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Gente celebra la Navidad en la Puerta del Sol en Madrid. EPMiércoles, 24 de diciembre 2025, 00:01
... salón de actos de un colegio. «Qué bonito lo lleva usted», mentí, porque, después de ver 'Mujeres al borde de un ataque de nervios', una sabe que si se sube en un mambo taxi (o en un villancico taxi) más le vale caerle bien al conductor por si en mitad del trayecto le hacen falta colirio, consuelo o refugio emocional.Cuando todavía resonaban las campanas en el techo del coche, se coló el villancico más triste del mundo: 'Madre, en la puerta hay un niño'. Lo cantaba siempre mi tito Pepe, y aunque mis primas y yo le pedíamos que entonara algo más alegre, él, firme en su tradición lacrimógena, volvía cada Nochebuena a ese niño más hermoso que el sol bello que pasaba frío en la puerta. Mientras el taxista marcaba el compás dándole golpecitos al volante, a mí se me llenaron los ojos de lágrimas. «No tendrá colirio, ¿verdad?», le pregunté. Y allí, en mitad de ese villancico, entendí que no huía de la Navidad: solo estaba dando una vuelta en taxi por mis Navidades pasadas para volver a las presentes. Pagando suplemento, claro. Feliz Navidad.
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