra, donde más del 40% de los estudiantes es de fuera (el 7,4% reside en el País Vasco y el 12,4% en el extranjero) y La Rioja, con el 40% (14,2% de navarros y 11% de vascos).
«Estos datos reflejan la relevancia de la proximidad geográfica en la elección de centro», explica el estudio, que ve visible este patrón también en Castilla y León: del 33% de alumnos de otras regiones que recibe, el 17% reside en las limítrofes Extremadura (4,6%), Galicia (3,2%), Madrid, (4,3%) Asturias (2,3%) y Cantabria (2,5%).
Madrid, por su parte, «combina ambos flujos»: atrae a alumnado de todo el país, especialmente de su vecina Castilla-La Mancha (6%), pero también del extranjero (5,7%).
Castilla y León y Madrid son las regiones que más piden una Selectividad única en toda España que permita acabar con las diferencias de nivel en el acceso a la universidad porque ven que muchos de sus alumnos locales se quedan sin plaza. Las diferencias en el acceso a la universidad serán menores a partir de 2026 a la hora de corregir las faltas de ortografía o en la estructura de los exámenes, pero los rectores han renunciado a unificar los contenidos.
"Eleva la competencia"
La presión también se incrementa porque, mientras que las solicitudes para entrar en el grado han crecido un 26% en la última década, la oferta de plazas públicas disponible ha disminuido levemente, un 0,6%. «Esto ha elevado las tasas de ocupación y competencia, reduciendo el acceso a la primera opción formativa del estudiantado», dice el estudio de la Fundación CYD. Hay campos donde no hay ni un postulante por plaza, mientras que en ámbitos como la Salud, la Informática y las Ciencias la oferta pública «resulta insuficiente frente a la demanda», «favoreciendo el trasvase hacia universidades privadas y profundizando las desigualdades sociales».
Por ejemplo, en Medicina hay 9,52 solicitantes por cada plaza disponible; en Enfermería, cuatro aspirantes por cada hueco; y, en Veterinaria, 7,36. Los investigadores han detectado que, del crecimiento del alumnado de nuevo ingreso en Informática, Salud y Matemáticas en la última década, el sector privado ha absorbido el 68%, el 76% y el 40% respectivamente.
Por eso no es casual que la movilidad geográfica más alta se registre en Ciencias de la Salud, que incluye titulaciones de fuerte carácter vocacional, como Medicina (el 29,3% del alumnado reside fuera de su región en el grado y el 46,7%, en el máster). Es el área con mayor competencia y con el más evidente «desajuste» entre la oferta de plazas públicas y la demanda de alumnos.
«Esta situación evidencia la necesidad urgente de que las universidades públicas ganen capacidad de adaptación, tanto para ampliar plazas en titulaciones clave como para reestructurar la oferta con baja demanda», apuntan los expertos de la Fundación CYD, que añaden que estas medidas no llegan a materializarse nunca por «limitaciones presupuestarias, burocracia, escasa autonomía y resistencias internas al cambio».