Cuando hablamos de relojes, existe una tendencia natural a pensar que para tener algo "bueno" y con nombre en la muñeca hay que dejarse el sueldo. Mucha gente acaba recurriendo a marcas de moda que venden relojes por puro marketing, sin saber que, si buscas un poco, existen casas relojeras con una historia y una reputación intachable que ofrecen auténticas joyas a precios que parecen mentira.
Y en este terreno, Seiko es la reina indiscutible. La firma japonesa lleva décadas demostrando que la calidad y la precisión no tienen por qué ser un lujo exclusivo, y el modelo Seiko SNZH53K1 es la prueba viviente de ello. Por unos 149 euros, este reloj ofrece tanto que casi parece un error de precio, posicionándose como una opción 'low cost' de manual para quien quiere entrar en el mundo de la relojería automática por la puerta grande.
Un reloj de gran calidad, a pesar de su precio
Lo primero que llama la atención de este modelo es su apodo. En los foros de aficionados se le conoce cariñosamente como el "Fifty Five Fathoms", un guiño descarado a su parecido estético con el legendario Blancpain Fifty Fathoms, uno de los relojes de buceo más icónicos y caros de la historia.
El SNZH53K1 captura esa esencia clásica de diver de los años 50 con un bisel giratorio unidireccional cubierto por un inserto de cristal Hardlex abombado, algo muy poco común en este rango de precios y que le da un brillo y una profundidad visual espectaculares.
La esfera azul marino con acabado "sunburst" –rayos de sol– juega con la luz de una forma hipnótica, cambiando de tono según le dé el sol, y los índices aplicados plateados le dan un toque de elegancia que lo hace apto tanto para llevar con vaqueros como con un traje.
Pero lo importante está dentro. Como buen miembro de la familia Seiko 5 Sports, este reloj es automático. Se alimenta del movimiento de tu muñeca gracias al fiable calibre 7S36 de Seiko.
Es un motor de batalla, conocido por su robustez y durabilidad, con 23 rubíes y una reserva de marcha de unas 40 horas. No necesitas pilas, no necesitas darle cuerda –aunque este calibre no admite carga manual ni parada de segundero, algo típico de los movimientos Seiko más básicos pero eternos–; simplemente póntelo y él hará el resto.
Además, cuenta con una tapa trasera de cristal que te permite ver el mecanismo en funcionamiento, el rotor girando y el corazón del reloj latiendo, un detalle que siempre enamora a quien tiene su primer automático.
La caja de acero inoxidable de 42 mm tiene el tamaño justo para tener presencia sin resultar exagerada, y sus asas cortas hacen que se adapte bien incluso a muñecas no muy grandes. Es resistente al agua hasta 100 metros (10 ATM), lo que significa que puedes nadar y hacer snorkel con él sin preocupaciones, aunque no es un reloj de buceo profesional certificado.
El brazalete de acero cumple, aunque como suele pasar en los Seiko de entrada, es quizás el punto más flojo; sin embargo, este modelo es un auténtico "strap monster": le queda bien cualquier correa, desde una de cuero vintage hasta una NATO de nailon o una milanesa, cambiando su personalidad por completo.
Y en este terreno, Seiko es la reina indiscutible. La firma japonesa lleva décadas demostrando que la calidad y la precisión no tienen por qué ser un lujo exclusivo, y el modelo Seiko SNZH53K1 es la prueba viviente de ello. Por unos 149 euros, este reloj ofrece tanto que casi parece un error de precio, posicionándose como una opción 'low cost' de manual para quien quiere entrar en el mundo de la relojería automática por la puerta grande.
Un reloj de gran calidad, a pesar de su precio
Lo primero que llama la atención de este modelo es su apodo. En los foros de aficionados se le conoce cariñosamente como el "Fifty Five Fathoms", un guiño descarado a su parecido estético con el legendario Blancpain Fifty Fathoms, uno de los relojes de buceo más icónicos y caros de la historia.
El SNZH53K1 captura esa esencia clásica de diver de los años 50 con un bisel giratorio unidireccional cubierto por un inserto de cristal Hardlex abombado, algo muy poco común en este rango de precios y que le da un brillo y una profundidad visual espectaculares.
La esfera azul marino con acabado "sunburst" –rayos de sol– juega con la luz de una forma hipnótica, cambiando de tono según le dé el sol, y los índices aplicados plateados le dan un toque de elegancia que lo hace apto tanto para llevar con vaqueros como con un traje.
Pero lo importante está dentro. Como buen miembro de la familia Seiko 5 Sports, este reloj es automático. Se alimenta del movimiento de tu muñeca gracias al fiable calibre 7S36 de Seiko.
Es un motor de batalla, conocido por su robustez y durabilidad, con 23 rubíes y una reserva de marcha de unas 40 horas. No necesitas pilas, no necesitas darle cuerda –aunque este calibre no admite carga manual ni parada de segundero, algo típico de los movimientos Seiko más básicos pero eternos–; simplemente póntelo y él hará el resto.
Además, cuenta con una tapa trasera de cristal que te permite ver el mecanismo en funcionamiento, el rotor girando y el corazón del reloj latiendo, un detalle que siempre enamora a quien tiene su primer automático.
La caja de acero inoxidable de 42 mm tiene el tamaño justo para tener presencia sin resultar exagerada, y sus asas cortas hacen que se adapte bien incluso a muñecas no muy grandes. Es resistente al agua hasta 100 metros (10 ATM), lo que significa que puedes nadar y hacer snorkel con él sin preocupaciones, aunque no es un reloj de buceo profesional certificado.
El brazalete de acero cumple, aunque como suele pasar en los Seiko de entrada, es quizás el punto más flojo; sin embargo, este modelo es un auténtico "strap monster": le queda bien cualquier correa, desde una de cuero vintage hasta una NATO de nailon o una milanesa, cambiando su personalidad por completo.