- URA MILLÁN, COCO LIU, OLIVIA RUDGARD Y KYLE STOCK BLOOMBERG GREEN
Las emisiones de gases de efecto invernadero que calientan el planeta siguieron aumentando en 2025 y los compromisos de los países de reducirlas están lejos de lo que deberían estar para evitar un cambio climático catastrófico, pero también hubo aspectos positivos.
El mundo se está descarbonizando más rápido de lo esperado hace diez años y se espera que la inversión en la transición a la energía limpia, que incluye todo desde la energía eólica y solar hasta las baterías y las redes, haya alcanzado un nuevo récord de 2,2 billones de dólares a nivel mundial en 2025, según una investigación de la Unidad de Inteligencia Energética y Climática, una organización sin fines de lucro de Londres.
"¿Es esto suficiente para mantenernos seguros? No, claramente no lo es", dijo Gareth Redmond-King, director internacional de ECIU. "¿Es un progreso notable comparado con lo que esperábamos? Claramente lo es".
Este también fue el año en que la capacidad de energía renovable alcanzó nuevos máximos, las baterías se abarataron más que nunca y se hizo realidad un nivel de protección sin precedentes para alta mar. La inteligencia artificial aceleró y optimizó la investigación climática, y aumentó la precisión de los pronósticos meteorológicos. E incluso a medida que los estragos del cambio climático se hacían más evidentes, las economías y las personas pudieron acceder a un número creciente de instrumentos para protegerse.
A continuación, un vistazo a estas y otras inversiones, innovaciones y cambios de políticas que resultaron positivos para el clima en 2025:
Auge de la energía limpia
La inversión global en tecnologías limpias superó con creces la destinada a industrias contaminantes. Por cada dólar destinado a proyectos de combustibles fósiles, dos dólares se destinaron a energía limpia, según la ECIU . Para China, la UE, EEUU e India, los cuatro mayores contaminadores, la inversión fue de 2,60 dólares.
Los fondos que fluyeron hacia la energía renovable establecieron otro récord en el primer semestre de este año y aumentaron un 10% en comparación con el mismo período de 2024, a 386 mil millones de dólares, según la última investigación disponible de BloombergNEF.
La energía solar y eólica crecieron con la suficiente rapidez como para satisfacer la nueva demanda de electricidad a nivel mundial en los tres primeros trimestres de 2025, según Ember, un centro de estudios energéticos del Reino Unido. Esto significa que la capacidad renovable alcanzará un nuevo récord mundial este año, con un aumento del 11% previsto por Ember a partir de 2024.
En los últimos tres años, la capacidad renovable creció casi un 30% de media. Esto sitúa al mundo al alcance del objetivo establecido en la COP28 en Dubái en 2023 de triplicar la energía limpia para 2030.
China lidera la iniciativa, y se espera que el mayor contaminante del mundo haya generado el 66% de la nueva capacidad solar y el 69% de la nueva energía eólica a nivel mundial este año, según Ember. Las energías renovables también avanzaron en partes de Asia, Europa y Sudamérica.
El beneficio climático de la IA
La explosiva demanda energética de la inteligencia artificial también está cambiando el rumbo de la inversión en tecnologías verdes, que se había estancado en los últimos años. Durante los tres primeros trimestres de este año, la inversión global en tecnologías limpias, dominada por la financiación de reactores nucleares de nueva generación, energías renovables y otras soluciones que ayudan a alimentar los centros de datos, ya ha superado la cifra total de 2024. Esto marca el primer aumento anual del sector desde el pico de 2022.
Y a pesar del retroceso de las políticas climáticas por parte del presidente Donald Trump, el principal indicador del S&P que mide la energía limpia ha subido alrededor de un 50% este año, superando a la mayoría de los demás índices bursátiles e incluso al oro. Ese mismo entusiasmo también ha contribuido a canalizar más capital hacia el desarrollo y la modernización de la red eléctrica, un pilar fundamental de la transición energética global.
El auge de la inteligencia artificial también está contribuyendo a posibilitar nuevas soluciones climáticas y a acelerar la investigación científica.
Los vehículos eléctricos autónomos de Waymo utilizan IA para optimizar la planificación de rutas y minimizar el tiempo de inactividad, reduciendo así su huella de carbono . Mientras tanto, los inspectores de puentes implementan sistemas de escaneo con IA para proteger las infraestructuras críticas del calor extremo. La IA también ayuda a los científicos a identificar y contabilizar especies en peligro de extinción, y a los meteorólogos a ser más precisos.
Baterías más baratas
Los precios de las baterías, desde hace tiempo un punto de fricción en la electrificación de una gama de productos, siguen bajando.
Los precios por kilovatio-hora de capacidad de batería cayeron un 8% este año, alcanzando un récord de 108 dólares, y se espera que bajen un 3% más el próximo año, según BloombergNEF. Esta disminución se debe a una mejor fabricación, fórmulas químicas más económicas y un exceso de producción, factores que han compensado el aumento de los precios de los metales que componen las baterías.
La caída de precios mejora la rentabilidad de una gama de productos, desde cortadoras de césped hasta drones comerciales. Los fabricantes de automóviles, en particular, podrán impulsar la adopción de vehículos eléctricos con mayor autonomía y menor coste.
Almacenamiento
Se podría decir que el mayor desbloqueo se dará en los sistemas de almacenamiento a gran escala que almacenan energía de parques solares y eólicos y la distribuyen gradualmente durante los picos de demanda de electricidad.
La Administración de Información Energética de EEUU estima que 18,2 gigavatios de capacidad de almacenamiento estarán en funcionamiento en 2025, lo que representa un aumento del 77% con respecto al año anterior y casi un tercio de la nueva energía del país. Estas instalaciones son ahora una de las opciones más económicas para las empresas de servicios públicos que buscan construir una central eléctrica; pronto, serán aún más económicas.
Progreso internacional
En el año en que Trump retiró a Estados Unidos del Acuerdo de París y arremetió contra la tecnología limpia, la comunidad global obtuvo grandes victorias.
Tres años después de su adopción, el llamado Tratado de Alta Mar consiguió finalmente el número de ratificaciones necesarias para entrar en vigor en enero de 2026. Permitirá proteger el 60% de los mares que no están bajo la jurisdicción de ningún país, regulando por primera vez lo que se puede y no se puede hacer en aguas internacionales.
Establece el marco para el establecimiento de áreas marinas protegidas y exige la realización de evaluaciones de impacto ambiental para actividades que podrían tener un impacto perjudicial o desconocido en alta mar. Esto ocurre en un momento de creciente interés en utilizar el océano para absorber y almacenar dióxido de carbono y extraer los minerales raros que se encuentran en su lecho.
Mientras tanto, la Corte Internacional de Justicia emitió un fallo pionero a favor de la acción climática, que promete transformar la forma en que las ONG y los activistas exigen responsabilidades a los gobiernos. En julio, la corte determinó que los países corren el riesgo de violar el derecho internacional si no trabajan para limitar el calentamiento global al umbral de 1,5 °C acordado en la conferencia climática de París de 2015. Se trata de una opinión consultiva, pero representantes de Vanuatu, el país que presentó el caso, afirmaron que podría utilizarse para presionar a los gobiernos a tomar más medidas contra el cambio climático.
Política climática
Mientras Estados Unidos reducía su política ambiental, otros países siguieron adelante. Australia , Dinamarca y el Reino Unido anunciaron objetivos de emisiones más ambiciosos. Si bien China se mostró más tímida en sus objetivos, la mayoría de los expertos prevé que superará su objetivo de reducir las emisiones entre un 7% y un 10% con respecto a los niveles máximos para 2035 , dada la velocidad con la que está expandiendo su capacidad de energía limpia.
Las capitales globales, históricamente dominadas por el automóvil, han comenzado a contraatacar, buscando animar a sus residentes a caminar y usar la bicicleta. Las ciudades europeas están más avanzadas en este camino, pero en enero, la ciudad de Nueva York implementó medidas diseñadas para disuadir a los conductores de entrar en ciertas zonas de la ciudad. Para abril, ya era evidente que el cambio estaba reduciendo la congestión y acortando los tiempos de viaje. Más recientemente, investigadores han detectado una disminución del 22% en la contaminación por partículas nocivas en la zona donde se aplican las tarifas.
En general, la política climática muestra indicios de estar firmemente arraigada en las políticas gubernamentales nacionales, según la investigación de la ECIU. Los retrocesos de la administración Trump en regulaciones climáticas y ambientales clave implican que la proporción de la economía global cubierta por los objetivos de cero emisiones netas se redujo a poco más del 80%, frente a más del 90% en 2024. Sin embargo, los objetivos y políticas estatales se mantienen firmes e impiden que esa cifra siga disminuyendo.
Victorias para la adaptación
Mientras tanto, la adaptación al cambio climático también está atrayendo más financiación. La fundación del multimillonario filántropo Bill Gates anunció en noviembre que destinará 1.400 millones de dólares a lo largo de cuatro años para ampliar el acceso a innovaciones que ayuden a los agricultores de África y Asia a ser más resilientes. La cumbre anual sobre el clima de la ONU de este año también concluyó con un nuevo acuerdo para triplicar la financiación para la adaptación, alcanzando los 120.000 millones de dólares anuales para 2035.
Bonos de catástrofe
El huracán Melissa, una tragedia que cobró la vida de decenas de personas en Jamaica y destruyó aproximadamente el 40% de la producción económica anual del país, también sirvió como un triste ejemplo de cómo los bonos de catástrofe pueden contribuir a transferir parte de los riesgos climáticos a los mercados de capitales. La mortal tormenta provocó el pago total de los bonos de catástrofe de Jamaica por valor de 150 millones de dólares, disipando las dudas sobre la eficacia de estos instrumentos.
A medida que el cambio climático genera fenómenos meteorológicos más extremos, los bonos de catástrofe también emergen como una nueva herramienta para financiar la preparación ante desastres. Estos instrumentos financieros, diseñados para pagar una cantidad específica si los daños causados por desastres naturales provocados por el clima son graves, se han utilizado tradicionalmente para cubrir pérdidas. Pero este año, Carolina del Norte, un estado propenso a huracanes, ha ampliado su uso con la emisión de un nuevo bono de catástrofe que incentiva la adaptación .
Si no se producen pérdidas importantes, 2 millones de dólares regresan a la Asociación de Suscripción de Seguros de Carolina del Norte, emisora del bono, que luego utiliza el dinero para ayudar a instalar supertechos resistentes al viento. A medida que más propietarios instalan estos techos, el precio anual del bono se reajusta para tener en cuenta la exposición cambiante.
El nuevo bono atrajo 600 millones de dólares en interés de los inversionistas, casi duplicando su oferta inicial. NCIUA, la aseguradora estatal de Carolina del Norte, también espera que los nuevos techos resilientes ayuden a reducir las reclamaciones de seguros y los costos de reaseguro.
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